Sparafucile hace entrar a su hermana y sale a la calle. Rigoletto le emplaza a acordar el asesinato del Duque más tarde. Entre tanto, éste inicia un descarado y humorístico cortejo de Maddalena. Ella se divierte fingiendo oposición y le recrimina su comportamiento libertino, que reconoce con desvergüenza. Gilda puede escuchar y ver toda la escena. Enardecido, el Duque propone matrimonio a Maddalena y entona la
Canzonetta que lanza en Cuarteto, quizá la cumbre de la ópera y el mejor número de conjunto del melodrama italiano. Comienza con un
Andante de frases amplias y ligadísimas, con frecuentes caídas al grave (de nuevo la sensualidad domina al Duque) y una exultante escalada (muy acentuada para conseguir el efecto palpitante del texto) al si bemol. Maddalena ríe en un procaz canto de semicorcheas. Desde fuera, Gilda lamenta amar a un hombre así con frases que sugieren claramente sollozos apenas contenidos; Rigoletto, en una tesitura grave, se limita en principio a reprocharle la inutilidad del llanto. El Duque culmina una frase ascendente en un nuevo si bemol. Se inicia un pasaje en el que su voz se enlaza con las de ambas mujeres, contrastando las alegres notas breves de Maddalena con las largas frases de Gilda. La parte de Rigoletto se hace más relevante al prometer venganza (
con voce cupa), llegando al magnífico martilleo de semicorcheas de “Io saprollo fulminar”. Entre tanto, el Duque, cuyas frases se han hecho más apremiantes, exclama sonoros “Vieni” (que suelen ocultar la parte de Rigoletto). Un coda remata la obra maestra: Gilda y Rigoletto se unen un agitado canto de semicorcheas y silencios (en ella, llanto; en él, frenesí) sobre el que el Duque (en la misma métrica de Maddalena) se abandona a un canto sentimental de largas frases ascendentes hasta un muy comprometido si bemol agudo (dos veces).
Como se ve (igual alguien se ofrece a dar una descripción más autorizada) la caracterización musical y dramática de los cuatro personajes roza lo milagroso.
Según parece, fue esta potencia dramática del Cuarteto lo que hizo que Hugo apreciara “Rigoletto”. Furioso por las libertades de la adaptación de “Ernani”, había vetado la nueva ópera. Desde entonces cambió de opinión y su relación con Verdi se hizo amistosa. Estaría bien que alguien contara la historia con exactitud, porque yo no encontré más que referencias casi anecdóticas.
¿Monsieur Delaforce?
SCENA III
Gilda e Rigoletto sulla via, il Duca
e Maddalena nel piano terreno
DUCA:
Un dì, si ben rammentomi,
o bella, t'incontrai...
mi piacque di te chiedere,
e intesi che qui stai.
Or sappi, che d'allora
sol te quest'alma adora.
GILDA:
Iniquo!...
MADDALENA:
Ah, ah!... e vent'altre appresso
le scorda forse a desso?
Ha un'aria il signorino da vero libertino...
DUCA:
Sì... un mostro son...
(per abbracciarla)
GILDA:
Ah padre mio!...
MADDALENA:
Lasciatemi, stordito.
DUCA:
Ih, che fracasso!
MADDALENA:
Stia saggio.
DUCA:
E tu sii docile,
non farmi tanto chiasso.
Ogni saggezza chiudesi
nel gaudio e nell'amore...
(le prende la mano)
La bella mano candida!...
MADDALENA:
Scherzate voi, signore.
DUCA:
No, no.
MADDALENA:
Son brutta.
DUCA:
Abbracciami.
GILDA:
Iniquo!
MADDALENA:
Ebro!...
DUCA:
(ridendo)
D'amor ardente.
MADDALENA:
Signor l'indifferente,
vi piace canzonar?
DUCA:
No, no, ti vo'sposar.
MADDALENA:
Ne voglio la parola...
DUCA:
Amabile figliuola!
RIGOLETTO:
(a Gilda che avrà tutto osservato ed inteso)
E non ti basta ancor?
GILDA:
Iniquo traditor!
DUCA:
Bella figlia dell'amore,
schiavo son de'vezzi tuoi;
con un detto sol tu puoi
le mie pene consolar.
Vieni e senti del mio core
il frequente palpitar.
Con un detto sol tu puoi
le mie pene consolar.
MADDALENA:
Ah! ah! rido ben di core,
chè tai baje costan poco,
quanto valga il vostro gioco,
mel credete so apprezzar.
Sono avvezza, bel signore
Ad un simile scherzar.
GILDA:
Ah così parlar d'amore
a me pur l'infame ho udito!
Infelice cor tradito,
per angoscia non scoppiar,
Perché o credulo mio core,
un tal uomo dovevi amar!
RIGOLETTO:
(a Gilda)
Taci, il piangere non vale;
Ch'ei mentiva or sei sicura...
Taci, e mia sarà la cura
la vendetta d'affrettar.
Pronta fia sarà fatale,
io saprollo fulminar.
RIGOLETTO:
M'odì!... ritorna a casa...
oro prendi, un destriero,
una veste viril che t'apprestai,
e per Verona parti...
Sarovvi io pur doman...
GILDA:
Or venite...
RIGOLETTO:
Impossibil.
GILDA:
Tremo.
RIGOLETTO:
Va!
(Il Duca e Maddalena stanno fra loro parlando,
ridendo e bevendo. Rigoletto va dietro la casa,
e ritorna con Sparafucile, contandogli delle monete)
Rigoletto ordena a Gilda que regrese a casa, se vista de hombre y parta hacia Verona, donde él se le unirá al día siguiente. Este retraso la aterroriza, pero parece acatar el plan. A continuación cierra el trato con Sparafucile: le adelante la mitad de los veinte escudos de oro que exige por asesinar al supuesto oficial de caballería que hospeda. A medianoche Rigoletto volverá para deshacerse del cadáver y pagar el resto del precio.
Cuarteto
Escena IV