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NORMA (PARTE III)
En abril y mayo de 1954, María Callas registra su primera Norma en estudio, dirigida por Tullio Serafin, con un reparto que tradicionalmente ha sido criticado: el Pollione escasamente belcantista de Mario Fillipeschi (es un pecado que, sin embargo, puede achacarse a casi todos los que han interpretado el papel), la ya demasiado madura (aunque todavía magnífica cantante) Ebe Stignani y el eternamente afónico Nicola Rossi-Lemeni.
A mi juicio, si un aficionado inexperto quiere conocer la Norma de María Callas, esta es la grabación que debe escuchar, porque su encarnación es excelente, todavía la encuentra en un momento vocal bueno y se puede apreciar con buen sonido, cosa que lamentablemente no podemos decir de la cumbre que es la interpretación de La Scala, que requiere (por la calidad del audio) unos oídos un poquito más curtidos.
En esta Norma, grabada ya después del adelgazamiento de Callas, notamos algún cambio en la interpretación, ya que aunque la voz se ha hecho menos rotunda, el retrato ha ganado en detalles, refinamiento en el fraseo y equilibrio entre la Norma de los momentos íntimos, la mujer enfurecida y la figura pública.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=m6j9AqH-Imw[/youtube]
El 1º de noviembre de 1954, María Callas hace su tardío debut en los Estados Unidos, cantando Norma en la recién creada Lyric Opera de Chicago, compañía que se había intentado formar a finales de los años 40 y que había contratado a Callas para una Turandot, sin que el proyecto llegara a cuajar, como ya lo comentáramos en este hilo. Actuó en dos funciones del papel junto a Simionato, Picchi y Rossi-Lemeni, bajo la dirección de Nicola Rescigno.
Las dos Normas de 1955 se conservan afortunadamente completas en registro de audio, y son dos testimonios extraordinarios de la interpretación que Callas haría del rol. La primera corresponde a una transmisión radial de la RAI, con Ebe Stignani, Mario del Monaco y Giuseppe Modesti, dirigidos por Serafin.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=NW6SmZV2eMU&feature=related[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=zlzBGVrL6LY[/youtube]
De diciembre de ese año nos queda el testimonio cumbre de la aportación de Callas a este papel. El 7 de diciembre de 1955 se inaugura la temporada de La Scala, precisamente con Norma (la segunda y última serie de representaciones del papel que haría la soprano en el teatro milanés), con un elenco de primera: Mario del Monaco, de voz broncínea y tosco en el aria, pero bastante efectivo en el último acto; la extraordinaria Giulietta Simionato y el discreto (pero al menos decente vocalista, en comparación con Rossi-Lemeni) Nicola Zaccaria, bajo la batuta de Votto.
Comentar esta Norma parece innecesario a estas alturas, porque creo que casi todos deben conocerla sobradamente en este patio. A pesar de que el instrumento no tiene el poder y la estabilidad que mostraba, digamos, en el Covent Garden, es una muy buena noche de Callas desde el punto de vista vocal, y la serie de detalles que incluye (los diminuendos y pianissimi en el primer dúo con Adalgisa y en su confesión final, por ejemplo), son legendarios. Esta es una de las más grandes noches de ópera jamás preservadas en disco.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=-nWESncT7Pw[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=kVbiZIQbnAU[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=NW6SmZV2eMU&feature=related[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=IwvAvaAx7nk[/youtube]
De esta función se conservan en video los últimos segundos de la ópera, lo que constituye un recuerdo sentimental de una noche histórica:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=_QcvciUtOjY&NR=1[/youtube]
El 29 de octubre de 1956, fecha inaugural de la temporada 1956-1957 del Metropolitan Opera House en Nueva York, María Callas hace su esperado debut en esa sala, con resultados un tanto irregulares. Callas actuó muy poco en el MET y nunca se sintió cómoda en ese teatro, por varios factores: Rudolf Bing y ella nunca se llevaron bien, en el MET no se ensayaba suficiente ni le daban nuevas producciones, y la paga era mucho más reducida que en otros lugares. Además, justo antes del debut de Callas aparece un reportaje en la revista Times donde se reflejaba una imagen negativa de la cantante y se entrevistaba a su madre, quien asumió una posición de mártir que afectó la imagen de Callas ante el público norteamericano.
En suma, el debut de Callas, que había causado una expectativa enorme (la gente hizo fila durante dos días para conseguir entradas, que se vendieron a precios inimaginables), no fue un éxito completo como el que había conseguido en otras plazas. He leído testimonios de viejos aficionados del MET que dicen que Callas no alcanzó su verdadera estatura sino hasta la escena final.
Sus compañeros en esta oportunidad fueron Fedora Barbieri, Mario del Monaco y Cesare Siepi, dirigidos por Fausto Cleva. Esto también debe haber contribuido a la incomodida de Callas, pues la soprano nunca tuvo buenas relaciones con ninguno de los miembros de este elenco, ni con el director. En otras funciones el tenor sería Baum (otro de sus enemigos) y el bajo, Moscona.
Aquí transcribo la crónica de Irving Kolodin para el Saturday Review:
“A new chapter in New York's operatic experience was ushered in with the debut of Maria Meneghini Callas at the Metropolitan's opening performance of "Norma." How long it lasts depends on the whims of a lady notably capricious. How good it will be is apt to be an opera-by-opera affair, but it is guaranteed in any circumstances not to be dull. Together with Fedora Barbieri as Adalgisa, Mario del Monaco as Pollione, and Cesare Siepi as Oroveso, this was a "Norma" to charge the air with an electricity generated in the auditorium, not in the subbasement of the theatre.
For those who have heard Miss Callas elsewhere (as well as on innumerable records) there was a basic curiosity about the marriage of the voice and the house: would they be compatible, or would there be need for a period of trial wedding? A dress rehearsal on the Saturday before left no doubt in this respect: the voice, though not a huge or weighty one, is so well-supported and floated that it is audible at all times, most particularly in the piano and pianissimo effects which Miss Callas delights in giving us. So far as "Norma" is concerned, the singer refuses to force it for volume's sake alone, and it comes clearly to the ear even when she is ringing out a top D at the end of the trio with Adalgisa and Pollione.
The kind of voice, basically, requires some consideration. It is what every great artist's means of communication becomes: an extension of her own personality. That personality is dynamic, highly charged, tigerish, and utterly under discipline. So, too, the voice is dynamically dramatic, produced as though it might be torn from the singer's insides, and presided over with an almost visible concern for every word and note she sings. Nothing is thoughtless, left to chance, or without total purpose.
Factually, Miss Callas cannot afford to perform otherwise, for were she dependent on the pure physical beauty of the sound she produces she would be sung out of sight by many people presently inconspicuous. There are those who say that in the days preceding the famous diet of 1954 there were a texture and ring to the sound that it doesn't have today. It could be so, or it could be merely a self-advertising justification for singers who refuse to diet.
In any case, what Miss Callas has to work with is an organ made in the image of a sound in her ear which demands that it be flexible, far ranging, responsive to a wide variety of inflections and intensities. It is a common analogy to compare voices with instruments-the flute for coloratura; the trumpet for such a braying tenor the Tamagno; the French horn for the rich beauty and creamy smoothness of a Flagstad. In this orchestral gamut, Miss Callas strikes me as possessed of the clarinet timbre, with the same kind of reedy fullness (and a trace of its vibrato), brilliant on top, misty at the bottom, and with the glossy agility of the black woodwind. And she works on it like a woodwind player fingering invisible keys.
With or without consideration for the tensions that must have accompanied her first appearance in a theatre to which she has aspired for a full ten years, her composure in the opening "Casta Diva" was impressive. The sound was edgy and a little shrill in the first ascension, but the artistic purpose was deeper, even more communicative than in Chicago two years ago.
There have been greater performances of this showpiece for the simple reason that the bloom and freshness to give rolling ear appeal to its lovely melodic line is not in strongest supply with Callas. But in most of those instances, a beautiful performance of "Casta Diva" was the beginning and end of the singer's suitability to "Norma." With Callas it is emphatically only the beginning, expressive of one aspect (if an important one) of the character she is creating.
Here, of course, is the essence of what this artist is all about. Her fellow singers, all able ones, were giving performances of various degrees of vocal quality. She was creating a character as emphatically her own as Flagstad's Alceste, or Lehmann's Marschallin, or in another dimension Markova's Giselle. It was something seen whole and consecutive from beginning to end. Reserved in its early aspects, infuriated in those that followed, and finally resigned to the self-sacrifice she must make to regain the esteem she has forfeited with her ill-starred love for Pollione, it finds a vocal tone to match the dramatic need in each mood. This is more than fine singing: it is dramatic portraiture of which the operatic stage has all too little.
As the foregoing may suggest, there was not quite enough of it even on the same stage she was occupying to make for a consistent or wholly satisfying "Norma," supercharged as it was from time to time. Barbieri alone was a different singer from Barbieri with Callas, as were Barbieri and del Monaco when circumstances required them to perform with or without Norma. Consequently, the moments in which an exquisite sense of detail prevailed were rudely succeeded by those in which the loudest top note (for the tenor) or the deepest chest tone (for the mezzo) took precedence over all.
Most particularly, the performance lacked an integrating dramatic design, though the staging by Dino Yannopoulos cared efficiently for the fundamental goings and comings, especially where the choral movements were concerned. However, the sharp, economic gestures of Callas came from another atelier than the one in which Barbieri learned her round sweeping movements, not to mention the air-cutting lunges and pokes of del Monaco. In fairness to this richly endowed tenor, it may be said that he is using his powerful resources with more discrimination than in some past times, and the latter phases of the performance, in particular, were expressively managed. But it was all too evident that the applause of the bravo shouters was more music to his ears than that composed by Bellini, his delight in the well-tailored negligee he utilized for the scene with Adalgisa and Norma a travesty on the uniform that the moment required.
Perhaps the sharpest commentary on the kind of "Norma" this was lies in the circumstance that mention of its conductor, Fausto Cleva, can be conservatively reserved for this terminal position. He rose to the occasion with a forceful playing of the overture (after a rousing rendition of the well-sounding new arrangement by Max Rudolf of "The Star Spangled Banner"), then mostly retired from the heated competition onstage. The lack of overall musical design has been indicated previously. Its particulars involve considerable discipline when Kurt Adler's excellent chorus was performing, but a status as accompaniment when the various stars were in ascendance. Not only Bellini but Callas merited more to work against than the pliant, compliant Cleva”
Durante esa temporada del MET, en noviembre de 1956, Callas aparecería con la compañía en esta misma ópera en la ciudad de Filadelfia, con Barbieri, Baum y Moscona.
La siguiente intervención de Callas como Norma tuvo lugar en un par de funciones ofrecidas en el Covent Garden en febrero de 1957, junto a Stignani, Vertechi y Zaccaria, dirigidos por Pritchard. Callas y Stignani. En la segunda función, del 6 de febrero de 1957, el pandemonium que se formó después del Mira O Norma fue tan grande, que Callas y Stignani bisaron el dúo, rompiendo así una prohibición contra los encore que llevaba más de veinticinco años en vigor.
El 31 de diciembre de 1957, Callas aparece en una transmisión televisiva de la RAI, cantando Casta Diva, en lo que sería uno –y el mejor- de los dos videos que se conservan de Callas cantando esta pieza.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=_PVyld0ubpo[/youtube]
Dos días más tarde, el 2 de enero de 1958, se produciría uno de los incidentes más escandalosos de la carrera de Callas. Estaba programada una función de Norma en la Opera de Roma, con Callas, Corelli, Pirazzini y Neri, bajo la dirección de Gabriele Santini. A la representación asistieron una serie de personalidades famosas, entre ellas el Presidente de Italia, Giovanni Gronchi. Alegando enfermedad y pérdida de la voz, Callas se retira de la función después de finalizada la escena entre Pollione y Adalgisa. Para colmo de males, no había quien sustituyera a Callas esa noche. Una buena cantidad de gente se apostó en la ventana del hotel de Callas gritando improperios y amenazando con agredirla físicamente.
De esa función truncada aquí tienen la Casta Diva: (muy aplaudida, por cierto, lo que desmiente la ridícula acusación de la falta de respuesta del público):
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=saJR3UmS8Os[/youtube]
Se dijo de todo sobre esta cancelación: que Callas había estado bebiendo en una fiesta ofrecida para celebrar el Año Nuevo, que como no la aplaudieron suficiente había decidido irse… Lo cierto es que, visto en perspectiva, Callas fue una artista muy seria: sus cancelaciones fueron muy pocas a lo largo de toda la carrera y era, según sus colegas, una profesional trabajadora que se esforzaba mucho en los ensayos, cosa que no puede decirse de muchas sopranos de gran fama. Pero las pocas veces que canceló, los escándalos fueron tremendos, porque su personalidad era sumamente controversial.
A Callas no se le permitió cantar las demás funciones, siendo sustituida por Anita Cerquetti, quien tuvo que ir y venir entre Roma y Nápoles para cantar Norma en ambos casos (se conserva grabación de una de las funciones de Roma).
Lo que mucha gente no sabe es que se entabló litigio entre la Opera de Roma y María Callas, del cual la soprano salió vencedora mediante sentencia definitiva dictada por la Suprema Corte de Apelaciones en el año 1971, habiendo demostrado que en efecto estaba mal de salud esa noche.
En diciembre de 1958, Callas hace su debut en la Opera de Paris, en una gala de la que queda el testimonio completo en video. La primera pieza del programa es precisamente la escena de entrada de Norma completa (recitativo, cavatina y cabaletta). Ya para la fecha la voz de Callas acusa cierto deterioro, compensado por su nivel artístico, pero ya inocultable. Tiene su gracia ver cómo el coro hace un desastre, y la cara que pone la Callas ante el hecho, con un gesto que hace con la mano queriendo decir algo así como: “si no lo van a hacer bien, càllense y no me arruinen la noche”.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=TYl8GRJGnBY&feature=related[/youtube]
Callas no volvería a tocar el papel hasta agosto de 1960, cuando lo canta en Grecia,con la mezzo local Kiki Monforniou y Mirto Picchi, dirigidos por Serafin. Días más tarde vuelve al estudio para su segunda grabación comercial de la ópera, con el mismo director, acompañada del juvenil Franco Corelli, una Christa Ludwig un poco fuera de estilo y el bajo Nicola Zaccaria. Hay quienes aprecian esta grabación y elogian el nivel interpretativo de Callas. Yo aquí soy visceral y digo que detesto este registro, porque comparado con las múltiples maravillas que afortunadamente nos quedaron de Callas en su más grande rol, esto es medio deprimente
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=5x5mQFH4zRU[/youtube]
En mayo de 1964, Callas canta ocho funciones de Norma en la Opera de Paris, en una producción creada para ella por Zeffirelli, con Charles Craig y Franco Corelli alternándose como Pollione, la Cossotto como Adalgisa e Ivo Vinco como Oroveso, dirigidos por Georges Pretre.
De esta producción de Zeffirelli queda en video un trocito del recitativo de entrada de Norma, el cual, a mi juicio, es uno de los testimonios más impresionantes del talento de Callas como intérprete y actriz:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=uwS7dFi_4s4&feature=related[/youtube]
Finalmente, tenemos que las últimas Normas de Callas tienen lugar en París, en mayo de 1965. El tenor es Cecchele, y Simionato y Cossotto se alternan como Adalgisa (aparentemente, Cossotto se comportó muy mal con Callas en estas funciones). Quedan fragmentos de audio con las dos mezzos, y el asunto es tan triste que me excuso de colgarlos, porque creo que es algo que no merece la pena escuchar. A mí me regalaron este disco y yo no he podido oírlo completo. Callas simplemente ya no puede con el papel. De hecho, no fue capaz de terminar la última función.
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