Retomemos el hilo perdido.
Decíamos ayer que fuimos a un concierto de Juan Pons y la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo. Verdis variados, entre los que Monseñor se permite destacar una hermosísima Muerte de Posa y un soberbio, inmenso, enorme, descomunal Falstaff. Impresionante. El Cortigiani con el que terminó la parte verdiana del recital fue muy logrado, muy distinto del que habíamos oido a Álvarez, pero convincente también al 100%. En el Credo Pons hizo gala de toda su astucia, esquivando las partes vocales con gran profesionalidad y creando un Yago muy creible. Di Provenza, para calentar, muy bien. El Eri tu fue la parte más floja del recital, para mi gusto. (peazo programa, como se podrá comprobar).
Una divertidísima propina del Maestro Campanone, un delirio rossiniano pero en cristiano; y una sentimental canción menorquina de la que no entendimos ni palabra cerraron el recital.
Algunos daban ya por muerto a Pons. Que me den muchos como él, porque demostró que está estupendo, y que cumple a un nivel del que no muchos pueden presumir después de tantos años de carrera.
Creo recordar que alguien a quien aprecio mucho de este foro no disfruta tanto como yo con Pons.
Aprovechando que Oviedo es un pueblo, pasó esto:
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(nótese la señal)
Y aprovechando que el Nalón pasa por San Juan de la Arena, nos fuimos a cenar los Cuatro Muleros, el desaparecido de este foro Cappu74 y nuestro buen Le Gouverneur. Nos tomamos unas sidrillas en el Gato Negro para calentar, y luego fuimos al Raitán, donde devoramos fabada (¿para cenar? Orrore), patatas a la importancia, mejillones picantes, croquetas, chipirones al estilo de Luanco (en su tinta y con arroz blanco), cebollas rellenas y alguna barbaridad más, un surtido de postres asturianos y varias jarras de sangría de sidra.
Como siempre, la foto se hizo al final:
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Después de la cena, animadísima tertulia hasta las tres de la mañana.