La donna è mobile
La misma noche del estreno “La donna è mobile” hubo de ser bisada dos veces por el tenor Raffaele Mirate. Verdi no había previsto cadencia alguna y quedó al criterio de los intérpretes introducir las suyas para darles variedad a los bises. Es probable que Mirate, según las crónicas voz tan
squillante y poderosa como dúctil, fuera el primero en elevar una octava la conclusión hasta el si natural. Tenores como Mario y Masini, acrobáticos y fantasiosos, insertaron las vocalizaciones que incluso hoy han sobrevivido a la revisión filológica (ignoro si Verdi aprobó la que se suele cantar) Angelo Masini preparó siete; era preciso pues por ejemplo en 1885 concedió cuatro repeticiones durante una representación del San Carlo. Francesco Marconi fue más lejos e insertaba un do sostenido sobreagudo en las vocalizaciones. Giacomo Lauri-Volpi usó varias veces esta cadencia y Luciano Pavarotti la encontró útil para colocar la voz y así emitir con más facilidad el si natural conclusivo (¡!) Más famoso fue el enfrentamiento de Fleta con Toscanini:
"...El escándalo, la polémica llegará en el último acto. En los ensayos, Toscanini ya había advertido a Fleta que esa forma arbitraria de interpretar "La donna é mobile" podría tener cabida en cualquier escenario, menos en "La Scala" y sobre todo, estando él en el podio. Aquella inverosímil cadencia que el tenor había introducido en la "canzonetta" en un desaforado alarde de facultades, desató las iras del riguroso maestro que acabó confiando en una mayor disciplina del cantante el día de la representación. No será así. Toscanini ya ha cedido en unas leves liecencias durante el "Questa o quella" y el "Parmi veder le lagrime".
Miguel canta "La donna è mobile" con desdén de las notas, aplicando filaduras del forte al piano y del piano al forte para desembocar en una cadenza que recorre toda la escala hasta llegar al do sostenido sobreagudo, resolviéndola en si natural.
Miguel fila una nota alta, en formidable aliento, la estira, la desvanece, y cuando los espectadores están persuadidos de que no hay soplo posible, vuelve a abrirla en un increíble gruppeto para rematarla en un prodigioso calderón.
Pero el maestro no está dispuesto a soportar más. La nota artificialmente prolongada de la
canzonetta, queda en evidencia cuando Toscanini descompensa el efecto, poniendo la orquesta en la precisa indicación de la partitura. Todos se han dado cuenta de las disparidad de criterios. Medio teatro aplaude con fuerza, mientras la otra mitad mete el pié. Unos están con el tenor y otros con el músico.
El crítico del
Corriere della sera, toma partido por el director y quienes le apoyaron: .... el punto mas censurable se produjo al final de "La donna è mobile", cuando el tenor consideró oportuno desenfundar una infelicísima
cadenza, siguiendo el ejemplo de ciertas costumbres que, en La Scala, gracias la educación del público y el riguroso sentido artístico de Toscanini, está definitivamente proscritas. En este punto la insolencia fué demasiado grave y la reacción no podía faltar"
Fleta. Memoria de una voz. Alfonso Carlos Saíz Valdivielso
No me constan grabaciones de ninguno de los tres donde canten este do sostenido; sí existe una de Franco Corelli, sólo publicada el año pasado por Emi. A pesar de las típicas notas arrastradas y algunos ataques con aspiración, Corelli se muestra acertado en los contraste
forte-piano (no tanto para respetar los ‘marcato’ de “Sempre un amabile”) dándole un carácter impetuoso a la página.
La donna è mobile
Tendremos ocasión de escuchar muchas más versiones de esta
Canzonetta.