Bueno, bueno,bueno....se va uno un par de horas y pasa lo que pasa...
1. El timbre de Troyanos es una cosa rarísima y preciosa. En Norma me da un subidón que pa`que.
2. Sobre Cossotto y el canto uterino: Sharpless, Cossotto no practicó en su Éboli un canto uterino; que era más bruta que un tractor, sí, pero ese es otro tema. Como señala Gino, su metal ha sido superior al de todas las mezzos italianas de postguerra. In-fi-ni-ta-men-te suprerior a Simionato, cuya Éboli me resulta muy cansina, por cierto, por ese fingido aristocraticismo, tan previsible (misma sensación que me deja Simionato en casi todos los roles). Cossotto, en los 60 y 70, nos dejó encarnaciones de Éboli para fijar en los anales. La citada de Roma, del 68, es de antología, pero véase el directo veneciano del 73, véase la toma de Chicago del 71, Salzburgo en el 76, Nápoles en el 76...y tantas otras. ¿Una Éboli a su altura en aquellos años? Me la mencionen, please, salvo Bumbry.
3. Ese registro del 68 es bruuuutal: lo de Gencer y Bruscantini no tiene nombre. Bravi, bravi, bravi.
Nota: mi amigo Sharpless sabe perfectamente que en las lides verdianas, y desde luego en Don Carlo, no hay forma de quitarme la matrícula. En sus cuitas wagnerianas, ya es otro cantar, pero en Verdi, Spi se lo come todo.
(¿No huelen a ego quemado? Va a ser el mío...)
p.d. El joven Ghiaurov, algunos días, caía en la tentación de ser un poco estentoreo, como bien ha visto Gino. Pero se lo perdonamos, of course, ante semejante timbre.