Ella giammai m´amo
N. Ghiaurov, Salzburg, 1975
Bueno, vamos con la interpretación del monólogo de Felipe por Ghiaurov, en esta toma salzburguesa del 75. Un par de puntualizaciones previas:
1. De antemano confieso que mi amor por Ghiaurov procede de su interpretación de este aria. Nadie, realmente nadie hasta donde yo conozco la discografía de Don Carlo, ha sido capaz de atender a la infinita posibilidad de matización que despliega aquí la partitura verdiana. Quizá haya voces, como la de Siepi, que puedan sonar más apropiadas, o lacrimosidades como la de Christoff que a primera vista satisfagan más a algunos oyentes. Pero no: Ghiaurov deslumbra por su compromiso con el texto, por su atención y delicadeza canora, por su infinita precisión en cada nota, en cada sílaba. Ghiaurov deslumbra porque desaparece tras la página y logra lo que pocos consiguen en esto de la ópera: que el rol cobre vida propia, que la voz sólo sea un vehículo maravilloso a un personaje descomunal.
2. Lo segundo que quería comentar es que Ghiaurov me deja realmente alucinado al haber sido capaz de cantar esta página con muy semejante logro vocal y con siempre parejo resultado teatral, desde sus inicios en el papel en los sesenta hasta sus últimas apariciones como Felipe en los noventa:
aquí una muestra de los sesenta,
aquíuna muestra de los noventa.
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Lamento que mi torpeza técnica impida disfrutar del aria en el box, pero no duden en bajarse el aria del rapidshare: son 20mb y tarda muy poco. Merece la pena. ;-)
Comenzamos el comentario.
Las primeras palabras de Felipe han de sonar entumecidas. Todavía no ha despertado del sueño, en verdad, y son casi un balbuceo de sonámbulo. Ghiaurov elige el tono perfecto en este punto, sin marcar en exceso la dicción, sin dejar fluir su torrente de voz, como cantando al borde de los labios: fíjense en cómo suena ese "chiuso", y sobre todo como acomete el primer "amor", ligado dolorosamente con "per me non ha", alargando esa última sílaba casi en morendo. Y luego el segundo "per me", realmente el fraseo de alguien que vacila entre la vigilia y el sueño.
Continúa despertando e introduce cambios notables en el fraseo y la dicción. Cada sílaba aparece ahora marcada con especial énfasis y las consonantes son el apoyo principal de su canto legato en este momento. Véase, por ejemplo, cómo pronuncia "contemplar", o la inflexión extraordinaria en "bianco", y por supuesto el modo en que sacude las sílabas en "Francia", para terminar con una inflexión soberbia en "vene".
Y ahora llegan ya las lecciones de un maestro de canto como pocos ha conocido la cuerda grave: vean cómo Ghiaurov retiene la entrada en el "no", introduciendo después el marcado crescendo en "amor", que modula después con un hermoso legato (vid. "per me"). Termina esta intervención con un escalofriante "amor per me" rematado en morendo.
Despierta Felipe: Ghiaurov pronuncia el "ove son" como entumecido, y se muestra sorpendido con esas inflexiones en "doppier presso a finir". Teatralidad a flor de piel en este punto. Hermosísimo, como acostumbraba, el decir de Ghiaurov en "gia spunta il di", marcando la "a" de "spunta" y con acentos de enorme dolor en "gia". Continúa Ghiaurov con un fraseo soberbio en "passar veggo", llegando hasta una inflexión inteligentísima en "lenti". La subida al agudo en "Dio" la resuelve con moderación, para conducirnos hasta un punto en el que Ghiaurov permanecerá insuperado: tras unos hermosos graves, su forma de pronunciar "languenti" y las corcheas que ahí están marcadas, con una media voz que quita el sentido.
Y ahora pasamos al aria propiamente dicha. En toda esta página Ghiaurov exhibe un precioso canto, legato y mensurado, y dominado por un fiato de manual bajo la lenta y hermosa dirección de Karajan.
Prefiero no comentar cómo acomete el "Dormiró sol...", porque creo que es evidente y demasiado hermoso como para descuartizarlo con mis anotaciones. Sí quiero que nos fijemos en cómo acomete el tercer "sotto la volta nera", y en cómo se detiene ahí en "vol". Estremecedor. Remata esta primera sección con un doloros acento en "la nell´avello", y modulando como está marcado en "dell´Escurial". En esta primera sección, pero sobre todo en la repetición, no pierdan de vista las inflexiones en "sol".
Pasa Felipe entonces a un fraseo que oscila entre la desesperación y la recriminación. El pecho desnudo del monarca halla en los acentos de Ghiaurov un descorazonador portavoz: fíjense en cómo acomete el "ah, se il serto regal", huyendo de subidas estentóreas. Y vean cómo remata el audo en "leggere", para acudir después ea unos hermosísimos graves en "che Dio sol puo veder". De nuevo inflexiones inteligentísimas en cada sílaba.
El agitado fraseo que sigue vuelve a exhibir al más inteligente Ghiaurov. Son frases que se pueden despachar con un tono más o menos trémulo, o dubitativo, o agresivo incluso. Ghiaurov opta por unas medias voces que parecen anticipar el duo con el Inquisidor: su Felipe susurra sus dudas y horribles certezas como al oido de un confesor. No pasen por alto la inflexión en "traditore" y el modo de deternse en las consonantes de "consorte". He aquí un monólogo con todas las letras: Felipe por fin se confiesa lo que siempre ha sabido, aquello que lo atraviesa de pies a cabeza.
Y llega entonces la repetición del aria propiamente dicha. Recuerdo que Siepi no hacia sino una repetición de la primera itnervención, sin especiales acentos o inflexiones. Ghiaurov, sin embargo, despliega su paleta de colores y opta por acometer la repetición con un tono más lastimero y resignado, marcando mucho más el texto y recurriendo constantemente a estremecedoras medias voces. Fíjense en el segundo "sol": decir escalofriante es decir poco. Y no se pierdan como controla su diafragma en "sotto la volta nera": no sé qué decir.
Y ahora cojan aire: Ghiaurov recurre a una media voz en morendo en el último "dell´Escurial". No sólo puede deternse a cincelar así esa sílaba, sino que se permite una inflexión estremecedora en "Escurial", dueño de un fiato más que inagotable, dominadísimo.
Y llega el final de la escena. El Felipe ya desesperado y rogante de Ghiaurov se traduce en inflexiones como la de "a me desse il poter", y en la magnífica subida al gudo en "cor".
Y ahora de nuevo cojan aire y no parpadeen ni un instante: nadie ha pronunciado este último "ella giammai m´amo" como Ghiaurov. En los diversos videos en los que interpreta el monólogo es impresionante observar la concentración del bajo búlgaro al decir estas palabras, el modo en que busca el lugar exacto donde deben sonar, la inflexión precisa que traduzca el dolor infinito que significan. ¿Acaso alguien ha dicho como Ghiaurov ese "no" que sigue a la frase que comento?¿Y esa inflexión en "chiuso"?
Y llega el agudo final, en ese último "amor", que Ghiaurov siempre resolvió con un timbre hermosísimo. Cierra su intervención reteniendo la voz en "non ha" y recurriendo a un morendo en "me". El último "non ha" lo retiene Ghiaurov como si Felipe se volviese a dormir ante el dolor de las evidencias. Inteligentísimo acento.
Bravo Nicolai!
No comentaré el modo en que Ghiaurov se ajusta al rol de Felipe, etc. Ya he escrito un ladrillo excesivo como para darle más vueltas. Sólo dire que yo hubiera dado mis dos manos por escuchar una sóla vez en mi vida a Ghiaurov cantando esto, aunque fuera en el año mismo de su fallecimiento. Nadie me emociona con su canto en el monólogo de Felipe como Ghiaurov. Y no es el caso, por descontado, del actor cantante que suple carencias vocales por recurso a la teatralidad: todo lo contrario, aquí Ghiaurov, como dije, logra que su voz sea el vehículo en el que el texto y el personaje se encarnan como pocas veces sucede en la ópera. Espero que les guste...y que entiendan porque creo que Siepi se olvida de al menos tres cuartas partes de lo que la página requiera. De nuevo:
Bravo Nicolai!