Bueno, seguimos con esos fragmentos originales. Los dos dúos reescritos (Carlos-Posa, Felipe-Posa) los dejo para luego, para compararlos con las versiones posteriores. Así que consultamos la pizarra y toca...
El comienzo del Acto III
En las versiones más conocidas, el acto comienza con una breve introducción orquestal y la aparición en escena de Carlos. Inmediatamente después se encuentra con Éboli, cubierta con un velo, o una máscara, a quien toma por Isabel.
El fragmento eliminado cumplía dos funciones en este contexto. Dar pie a un ballet y explicar las circunstancias de ese encuentro (¿por qué Éboli lleva una máscara?). Así pues, el acto comenzaba originalmente con un coro festivo, que daba paso a una breve conversación entre Isabel y Éboli. En ésta, Isabel decía que se marchaba, que la fiesta le agota y que prefiere marcharse a rezar. Al marcharse le da sus vestidos y su máscara a Éboli para que ocupe su lugar. Cuando Isabel se va, la princesa, recordando las melodías de la canción del velo se ve reina por una noche y aprovecha la circunstancia para ver a Carlos, a quien manda un billete (
Pour une nuit me voilà Reine es un claro juego de palabras: <--> me
voilée Reine, para que luego habléis de Verdi y sus libretos no shakesperianos
).
Escuchar (Matheson esta vez..., que se me ha estropeado el vídeo de Pappano
. Además, Matheson es el único que incluye el ballet, que ahora escucharemos.)
Tras la escena aclaratoria, viene un largo
ballet (unos 15 minutos), que acabo de escuchar en serio por primera vez
Como ya hemos comentado al principio de este hilo, el ballet fue añadido tarde al cuerpo de la música original (febrero de 1867). Luego fue desechado definitivamente por Verdi en su reescritura de 1882 y ahora casi nunca se representa.
Escuchar 1
Escuchar 2
El argumento del ballet es el siguiente, como cuenta Porter en el cuadernillo que acompaña a la grabación de Abbado de 1983 y como indica el propio libreto: en una gruta marina, varias perlas se miran coquetamente en un espejo. De pronto aparece un Genio, del que las perlas huyen, excepto una preciosa perla blanca, que ha quedado dormida. El Genio, admirado por su belleza la besa, despertándola sin querer. Al principio ella se asusta, pero él la convence para dejarse admirar (!), bajo la mirada celosa del resto de las perlas, verdes de envidia en sus conchas. De pronto aparecen todas y el Genio queda admirado por tanta belleza. Tanto, que no sabe decidirse por una. Entre tanto, las olas han avisado al Dios Coral, guardián de tanta belleza, que se preprara para castigar al intruso, a pesar de los ruegos de las perlas. Pero de pronto, el Genio se transforma en un paje de Felipe II (!!), ante quien todos se inclinan. Les explica que ha venido a buscar para su señor a la más bella de las perlas. Como no puede decidirse, todos los tesoros del mat se lanzan sobre la concha de la perla blanca del principio y se convierten en una carroza en la que va montada Isabel (!!!).
Es la perla maravillosa destinada al rey de España.
A Verdi cuando le daba el delirio, le daba, aunque no deja de tener su belleza el pasaje.
Argumento a parte, esa perla existió. Se llamaba
la Peregrina, descubierta en Panamá en 1560 y ofrecida a Felipe II (el esclavo que la descubrió fue liberado y hecho Gobernador de Panamá, ejem, eso dice Porter). Pero la historia de la perla es larga. Luego parece ser que perteneció a Napoleón III, y terminó en poder de Liz Taylor, por regalo de Richard Burton