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NotaPublicado: 03 Dic 2007 16:19 
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Jar Jar Binks
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Geppin escribió:
... pues ahí estas oblidao a ver la recreación en DVD que tiene NUCCI del atormentado (por el peso del deber) "Francesco". La Scola (resolutivo y eficaz, dejémoslo ahí) da vida a su hijo "Jacopo"


Lo veré :wink:

Geppin escribió:
Por cierto, veo que (musicalmente) nos vamos a ceñir a la versión en "franchute" (... o sea, "Don CarloS")


No, lo que haremos será un ágil equilibrio entre las dos (y más) versiones. Para presentar a Felipe he elegido la francesa porque incluye el Qui me rendra ce mort (esencial para el personaje), que esta tarde escucharemos, y porque Van Dam no eclipsa con su personalidad vocal los rasgos del personaje. Haber empezado con Ghiaurov o con Siepi, de los que hablaremos después, habría sido desenfocar el personaje.

Y ya que hablamos de Nucci, sólo conozco su Posa con Abbado en DG. ¿Tiene alguno más, que sepas?


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NotaPublicado: 03 Dic 2007 16:21 
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Jar Jar Binks
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maac escribió:
Es curioso pero los sentimientos paternales de Felipe afloran hacia Rodrigo, al que admira a pesar de que políticamente es un opositor, antes que hacia su propio hijo, que se alinea junto con Rodrigo, por amistad, evidentemente, pero casi más por despecho hacia el padre que por otra cosa.


Ahí está la clave, que cuando veamos más pormenorizadamente los fragmentos la comentaremos. La línea más paternal de Felipe se expresa siempre con Rodrigo. Los encuentros con don Carlo son de saltar chispas.


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NotaPublicado: 03 Dic 2007 17:00 
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Tom Doniphon
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Ubicación: En un lugar adyecto, aberrante y finisecular
NUCCI no se prodigó mucho en "Posa"; en estudio tenemos únicamente la versión que comentas bajo la batuta de Abbado con: Placisi, Ricciarelli, Raimondi, Ghiaurov y Lucía Valentini-Terrani.


Es cierto, Felipe II, siempre vió en Posa el "hijo que no tuvo", puesto que Carlo, no colmaba sus espectativas paternas ...


Imagen



Jo!, ... que pequeño salió


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NotaPublicado: 03 Dic 2007 17:02 
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:aplauso:


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NotaPublicado: 03 Dic 2007 19:42 
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Mister Foro 2010
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Geppin escribió:
... pues ahí estás obligado a ver la recreación en DVD que tiene NUCCI del atormentado (por el peso del deber) "Francesco". La Scola (resolutivo y eficaz, dejémoslo ahí) da vida a su hijo "Jacopo"

Eso es mucho decir. Al bueno de Vincenzo sólo lo escuché en directo una vez. Una Bohème con la Freni. Pensé, qué lastima, que este tío está afónico. Después descubrí que no, que su voz era así.


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 20:07 
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Jar Jar Binks
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Veamos más detenidamente esas diferentes facetas de Felipe de las que hablaba antes.

Felipe, le roi

Desde su aparición el el acto II hasta el final del acto III (escena de la coronación- auto de fe), la obra nos presenta a Felipe en su imagen más pública, a través de tres grandes escenas que lo oponen a los tres principales elementos del drama: el primer enfrentamiento (indirecto) con Isabel, el apasionante duo con Posa, y la terrible confrontación con Carlos. Pero eso no significa que aquí no podamos empezar a atisbar las profundidades del drama que estallan en el acto IV.

Para empezar, la aparición del rey no puede ser más dura. Precedido del anuncio de Tebaldo y acompañado de una música solemne, el rey interviene abruptamente: Pourquoi seule, madame?. Sin saber lo ocurrido (el encuentro secreto entre Isabel y Carlos), Felipe castiga con extrema dureza el atrevimiento de la reina. Obsérvese cómo marca con frialdad la distancia (Ignorez-vous la regle de ma Court?). En una intervención apoyada en las notas graves (que cantantes como Ghiaurov han explotado hasta el escalofrío, como veremos), Felipe, expeditivo, destierra a la dama que debía acompañar a Isabel.(Escuchar, seguimos con la grabación de Pappano, Van Dam) La intervención del coro de cortesanas marca el contraste con la dureza de las palabras del rey. Contraste que se acentúa con la bella canción de despedida que Isabel le dedica a su dama.

Una vez que todos se han ido, Felipe pide a Rodrigo que se quede (en la puesta en escena de esta grabación, Van Dam, con gran acierto del regista, se acerca a Isabel y la saca de escena elegantemente pero con firmeza, tras pronunciar el Restez! dirigido a Posa). En esta intervención, Felipe mantiene el tono real de la anterior intervención. Se dirige a Posa fríamente, con un fraseo marcado e implacable. (Escuchar)

En el diálogo que mantienen, que analizaremos en otro momento (recordad que esta grabación recoge la primera escritura de la escena. Por ahora dejemos eso de lado, pues ya las compararemos a las dos en otra sección), Felipe defiende primer con vehemencia sus postulados políticos. Pero lo que nos interesa aquí es la primera ruptura del monolitismo frío, rocoso y lejano que ha carectizado a Felipe hasta el momento. Ante los vehementes postulados políticos de Posa, Felipe no muestra enojo, sino una cierta predisposición a comprender lo que oye de Rodrigo (Escuchar, a partir de 1:21: Quel langage nouveau...). Para terminar, tras la insistencia de Posa, con unas frases llenas de paternalismo (2:06). El contraste entre viellard y Roi de la moitié du Monde empieza a dar el tono del Felipe que empieza abrirse al espectador.

Una apertura que alcanza un primer y precioso clímax al final de este duo. Cuando parecía que la conversación había alcanzado su término, Felipe llama a Posa de nuevo (la ansiedad que aplica Van Dam a estas palabras es acertadísima: Non, restez, mon enfant. J'aime votre âme fière. La mienne à vous va s'ouvrir toute entière. Escuchar). Tras esta paternal imprecación, Felipe entona unos compases de una belleza impresionante que se han mantenido así en todas las versiones de la obra (Votre regard hardi s'est levé sur mon trone). Observad la desolación que imprime la partitura a cada una de las primeras frases de la intervención: 00:46, Regardez ma maison, con el acorde de las cuerdas y la respuesta de la trompa; esquema que se repite en Le trouble l'environne (libreto precioso, por cierto, de una intensidad increíble). En una melodía más dulce, llena de compasión, el rey confiesa con dolor (0:56): Oui père malheureux, plus malheureux époux. Felipe termina por buscar apoyo en Posa, a través de una verdadera declaración de amistad paterna (luego el libreto retoma esta idea tras la muerte de Posa): 1:31, con unos acordes dubitativos y nerviosos, el rey dice Soyez leur juge et mon appui (...). Toi qui seul es un homme au milieu des humains, je met mon coeur en tes loyales mains.

La declaración no puede ser más bella. Como el propio Rodrigo proclama, el rey ha abierto ese corazón cerrado para todos los demás. Por primera vez en la ópera Felipe se ha atrevido a romper el duro cascarón de su majestad.

Sin embargo la ruptura aún no ha sido total, en el acto III el libreto vuelve a presentarnos a un Felipe en majestad, más solemne que nunca, en la escena de la coronación. Con un fraseo amplio y poderoso, ante el pueblo que le aclama, Felipe proclama su poder (Escuchar)

Una dureza que mantiene contra los herejes flamencos que aparecen en escena, a pesar de que todo el coro, Posa, Isabel y Carlos le piden piedad. (Escuchar). Aunque contestado, Felipe mantiene su autoridad de rey, y empecinado retorna a su línea vocal, pese a todas las melodías que se cruzan pidiéndole clemencia.

Pero esa autoridad se ve quebrantada por Carlos, en una ardiente intervención. Este fragmento es crucial, porque Felipe se vuelve a mostrar con la máxima autoridad, en su estado de mayor majestad, pero es incapaz de dominar la situación sin recurrir a Posa. Aunque la línea vocal de toda la escena es igual de dura y majestuosa, cantada toda en forte, ya no tiene los efectos que tenía en su primera intervención del II Acto. La debilidad manifiesta en el duo con Posa no ha sido mostrada en vano. A pesar de ello, obérvese cómo Felipe dedica las frases de la mayor dureza y crueldad hacia su hijo (Escuchar).

Así pues, en cuestión de tres escenas, el rey ha ido despojándose de la autoridad incontestada de su primera intervención. Con el bellísimo choque del dúo con Posa se ha mostrado el rey se ha ido convirtiendo, a ojos de los espectadores, en hombre. La culminación del proceso llega pronto, en el acto IV, a través de una de las más bellas arias de la Historia de la Ópera y que comentaremos después. :wink:


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 20:16 
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Jar Jar Binks
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Vaya ladrillo me ha salido. Espero que esto interese a alguien :rolling:


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 20:21 
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Mister Foro 2010
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Siddharta escribió:
Vaya ladrillo me ha salido. Espero que esto interese a alguien :rolling:

Interesa, Siddharta, interesa, y mucho. Pero ladrillaco es, refractario, :lol:.
Es cuestión de echarle tiempo... poco a poco. Pero el foro, ahora mismo, bulle.


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 20:51 
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Pumby
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La verdad es que entre el (los) cantante del mes y la ópera se echa un ratico :)


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 22:40 
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Pues yo me muero de ganas de escuchar el Felipe de Van Dam, pero mi computador no me deja escuchar archivos putfile.... :cry: . Me adentré tanto en la lectura que ni siquiera me percaté cuando llegué al final.
Excelente trabajo, Sid.

Saludos :wink:


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NotaPublicado: 04 Dic 2007 23:58 
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Claro que interesa, :D aunque como dice Stiffelio, entre los rusos de Idi y tu Don Carlo, yo voy varios post por detrás. :wink:


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NotaPublicado: 05 Dic 2007 0:08 
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Siddharta escribió:
Vaya ladrillo me ha salido. Espero que esto interese a alguien :rolling:

Si te digo que he conseguido leer el mensaje entero, ya te he contestado.
Magnífico trabajo para una magnífica ópera.


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NotaPublicado: 05 Dic 2007 15:30 
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Jar Jar Binks
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Felipe, el hombre

Esa apertura que se había insinuado en el dúo con Rodrigo (Votre regard hardi s'est levé sur mon trone...), reaparece al comienzo del acto IV para dibujar uno de los momento más bellos jamás escritos sobre una partitura. Con un texto cuidadísimo, fusionado con una música llena de simbolismo*, Verdi nos presenta al hombre, lleno de debilidades y dudas.

(Escuchar. Vuelvo a colgar el aria, porque antes corté sin querer parte de la introducción. Canta Van Dam. No os preocupéis si no os gusta, porque más tarde escucharemos a muchos otros Felipes. :D )

La introducción orquestal ya esboza las líneas temáticas que luego desarrolla el texto. Los tres primeros acordes, repetidos dos veces, son un recurso utilizado tradicionalmente para presentar en escena a un personaje solemne. Sin embargo, no hay en la orquestación de toda el aria ninguna intervención de las trompetas, clásico instrumento propio de la realeza. A ellos les sigue una bella frase del violoncello, que comienza su melodía en solitario (la identificación de ese instrumento con el propio Felipe es clara). La frase queda cortada por un ténue recuerdo del primer motivo, tocado por cuatro trompas. El violoncello continúa una melodía melancólica y reflexiva, hasta que los violines inician una nueva melodía, más nerviosa y ágil acompañada por las trompas, que siguen con los tres acordes iniciales, y subrayada por un punteo de las cuerdas), que transmite las dudas y los agitados pensamientos del rey. Tras ellos, el violoncello vuelve desarrollando una melodía más sombría. Finalmente, todos los motivos se juntan (aunque las trompas han reducido su intervención a dos notas, diluyendo el significado solemne del esquema de tres acordes, como paso previo al aria), dominados por el violoncello.

Tras la intensa introducción, comienza el aria. Las indicaciones del libreto dicen: Philippe, plongé dans une méditation profonde, est appuyé sur une table couverte de papiers, où des flambeaux achèvent de se consumer. Le jour commence à éclairer les vitraux des fenêtres. Y comienza:

(comme en un rêve): Elle ne m'aime pas! non! son cœur m'est fermé,
Elle ne m'a jamais aimé!
Je la revois encor, regardant en silence
Mes cheveux blancs, le jour qu'elle arriva de France.
Non, elle ne m'aime pas!
Elle ne m'aime pas!

(Revenant à lui-même.)

Felipe comienza sus palabras con unos intensos trémolos (la debilidad y la duda son extremas, en una atmósfera casi alucinatoria) de las cuerdas y de nuevo, el recuerdo de los acordes reales (pero esta vez interpretados por la flauta). Después, la melodía presentada en la introducción acompaña al rey, hasta que reaparece el trémolo en Non, elle ne m'aime pas! En estas frases Felipe presenta melancólico el primer tema del aria: su matrimonio frustrado con Isabel.

-

Où suis-je? Ces flambeaux
Son consumés...L'aurore argente ces vitraux,
Voici le jour! Hélas! Le sommeil salutaire,
Le doux sommeil a fui pour jamais ma paupière!


El rey se despierta de ese estado de semi-inconsciencia, subrayadas sus frases por las cuerdas. A la lírica frase Voici le jour!, le sigue una frase que termina en unas bellísimas notas graves, sombrías y tristes.

-

Je dormirai dans mon manteau royal,
Quand aura lui pour moi l'heure dernière,
Je dormirai sous les voûte de pierre
Des caveaux de l'Escurial!


El núcleo melódico del ária es precedido por un nuevo recuerdo de su condición real, con los tres acordes, que se repiten hasta fusionarse y perderse con la línea melódica del aria (para luego aparecer esporádicamente). La música (y el texo: mon manteau royal) no puede ser más implacable, poniendo constantemente en contraste el desamparo de la reflexión de Felipe con su condición de rey todopoderoso. Las cuatro frases del aria, de enorme belleza melódica, plantean el sombrío tema de la muerte (representada también por la vela consumida del comienzo del aria), pero tratado con tintes de liberación. La situación es de un enorme dramatismo.

-

Ah, si la Royauté nous donnait le pouvoir
De lire au fond de cœurs où Dieu seul peut tout voir!


De nuevo los tres acordes preceden a la frase en la que Felipe habla directamente de su condición real. La música, enérgica, acompaña al rey en su subida al agudo. El texto hace un claro guiño al dúo con Posa, en el que se demuestra la radical sinceridad que Felipe está llevando a cabo en esta aria. (A Posa le había dicho: Vous changerez d'avis quand vous saurez le coueur de l'homme à l'égard de Philippe). Aquí, esta frase, que comenzaba enérgica y potente, termina en grave y sin orquestación, en la más pura de las desolaciones. Para dar paso a...

-

Si le Roi dort, la trahison se trame,
On lui ravit sa couronne et sa femme!


Un breve recitativo acompañado por las rápidas escalas de las cuerdas, de nuevo mostrando dudas.

-

Je dormirai dans mon manteau royal, etc.
Ah! Si la Royauté nous donnait le pouvoir
De lire au fond des cœurs!
Elle ne m'aime pas! non! son cœur m'est fermé,
Elle ne m'aime pas!

(Il retombe dans se rêverie.)

Finalmente se repiten los esquemas anteriores, con el incesante y casi insultante, desde esta perspectiva que presento, recuerdo de los acordes iniciales, casi ya una caricatura de aquellos potentísimos seis acordes de la introducción orquestal. La última frase, comenzada en piano y terminada a plena voz, es el remate final a la descripción del estado de ánimo del monarca.


El retrato está hecho. El rey, despojado de sus atributos reales, se muestra al espectador como un hombre solo, ensimismado en sus dudas y en sus oscuridades, perdido y desorientado ante el drama que se está tejiendo a su alrededor. Uno de los más intensos y bellos retratos de la historia de la Ópera. ¿O no? :wink:

<p align="center">Imagen </p>

*NOSKE, F.R., "From idea to sound. Philip's monologue in Verdi's 'Don Carlos', en la revista Studi Verdiani, nº 10 (1994-95), Parma. Este artículo supera con mucho mis conocimientos musicales, por lo que he asimilado de él las partes más profanas. Si alguien está interesado, se lo puedo hacer llegar. :wink:


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NotaPublicado: 05 Dic 2007 17:15 
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Pumby
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Joer, ¡Qué exposición! Enhorabuena.... :D

A mi siempre me ha parecido que esta es el aria de la Soledad, con mayúsculas. Felipe, con todo su poder se siente y está tremendamente solo... y Verdi nos lo hace sentir así....


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NotaPublicado: 05 Dic 2007 23:27 
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Spinete
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Bravo por esos dos ladrillos, Siddharta :wink:

Un breve comentario se me ocurre: a menudo se confrontan el Felipe rey y el Felipe hombre -padre y esposo- como si de la imagen pública y de la imagen íntima del monarca se tratara. Parece obvia esta contraposición, pero me pregunto si toda la ópera no consiste acaso en la manifestación in crescendo de una presión insostenible de la dimensión pública -Flipe rey- sobre la dimensión privada -Felipe hombre-. Así Verdi nos expone durante unas tres horas de música cómo un hombre, con las contradicciones naturales, con sus velamientos, y no exento de temores a pesar de su entidad política, cómo, digo, un hombre de carne y hueso se va desnudando ante una vida pública que no siente suya.

Dicho lo cual...añado un comentario para que Siddharta tome nota -me consta que lo hará :wink: - y asigne un hueco, en sus exposiciones, a un comentario sobre el extraño y abrupto final de la ópera, se tome el final que se tome. La pregunta es simple, pero yo no sé responderla: ¿cómo acaba Don Carlo?

Que ustedes lo escuchen bien. Saludos.


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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com