Mientras la música de Rigoletto apenas se acoge a formas habituales, el Duque canta una balada y una Canción bipartitas y un aria con su
cabaletta.
La música de Rigoletto explora sus sentimientos, revela sus miedos y esperanza más profundos a cada compás. La del Duque apenas tiene un instante es que reflexiona sobre un capricho.
Rigoletto canta melodías elegíacas, susurra, clama a plena voz, lanza una invectiva agotadora, se desgarra en escena. El Duque siempre es igual a sí mismo: arrogante y seductor, excepto un instante de ternura.
¿Qué es lo que ha hecho que un personaje cuya música no innova, es ligeramente superficial y cubre un rango expresivo limitado sea uno de los fundamentales en la escritura de la Historia del Tenor del S. XX?
En primer lugar que es una música hermosa y memorable en su ligereza. En segundo, que está soberbiamente escrita para lucir la voz del tenor romántico. En tercero, que admite dos enfoques contrapuestos que pueden coexistir en diferentes proporciones.
Es dudoso que Verdi pensara en Don Giovanni al retratar al Duque, ya que Mozart no era precisamente una de sus predilecciones. Sin embargo ambos personajes comparten varias características:
- Un canto que oscila entre lo refinadísimo y lo popular.
- La expresión de sentimientos voluptuosos.
- Nunca o casi nunca reflexionan sobre su posición en el drama.
- Son personajes más musicales que dramáticos.
Veamos como aparece esto reflejado en la música.
El Duque entra en escena impetuosamente y expone su filosofía libertina sobre las mujeres. La caída al mib grave que precede a esta Balada ya transmite una sensualidad a flor de piel. Sensualidad acentuada por las dos nuevas bajadas al mib y la tesitura central de la página. Los ascensos al lab bemol muestran la arrogancia del noble, siempre compatible con la indicación “con eleganza” que encabeza la partitura. Todo ello lo encontramos en las dos interpretaciones de Enrico Caruso, que además ejemplifican la profundización en la faceta sensual del personaje que llevó a cabo según pasaban los años y su timbre se hacía más baritonal. En ambas disfrutamos del brío de sus “infiora” y “smanie” (así van marcadas) pero la primera es más ligera, mientras que la de 1908 es más ligada y vibrante, los graves más plenos.
http://www.box.net/shared/3p0y1acgkg (1904)
http://www.box.net/shared/41pbt59r4o (1908)
Saltando casi setenta años, escuchamos el brillante “Questa o quella” de Luciano Pavarotti, más brioso que elegante, pero rematado con una cadencia soberbia (
squillantissimo lab). Sin embargo la audición que nos interesa más es la siguiente, el bellísimo
minuetto que canta el Duque mientras corteja a la Condesa. Aquí usa un lenguaje estudiadamente poético acorde con el rango de la seducida (veremos como lo cambia para Gilda y Maddalena) La música, como corresponde, es galante y refinada:
Ma dee luminoso
in Corte tal astro qual sole brillare.
Per voi qui ciascuno dovrà palpitare.
Per voi già possente la fiamma d'amore
(con enfasi baciandole la mano)
inebria, conquide, distrugge il mio core.
Fascinante la morbidez de la voz de Pavarotti en esta pequeña joya, como si la elevada tesitura no le supusiera ningún problema. Acentúa con fervor (el primer “Per voi già possente” es seducción pura) y es particularmente afortunada la distinción entre “inebria”, “conquide” y “distrugge”, de un abandono sensual único. La misma página en la impecable versión de Kraus es un galanteo (aparte de que no colorea las palabras citadas); Pavarotti suena como un depredador insaciable. (Desafortunadamente no he podido eliminar las chuscas risotadas de Milnes)
http://www.box.net/shared/y4lwh7pc0c Pavarotti (Balada y
minuetto)
http://www.box.net/shared/9kkezgwg8g Kraus (Sólo
minuetto)