Examinada la nueva temporada del Teatro Real, pienso que destaca más por la variedad de títulos, escuelas y épocas, que por los repartos. Aunque, como bien indica Yllanes, la mayoría de títulos poco frecuentes y/o contemporáneos van en concierto, semiescenificados o en otros recintos y con número limitado de funciones.
Aunque "yo me aprendí", como casi todos, Medea en italiano, por la Callas y la única vez que la he visto en vivo, ha sido en dicha versión, será interesante verla en francés. Mis reparos no radican en la nacionalidad de los intérpretes, el problema que María Agresta no huele una escritura tremenda, onerosa, propia de soprano assoluto, ni por vocalidad, ni por temperamento.
Igualmente, los repartos de los títulos de más estricto repertorio se me antojan muy flojos, lejos de la Aida y Sonnambula de la presente temporada. Los Pinkerton convocados son infumables. Las Gilda, poco ilusionantes, y hemos llegado a un punto en que admitimos y hasta celebramos a Ludovic Tézier como barítono verdiano, pero, claro, al lado de Etienne Dupuis es una mezcla entre Giuseppe Danise y Cornel MacNeil.
Entiendo la ilusión de los Wagnerianos más militantes por la programación de Meistersinger, pero el reparto femenino ni lo conozco y una batuta tan ayuna de fantasía e inspiración como la de Heras Casado para un mamotreto de 5 horas y media, ya me dirán... Tanta espera para esto
La Carmen barroquera es de traca, aunque, al menos, nos da la oportunidad de escuchar a Sabine Devieilhe como Micaela.