Tras pedir turno para charlar sobre
Rosa Ponselle, y ante la polémica cantantes antiguos-cantantes modernos, barajé la posibilidad de incluir algunas otras intérpretes en esta sección. Al final, el que mucho abarca poco aprieta, y por tanto me he limitado a presentar junto a la gran diva a una extraordinaria soprano dramática, de una altura cercana a la inalcanzable de Ponselle, que fueron además grandes amigas. Me refiero a
Rosa Raisa.
Por tanto, este mes tendremos como protagonistas a las dos Rosas.
Empiezo con un autoplagio sobre
Ponselle:
Su vida
Viernes, 15 de Noviembre de 1918. La Gran Guerra ha terminado apenas cuatro días antes y en el Metropolitan Opera House de Nueva York está prevista una velada con el estreno en la ciudad de una ópera de Verdi,
La Forza del Destino.
La máxima estrella del espectáculo será el gran tenor italiano Enrico Caruso. Como Leonora, está anunciada una joven desconocida que apenas cuenta con 21 años de edad. Durante las siguientes diecinueve temporadas, mientras que la joven americana va desarrollando su carrera, nadie recuerda aquella velada otoñal como el estreno de una ópera de Verdi en la gran metrópoli, sino como la presentación de una cantante destinada a ser una de las mayores glorias de todos los tiempos, un hito que todavía resuena en Nueva York, la favorita del MET: la presentación de Rosa Ponselle.
Nacida Rosa Melba Ponzillo, el 22 de Enero de 1897 en Meriden, CT, se dedicaba al vaudeville junto a su hermana Carmela. El representante de ambas, William Thorner, consiguió una audición con Caruso en la primavera de 1915. Tras escucharla cantar, la estrella italiana se acerco a Ponselle y le dijo: “Cantarás conmigo. En el Metropolitan”. El responsable del Metropolitan no daba crédito a sus oídos cuando Caruso le hizo la propuesta. En realidad, no era tan descabellado. No tenían, por motivo de la guerra, ninguna soprano de categoría disponible para cantar junto a Caruso y éste pensaba que un éxito supondría una buena propaganda para el teatro, una gran oportunidad para todas las muchachas americanas interesadas en cantar ópera algún día.
Se preparó una audición para Ponselle. Debía cantar nada menos que “Casta Diva”. La joven no conocía el aria y la preparó en un par de días con su maestro, Nino Romani. Cuando llegó el momento, ofreció una gran interpretación justo hasta los últimos compases donde... ¡ se desmayó !. A pesar de todo, fue contratada para cantar la Forza junto a Caruso.
Ponselle pasó todo el verano y el mes de Octubre estudiando la obra y preparando su papel, siguiendo además un estricto régimen de adelgazamiento que la hizo perder cerca de quince kilogramos. La noche del estreno, tras un sólido primer acto, se dispuso a cantar “Pace, pace mio Dio”... El resto es historia.
Hasta su retirada en 1937 Ponselle fue la estrella femenina del MET, donde intervino en óperas como
Cavalleria Rusticana, La Juive, Ernani, Il Trovatore, Aida, La Gioconda, Don Carlo, L’Africaine, Andrea Chenier, Traviata, Don Giovanni, Norma, Carmen,... También cantó en otros teatros americanos y ofreció numerosos recitales. Fuera de Estados Unidos solamente cantó tres temporadas en el Covent Garden (
Norma, Gioconda, Traviata, L’amore dei tre re,.. ) y una actuación en Florencia (
La Vestale ). Su mayor decepción fue la poca fortuna de las óperas que estrenó:
The Legend, Fedra y La notte di Zoraima.
En 1937, tras cantar una
Carmen en Cleveland, Rosa Ponselle decidió renunciar al teatro en la cima de su éxito, a los 40 años de edad. Nunca volvió a cantar en público, aunque en 1954 accedió a grabar para su compañía un precioso disco desde su mansión “Villa Pace”. Así acabó la carrera de una soprano que, en palabras de un crítico americano: “ Never made a single bad 78, as she never gave a bad performance “. El 25 de Mayo de 1981 la gran cantante murió en su domicilio y fue enterrada en Baltimore, MD, ciudad en la que vivió desde su retirada.
Su arte
Timbre bello, profundo, con una riqueza armónica extraordinaria. Una voz grande, comparable a la de una Flagstad, pero dotada de gran flexibilidad. La homogeneidad perfecta en todo el registro. Su dominio del legato era legendario. La extensión original abarcaba tres octavas desde el Do2 al Do5, aunque en los últimos años de su carrera se aprecian crecientes dificultades en el extremo agudo. Manejaba los reguladores con gran maestría, para algunos críticos el ejemplo más perfecto de
messa di voce se encuentra en su “Pace, Pace mio Dio”.
Nos encontramos ante una de las mejores, tal vez la mejor, soprano dramática de la historia. Su registro grave es de una riqueza excepcional, lo que combinado a sus problemas en el agudo al final de su carrera ( que manejaba haciendo transponer un semitono o un tono entero determinadas arias ), hace pensar que si hubiera prolongado su carrera diez o quince años más, se hubiera establecido en el repertorio de mezzo.
Además Ponselle tenía un oído musical extraordinario, tocaba muy bien el piano y leía la partitura orquestal con gran facilidad. Sus dotes de actriz han sido más discutidas, y las críticas van desde una admiración sin reservas hasta severos rapapolvos a una supuesta sobreactuación en sus últimas representaciones de
Carmen.
Un buen libro sobre Ponselle:
y para empezar a abrir boca la escuchamos en una de sus obras más queridas, procedentes de su etapa del vaudeville: Kiss Me Again, cantada ya al borde de su retirada en 1937.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Oe9_V-vkg88[/youtube]
Rosa Raisa
Esta notablemente “fea” mujer (en opinión del estimado forero Gerardo Roesvaenge) nació en Bialystok, Polonia, en 1893. De ascendencia judía, escapó de un
progrom a los 14 años emigrando a Nápoles, donde estudió con Barbara Marchisio.
Su debut se produjo como Leonora (la de
Oberto) en 1913 en Parma, durante celebraciones en honor a la memoria de Verdi. Ese mismo año dió el salto a América cantando la Reina Isabel en
Cristoforo Colombo. Tras un par de años en Chicago regresó a Europa, cantando en el Covent Garden. Desde ese momento alternó ambos continentes estrenando frecuentemente óperas veristas en América.
En la Scala, creó Asteria en la ópera de Boito
Nerone (1924) y
Turandot, con Miguel Fleta, en 1926, además tuvo un notable éxito como Leonora (del
Trovatore). Su última gran actuación fue una
Tosca en el Covent Garden en 1933. Contrajo matrimonio muy joven con el barítono Giacomo Rimini, con quien tuvo una hija. Además de las citadas, sus principales papeles fueron:
Norma, La Juive, La Fanciulla del West, Suor Angelica, Un Ballo in Maschera, Francesca da Rimini, Lohengrin y
Tannhäuser.
Raisa falleció en 1963, en Estados Unidos, país del que había adoptado la nacionalidad.
Los críticos de la época coinciden en señalar que la voz de Raisa era verdaderamente grande, enorme. Dotada además de un sólido registro agudo, convincente coloratura, timbre muy personal (a mí me parece precioso). También presentaba algunas deficiencias técnicas: registros carentes de la suficiente homogeneidad, afinación dudosa en algunos momentos, casi siempre coincidiendo con las partes más líricas del rol, un legato francamente mejorable…. Minucias. Hoy sería la más grande soprano dramática, con varios cuerpos de ventaja.
Un excelente libro sobre Rosa Raisa:
y para abrir boca empezamos con una interpretación de una canción judía, en yiddish, titulada Eili, Eili con la que solía cerrar sus recitales.
Eili, Eili