El encuentro con Sparafucile ha turbado a Rigoletto. “Somos iguales; yo la lengua, él tiene el puñal”. Ambos son temibles y a la vez forajidos por su condición. Aquél mata, Rigoletto usa la risa para vilipendiar a sus enemigos. Se mezcla la admiración por la seguridad del profesional con el horror de verse reflejado en el asesino. Es un recitativo (
Adagio) crispado marcado por varias pausas. Retorna la reflexión anterior: “Quel vecchio maledivami”, sobre la cual Verdi indica claramente <>. Se inicia un
Allegro donde Rigoletto, de nuevo en estilo declamatorio, acusa a la Naturaleza y a los hombres de haberle hecho “vil y desgraciado”. Más profunda es la rabia de ser deforme y bufón: “No poder, no deber más que reír - el patrimonio de todo hombre me es negado: el llanto”. Es importante notar que en “ridere” el tiempo vuelve a ser
Adagio para hacerse
Moderato al describir al origen de sus humillaciones: el Duque. "Este señor mío - joven, alegre, tan poderoso, bello – que mientras dormita me dice:
¡Hazme reír, bufón!”. En esta frase la tesitura se sitúa por encima del mib3, lo que sin duda es una imitación de la voz de tenor. La furia se apodera del pobre bufón: las indicaciones de
Tutta forza y
Con forza marcan sus exclamaciones: “Cómo os odio, cortesanos burlones, si soy inicuo es por causa vuestra sólo”. La orquesta, casi callada hasta ahora, prorrumpe en un
ff. Nuevo cambio de tempo (
Andante) y de estado de ánimo. Lejos de la nequicia de la corte “en otro hombre me transformo aquí”, un solo de flauta (
dolce) establece un oasis de melodía. Nueva reflexión sobre la Maldición: “¿Por qué sigue turbando mi mente? ¿Me sobrevendrá desgracia?” y un intento de desdeñar tales oscuros presagios “è follia”. Abre la cancela de su casa y entra.
SCENA VIII
Rigoletto, guardando dietro a Sparafucile
RIGOLETTO:
Pari siamo!... io la lingua, egli ha il pugnale;
L'uomo son io che ride, ei quel che spegne!...
Quel vecchio maledivami!...
O uomini!... o natura!...
Vil scellerato mi faceste voi...!
Oh rabbia!... esser difforme!... esser buffone!...
Non dover, non poter altro che ridere!...
Il retaggio d'ogni uom m'è tolto... il pianto!...
Questo padrone mio,
Giovin, giocondo, sì possente, bello,
Sonnecchiando mi dice:
Fa ch'io rida, buffone...,
Forzarmi deggio, e farlo!... Oh, dannazione!...
Odio a voi, cortigiani schernitori!...
Quanta in mordervi ho gioia!..
Se iniquo son, per cagion vostra è solo...
Ma in altr'uom qui mi cangio!...
Quel vecchio malediami!... tal pensiero
Perché conturba ognor la mente mia!.,.
Mi coglierà sventura?... Ah no, è follia.
(Apre con chiave, ed entra nel cortile.)
Como hemos visto, la diversidad de sentimientos tiene reflejo en los rápidos cambios de
tempo, que por ejemplo ya aparecieron en el “Chi mi toglie il regio scettro?” de Nabucco. En su momento se acusó a Verdi de no saber componer arias; la realidad es que la particularidad del personaje y los cambios de humor exigían estas alteraciones en la dirección de la melodía y en la atmósfera. De nuevo las exigencias dramáticas imponen la forma a la música.
Pari siamo!