Bien, demos un respiro a la contratación de las Empresas Públicas para hacer una breve referencia a esta grabación
RIGOLETTO {262}
Giuseppe Verdi--Francesco Maria Piave
Rigoletto...............Leonard Warren
Gilda...................Bidú Sayao
Duke of Mantua..........Jussi Björling
Maddalena...............Martha Lipton
Sparafucile.............Nicola Moscona
Monterone...............William Hargrave
Borsa...................Alessio De Paolis
Marullo.................George Cehanovsky
Count Ceprano...........John Baker
Countess Ceprano........Maxine Stellman
Giovanna................Thelma Altman
Page....................Thelma Altman
Conductor...............Cesare Sodero
Al leer ahora el reparto, me entra la duda, dado que en mi grabación, según consta en mis archivos, Sparafucile es Norman Cordon. Pero bueno, es un dato que podemos aclarar a posteriori.
Si me he querido ocupar de reseñar esta grabación es porque, aunque no fue mi primer Rigoletto, si es de los más queridos. Por dos razones, que son dos intérpretes: Warren y Björling, que se cuentan en mi Olimpo particular
Esta grabación hay que tomarla como lo que es: un producto de una época en la que los vicios, malinterpretaciones de la partitura y añadidos varios estaban a la orden del día. No esperen ustedes pulcritud filológica (a veces tan estéril) ni refinamientos orquestales.
Empezando por esto último, la orquesta puede ser definida como lo que aquí llamamos: chin-chin-pum, usease, banda de pueblo. Es curioso como durante mucho tiempo la orquesta del MET sonaba a banda de pueblo, y por mucho que prestigiosos directores estuvieran en el foso, no se lograba evitar ese sonido un poco rural, por decirlo de algún modo. EL director, Sodero, no pasa de ser un buen concertador, pero no extrae de la partitura casi nada de relevancia, todo sea dicho.
Pasemos a las voces. El protagonista absoluto es Leonard Warren, que en 1945 se encontraba en plenitud de sus facultades vocales: un legato perfecto, sonoridad marmorea, pero capaz de regular hasta alcanzar matices sorprendentes. Si hay algo que me maravilla de Warren, es que puedo verle actuar mientras le oigo. El Idiota decia una vez que a Imgard Seefried se la podía "oir sonreir" cuando cantaba, pues algo parecido. Con Warren somos capaces de intuir sus gestos y sus acentos, la diferencia de expresión cuando trata al Duca, a Giovanna, a su hija, las cuitas y problemas que asedian la mente del bufón. Un bufón que sabe ser autoritario cuando habla a Giovanna o a Sparafucile, un bufón que se le caen los pantalones cuando su hija le cita a su madre, (cuyo "moria" es estremecedor por el dolor que deja traslucir), un bufón cuya ira es inimaginable cuando piensa en vengarse.
Como defectos de Warren hemos de destacar dos: el fraseo y la dicción, que a veces dejan ver esos sonidos americanos tan característicos, y algún problema con el texto en el primer acto (curiosamente, los problemas son siempre cuando está con Björling, no se si éste le contagia los problemas de dicción
). Hemos de señalar que también incurre en añadidos tradicionales, como los gritos llamando a su hija tras el rapto, gritos totalmente espurios, pero a los que Warren impone una fuerza y un miedo al mismo tiempo, que he de reconocer que me gustan bastante
¿Qué decir de Björling? Que la década de los 40 fue dorada para el sueco, pues el timbre era, aun si cabe, más bello. El sueco me apabulla con la belleza de su sonido, con ese metal claro tan impresionante. No esperen encontrar la nobleza de Kraus ni la seguridad de acentos y el frase de un Bergonzi. Björling impacta por el sonido, por el criterio estético. Pegas, las de siempre, que no sabía lo que cantaba, y más de una y más de dos veces el texto le resulta secundario...
Destacar que en esta grabación encuentro a Björling más motivado, menos ausente que en grabaciones de los años 50, donde me resulta algo más frio. En cuanto a construcción dramática, el Duca de Björling es gordo. ¿Qué quiere esto decir? Es un Duca vividor, pero no joven, un Duca lascivo, que le gusta vivir la vida, pero en la fiesta del principio te lo estás imaginando hartándose de comer y riéndose de Monterone. No se si es sólo una impresión mia.
De Sayao hay que decir que está un punto por debajo de los otros dos, por una simple razón. Mientras que Björling y Warren son cantantes cuya sonoridad no nos resulta extraña, Sayao canta con un estilo que mira hacia atrás en el tiempo, que recuerda a otra época. Sin embargo el timbre es bello y sabe utilizar su instrumento muy bien. Destacar que pega un grito cuando es asesinada que servidor no se esperaba en la primera audición que hizo de esta grabación, que me pegó un susto considerable.
De los secundarios no destacaré nada especial. Los habituales del MET de la época: cumplidores.
Pues nada, espero que les haya interesado la reflexión. Si tienen dudas, preguntas o críticas, no duden en hacérmelo saber