Este es mi primer comentario en este foro, antes no lo conocía. Espero poder entrar seguido, pero no me comprometo a escribir frecuentemente (como veo que hacen algunas personas) porque no dispongo de tiempo como para hacerlo, pero si voy a tratar de leer la mayor parte de comentarios que pueda.
Después de casi un mes de acefalía, a causa de la renuncia Tito Capobianco como director general y artístico del Teatro Colón, nos enteramos de que Marcelo Lombardero será el nuevo director de ópera de la sala lírica. No va a haber un director general y artístico que asuma todas las responsabilidades sino un equipo de trabajo: director de ópera, Lombardero; director de coro, Salvatore Caputo; directores de ballet, Oscar Araiz y Violeta Janeiro; director de la Orquesta Filarmónica, Enrique Diemecke.
Esperemos que se puedan resolver todos los problemas que está pasando el teatro y que tanto percances nos traen.
Quisiera comentar algo sobre “DER KÖNIG KANDAULES” (“El rey Kandaules”) (“Le Roi Candaule”), ópera estrenada el 2 de setiembre en el teatro Colón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta es la primera vez que se presenta esta ópera en toda latinoamérica, y yo, a pesar de que hace muchos años que trato de no perderme ninguna representación lírica que se haga en esta ciudad (y que he viajado bastante y he visto obra en los principales teatros del mundo) nunca la había escuchado ni conocía la historia.
La obra, de Alexander von Zemlinsky, se presentó en el Colón con Dirección musical de Günther Neuhold, Régie de Marcelo Lombardero, la Orquesta Estable del Teatro Colón, el Coro Estable del Teatro Colón, director: Salvatore Caputto, y el siguiente reparto:
König Kandaules: Hakan Aysev, tenor
Gyges: Peter Edelmann, barítono
Nyssia: Nina Warren, soprano
Phedros: Luciano Garay
Syphax: Carlos Bengolea
Nicomedes: Leonardo Estévez
Pharnaces: Walter Schwarz
Philebos: Hernán Iturralde
Simias: Fernando Chalabe
Sebas: Ricardo Cassinelli
Archelaos: Lucas Debevec Mayer
Der Koch: Juan Barrile
Trydo: Olga Giollo
La escenografía estuvo a cargo de Daniela Taiana, el vestuario de Luciana Gutman, y la iluminación de Roberto Traferri.
Hubo en total cuatro funciones, la primera no fue muy exitosa. Supongo que influyó el hecho de que la obra era desconocida para la mayoría de los porteños, y su autor no es alguien que goce de gran renombre en esta ciudad. Según me contaron, pocas veces se recuerda un estreno con tantas butacas vacías. Encima, debido a los conflictos gremiales comenzó una hora tarde (el teatro suele ser extremadamente puntual).
Yo pude presenciar la segunda función (ya tenía el abono desde principio de año), y a pesar de que también comenzó con una hora de atraso debido a los conflictos, salí gratamente sorprendida. No conocía ni el argumento (que me atrapó desde un principio, ya que el suspenso, la tensión dramática y la incertidumbre dominan la acción) ni la música, que me encantó. Zemlinsky recurre a una gran movilidad armónica (que no llega nunca a franquear los límites de la tonalidad y me parece que por momentos se maneja con recursos armónicos propios del romanticismo tardío) y una rítmica elaborada, utilizando temas recurrentes que aparecen íntimamente ligados, lo cual le da un sentimiento de unidad y coherencia a la obra.
La música, mas que los cantos, se constituye en el elemento dramático motor, casi omnipresente, conduciendo la trama, creando atmósferas y comentando situaciones.
Lo que me gusta del argumento, es que, al contrario de las óperas del sigo XIX, en ésta incluso los más nobles terminan demostrando sus peores costados, con lo cual se observa la verdadera psicología conflictiva del ser humano. Estos personajes con, para mí, personas que podrían haber existido realmente, con los que uno puede identificarse, no como Violetta, Cio-Cio-San, Leonora, Gilda, Lucia, o Desdémona (¿o alguien conoce mujeres tan desprendidas, entregadas, fieles, no ambiciosas, buenazas y generosas como estas?)
Yo no creo que el rey Kandaules sea el prototipo de la generosidad, para mi el tema de la obra es el deseo humano y la envidia.
Kandaules es un hombre infeliz, cuyo goce es despertar la envidia de los otros. Pero a su vez, el rey envidia a Gyges y desea a la reina, Gyges envidia al rey y desea a la reina, los cortesanos envidian al rey a Gyges y desean a la reina…
Kandaules desea a su esposa, pero no le interesa por si misma, sino únicamente si puede exhibirla ante los ojos de los otros hombres para lograr su admiración y su envidia. Cuando ella le pide que se quede a su lado para hacer el amor, él se va, no quiere la intimidad, sino la exhibición pública de ella. ¿ Ven esta hermosa mujer? obsérvenla, es solo mia, solo yo puedo poseerla. Yo no veo a Kandaules como un ser generoso, sino como un exhibicionista que no puede disfrutar de lo que posee (su esposa para él no es un sujeto, sino una mas de sus posesiones) si no siente que a los demás les falta.
Al principio Gyges es un hombre satisfecho con lo poco que tiene, y feliz. Su choza es pobre, su mujer no solamente es fea sino además infiel.
En cambio Kandaules aparece como un hombre rico, lleno de posesiones (riquezas, joyas, comida, vinos, islas, barcos, tierras y la mujer mas hermosa) insatisfecho e infeliz. Necesita mostrar todo lo que posee. Sin la mirada envidiosa de los otros el rey no puede disfrutar de nada, ni siquiera del sexo con su propia, bellísima y fiel esposa.
El rey, poseedor de todo, no siente satisfaccion. ¿Cómo sé que Kandaules envidia a Gyges? Porque es él quien pide ver a la mujer del pescador cuando éste se ufana de lo buena que es. Necesita compararla con su propia mujer. Lo que le envidia no es su mujer (obviamente la reina es mucho mas hermosa que Trydo), sino el sentimiento de satisfacción que posee Gyges cuando habla de ella. Le envidia su felicidad, ya que el pescador es feliz con lo poco que posee, y esto al rey se le vuelve intolerable.
El sirviente que le dice a Gyges que se acostó con su mujer, tambien es otro representante de la envidia, no soporta la felicidad del pescador y por eso le echa en cara la infidelidad de su mujer.
El rey lo tiene todo, Gyges, lo poco que tenia lo pierde. Gyges pierde su choza, su red y su mujer, y aún asi no expresa insatisfacción ni se queja.
Esto lo pone furioso al rey, quien insiste en mostrarle sus bienes para ver si puede lograr despertar la envidia de Gyges. El que juega con fuego…
Kandaules envidia tanto a Gyges, que hasta desea quitarle lo único que al pescador le queda: su miseria. No lo hace por generosidad, sino para dar muestras de su poder: el tiene el poder de quitarle a Gyges su miseria y su orgullo. Pero no lo logra, es decir, le quita la miseria, pero no el orgullo, le sale el tiro por la culata, porque al despertar la envidia de Gyges mostrándole todas sus posesiones, consigue que Gyges lo mate y ocupe su lugar.
Recordemos que no es Gyges el que quiere ver a la mujer de Kandaules, sino Kandaules quien insiste en que la vea. No es en su su afán por compartir, que Kandaules le da el anillo a Gyges, sino para poder mostrarle a la reina y así despertar su envidia. Lamentablemente para él, lo logra, y Gyges, antes noble y satisfecho con poco, ahora se vuelve ambicioso, al enterarse de todas las cosas que antes ignoraba que le faltaban.
En relación al único personaje femenino, yo no creo que ella haya elegido a Gyges por que sea mejor amante, sino que se sintió decepcionada por su marido,se dió cuenta de que no era amada, sino deseada como objeto.
En el primer acto ella dice, enojada: “recuerda que estas hablando de mi” cuando el rey dice que quiere que todos observen ese bello objeto. Ante su pudor y en contra de sus deseos (ella refiere que prefiere permanecer esconddida), la expone a la mirada de los cortesanos.
Incluso le dice que prefiere hacer el amor en la oscuridad para no sentir que él solamente la desea por su belleza, y él se niega. No le importan en lo más mínimo los deseos de Nissia.
Gyges tambien vé a su esposa como una de sus posesiones, por eso se siente con derecho a matarla. Trydo le pertenece, no como sujeto sino como objeto, ya lo dice en el primer acto: poseo cuatro cosas: mi choza, mi red, mi mujer, y mi miseria.
El único sentimiento positivo que aparece de Nissia hacia a Gyges es la admiración por defender la exclusividad con su esposa, ella dice que le parece bien que la haya matado porque Trydo le fue infiel, en oposición a su marido que no es celoso y quiere compartirla con otros, cosa que a Nissia le molesta profundamente.
Cuando Nissia se entera de que en realidad durmió con Gyger y no con Kandaules, no expresa sentimientos positivos o de amor hacia el primero, pero sí sentimientos negativos hacia el segundo, por quien se siente traicionada.
Grande es su decepción cuando se entera de que el rey la entregó a la lujuria de Gyges. Para ella, mujer enamorada y pudorosa, siempre escondiéndose detrás de su velo, esto es imperdonable.
El rey la ultrajó al entregarla a otro hombre, y yo creo que quiere que Kandaules muera por venganza, por despecho, y para que no queden rastros de su humillación, no porque ame a Gyges.
Para mí el tema de la opera es el deseo, el deseo insatisfecho del hombre, que nunca se conforma con lo que tiene y siempre quiere más. Yo veo a Kandaules como un ser que no puede valorar lo que tiene, como por ejemplo, el amor y la fidelidad de su mujer, y por eso lo echa todo a perder. Y ella quiere que muera por ese mismo motivo, porque no la valoró, porque no la respetó. Ella cuenta que se creia amada pero no lo era.
Y Gyges, que al comienzo se mostraba contento con sus posesiones, a medida que avanza la obra va cambiando, empujado primero por el rey, luego por la reina, quienes lo incitan, primero a ser voyeurista (el rey), luego a cometer un homicidio (la reina). Recordemos que primero se niega a usar el anillo para ver a la reina, y luego se niega a matar a su amigo el rey.
Pero al final de la obra se produce una gran transformación en este personaje, Gyges logra vengarse de todos y finalmente llegar a ocupar el lugar del rey, mandar sobre los sirvientes que antes se burlaron de él, poseer a la reina y a todas las riquezas.
Para una mujer de esa época, la sola idea de ser reina sola era impensable, es por eso que a Nissia no se le ocurre mejor idea que coronar a Gyges, no porque lo ame, sino porque necesita tener un amo. Lo que no se imagina la reina es el cambio que se va a producir el Gyges cuando se convierta en rey. Déspota, autoritario, la obliga a recluirse de nuevo en sus aposentos.
Si pensamos que el rey es, en todas las monarquías, el Padre de sus súbditos, esta es la concreción del complejo freudiano de edipo: Gyges mata al padre y se queda con la madre.
|