Dúo entre Felipe II y el Marqués de Posa
N. Ghiaurov y P. Capuccilli, Salzburg, 1975
Nota previa: lamento colgar el audio dividido en cuatro secciones (torpezas técnicas de un servidor lo explican). Sin embargo, puede descargarse completo
aquí, via rapidshare.
Después de un tanto descafeinado dúo en las voces de Siepi y Milnes, llegan ahora dos hachas de los dúos verdianos (inolvidables sus dúos del Simon Boccanegra, por ejemplo), Ghiaurov y Cappuccilli, para mostrar que sólo ellos dos, en otras de las muchas tomas que nos han legado, podrían superarse.
El nivel de esta representación es elevadísimo, pero hemos de ser francos: Ghiaurov parece algo destemplado a veces, con el timbre menos redondo de lo acostumbrado, pero
él es Felipe II, en todas sus facetas; Cappuccilli quizá tan brutote como acostumbraba, aunque riquísimo en matices, y redondeando
un Posa referencial (pocos hay).
Restate!
Comienza la escena con un autoritario aunque medido “Restate”. El semiparlato ulterior es una obra maestra, con ese timbre redondo y rotundo, hermoso e intencional de Ghiaurov. Su dicción, como iremos viendo, es mucho más rica y perfeccionista que la de Siepi, no ya por los problemas de éste con las “erres”, que son perdonables, sino por la atención al texto. Véase, por ejemplo, el acento de Ghiaurov sobre “esser ammeso”, claramente recriminatorio; y véase asimismo el marcado énfasis con que cierra su primera intervención Ghiaurov, en “corona”, perfilando cada sílaba.
Cappuccilli responde algo agitado y gallardo, pero mantiene las formas con calculado rigor, avisando ya desde los primeros compases de que su aportación al dúo podrá pecar de estentórea, pero no será falta de intenciones.
Ghiaurov se muestra autoritario en su respuesta, con ese espectacular “perdono” y esa lección de canto mensurado en el “non sempre” posterior, creando un contraste brutal en tan sólo una frase. Continúa con una exposición nítida y con un fraseo delicadísimo, con acentos bien interesantes en “guerra”, y diciendo como pocos han hecho eso de “soldado d´alta stirpe”.
Cappuccilli contesta fingiendo una altiva fidelidad, una gallardía impuesta por la situación: algo sucio el timbre al arrancar su frase, sin embargo continúa in crescendo, con solventes subidas al agudo. Ghiaurov sigue cincelando su texto con artesanía irrepetible: véase su “Ben lo so” y el modo magistral de recoger y enfatizar en “voi”. El Posa de Cappuccili es entonces inteligente, modulando su respuesta y acariciando sugerentemente el “per altri” con que concluye su intervención. Un “per altri” todavía más marcado y tenso en la voz de Ghiaurov, que recoge algo inquieto la respuesta de Posa. Cappuccilli desciendo con facilidad al grave en “se grave non ve”, y Ghiaurov despeina a Karajan con un “favella” tan nítido como contundente, pero todavía no autoritario.
El relato de Posa encuentra en la voz de Cappuccilli un emisario feroz y sincero, realmente conmovido por la situación en Flandes. Quizá a algunos suene algo estentóreo, pero ciertamente Cappuccilli se hallaba por entonces en plenitud vocal y no escatimaba medios. Su “orror”, por ejemplo, es quizá demasiado descarnado, de ecos veristas incluso, pero la evolución de su relato nos ofrece mucho más: fraseo impecable, dicción clarísima y atención sentida al texto (siempre me acuerdo de Merrill y de los líos que se montaba con el texto en este dúo). Lo mejor de la intervención de Cappuccilli llega en “ah, sia benedetto il cielo”: el juego de dinámicas es seguido al pie de la letra, el fiato y el canto legato son impecables aquí, y los acentos en “sia” y en “benedetto” no nos pueden dejar indiferentes. Culmina de nuevo un tanto excesivo en la subida al agudo, como si se hubiera creído el papel más de lo necesario.
Col sangue sol
Y ahora comienza la exhibición de Ghiaurov. Tomamos aire.
Su Felipe se manifiesta ofendido a través de un fraseo majestuoso e inconmensurable, lleno de matices: el primero en esa bofetada en forma de canto que es su “Col sangue sol potrei”; el segundo en “mondo”, subrayado con ilimitado desprecio; el tercero en la frase “Che illudono le genti con sogni mentitor”, muestra de canto ligado y lleno de intencionalidad en las dos últimas palabras; el cuarto en un sobrecogedor “la morte”; el quinto y último en la conclusión, con ese acento al decir “questa man” y el derroche de medios en “fecondo”. Volvemos a tomar aire.
Y seguimos. El Posa de Cappuccilli se muestra ahora definitivamente agresivo (véase su “eterni”), preparando su siguiente intervención. Ghiaurov prosigue con acentos hermosísimos en “L'artigian cittadin”, en “plebe”, y sobre todo deslumbrando con esa forma de abordar las dos últimas frases de su intervención: “A Dio fedel e al Re un lamento non ha! La pace istessa io dono alle mie Fiandre!”. Veamos todo lo que hay ahí: un acento lacerante sobrecogedor en “fedel” y en “lamento”; una (otra más) exhibición de canto ligado y de fiato bien empleado; y finalmente una culminación por todo lo alto, con esos agudos en “la pace” y en “Fiandre”.
El Posa de Cappucilli pierde entonces los papeles, con un agudo en “pace” estupendo, pero demasiado prolongado para mi gusto, y con un acento excesivo en “sepolcri”. Sugerencia: recuérdese en este punto la cara que pone Ghiaurov en el video del Met del 82, con el inefable Quilico como partenaire. En el caso de Cappuccilli, todo vuelve a su lugar en la siguiente frase, pronunciada al borde de los labios (hermoso “O re”, acento morendo en “dir”), con un “Ei fu Neron” menos técnico que el de Milnes, pero igualmente eficaz. Prosigue Posa con una exhortación agresiva, bien contenida por Cappuccilli, que esculpe un fraseo poderoso y directo, pero sin demasiados excesos (de nuevo algo estentóreo, si quieren). Lo mejor llega con la exhibición de dicción (como decía Sid, el texto se las trae aquí) y con el fraseo ulteriores, en “Il popol geme e si spegne tacendo.” Un momento complicado resuelto magníficamente por Cappuccilli. A continuación nos encontramos un timbre imponente en el segundo “maledir”, con la subida al agudo. Prosigue su Posa con acentos bien meditados: en “redentor”, modulando como pedía Verdi; exhibiendo fiato a continuación en “l´orbe inter…”; su “sublime” suena realmente poético; el segundo “per voi” nos despeina, continuando Cappuccilli con el fiato inagotable que le caracterizó. Concluyé con acentos algo exagerados en “date” y con un rotundo “libertà”.
O strano sognator
Ghiaurov vuelve con sus lecciones de canto, pronunciando un siniestro e incisivo “O strano sognator”, de una homogeneidad abrumadora. Suena siniestro, pero sobre todo superior, realmente en posesión de una voz más autorizada que la de Posa. A continuación, nueva muestra de legato y acentos inteligentes en “muterai pensier”, sección donde introduce un semiparlato hermosísimo, amen de eficaz. Concluye con un imponente e imperativo “Or non piu”, al que no cabe objeción. No se pierdan ahora como cincela eso d “ah, nulla intenso il re”, y el primer “non temer”, a media voz. Y vean como subraya el primer “ma ti guarda” en sintonía con las notas del viento metal.
Cappuccilli responde sorprendido, casi timorato, y volvemos a Ghiaurov. Siéntense que vienen curvas: qué forma de decir “nulla ancor hai domandato”. Madredelamorhermoso. Y luego sigue un casi suplicante “voglio averti…”, no olvidando jamás Ghiaurov de qué va la escena, cuál es el personaje, cuáles sus cuitas.
A tenor de la respuesta de Cappuccilli, se diría que lo que Ghiaurov le ha propuesto es una cenita y luego ya veremos en su ático del Escorial…o sea, que se pasa Cappu tres pueblos con una respuesta ciertamente altiva, casi teñida de asco y horror. Ghiaurov nos devuelve al texto y a la escena con un sentido “sei troppo altier”, donde comienza a entreverse su derrumbe.
Osò lo sguardo tuo
Y llegamos a un momento/monumento del Felipe de Ghiaurov. Ojo al dato.
El Felipe de Ghiaurov se derrumba ante el Posa de Cappuccilli con un canto ligado, lleno de sincero dolor y de incomprensión. Véase el modo en que delinea las primeras sílabas del “Oso l´osguardo tuo”, tan consternado (véanse los acentos en “penetrar”, “soglio”). Véase a continuación como contiene con el diafragma cada sílaba en “la corona”, abriendo poco a poco su herida hasta el acento lacrimoso y sincerísimo en “angoscia”, y ese timbre redondo en “duol”. Pronuncia ya derrotado el “guarda or tu…”, y no se pierdan su dicción en “la mia reggia”, y el golpe de voz, casi desesperado, en “l´affano”. Suena conmovedor en “sgraziato genitor”, y nos conmueve Ghiaurov con un sentidísimo “sposo piu triste ancor” (cómo pronuncia y retiene "triste"
).
No se puede hacer mejor. Paso por encima de la breve intervención de Cappuccilli para continuar con el "momento Ghiaurov". La turbación crece y el enfado se aproxima: la desesperación de Felipe es un hecho en la voz de Ghiaurov. Escuchen como confía sus sospechas a Posa, con esos acentos tremulantes en cada sílaba, y con esa agitación irrefrenable en "mio figlio". La subida al agudo en "ciel" es espectacular, la agitada caricia en "ben" (Elisabetta) es un guiño espectacular, al que sigue después un desesperado acento en "tolse"; y finalmente el agudo en "me", de esos que crean un inmenso silencio después.
Me encanta la orquestación de Verdi ahora, en “il lor destino…”. Ghiaurov prosigue su fraseo con las mismas virtudes que vengo señalando: interesante el acento en “folle amor” (Don Carlos), y el desprecio que se vislumbra en su “regina”. El rey vuelve a la palestra ahora: qué forma de cincelar la autoridad de Felipe en la frase que emprende ahroa Ghiaurov. Su “tu che sol” es de manual, controlada, sin excesos, y culminada en un agudo sobresaliente, en “uman”, donde es difícil sonar estentóreo o llegar justito. Culmina descendiendo al grave sin problemas, o sea, como siempre (también interesante el acento en “cor” en esa última frase).
Cappuccilli suena fingido ahora en su alegría, aunque da una lección de dicción, legato, fiato e italianitá. Ghiaurov vuelve a subir al agudo en un lugar difícil con probada suficiencia: el segundo “possa cotanto di”. Concluye el dúo. Fíjense en el segundo y en el tercer “ti guarda” de Ghiaurov: el segundo susurrado con refrenada malicia; el tercero con denodada ira. Finaliza el número con un casi moribundo “sire” de Cappucilli, muy bien empleado.
…y entonces, tras un interesante silencio de tres o cuatro segundos que crea una atmósfera de enorme tensión…entonces llega Karajan y sufre un ataque de reuma y de megalomanía, simultáneos, y finaliza cual marcha triunfal de su Aida para Decca, o sea, pasao de rosca.
Espero que les guste este PEDAZO DE DÚO. Ambos están colosales (sobre todo Ghiaurov, no sé si lo he dicho antes
). Y Karajan, salvo el cierre de la escena, también.
Francamente, me parecen muy superiores a Siepi y Milnes: vocalmente más entregados, su atención al texto es más inteligente, suenan mucho más verdianos, hay una teatralidad más lograda... Lo siento, Sid. Con Ghiaurov y Cappu en mi candidatura, jugaba con ventaja desde el primer día.