Poco antes del estreno Bellini tenía gran confianza en el éxito de
Norma. Estaba seguro de haber compuesto su mejor ópera y también se sentía razonablemente satisfecho de los cantantes que iban a estrenar la obra.
Se equivocaba. La noche del estreno, el público reaccionó con gran frialdad y las críticas fueron indiferentes. En algún caso, se llegó a hablar de fiasco. Sin embargo, las dos siguientes representaciones fueron mejor, con los cantantes más asentados en sus difíciles papeles y el propio Bellini, que había pasado por momentos críticos tras el estreno comenta en sus cartas
:
"El estreno se complicó, pues los cantantes no midieron bien sus fuerzas. Estaban muy cansados en el segundo acto y el final fue realmente mal cantado. En cuanto consiguieron adaptarse a la obra, la reacción del público cambió totalmente y con aplausos requirieron mi presencia en el escenario al terminar la representación".
El teatro está siempre lleno, hay un silencio sepulcral durante la representación y los aplausos del final son unánimes. Si estos son los síntomas de un fiasco, entonces podemos decir que Norma es un fiasco"
En realidad, la gran mayoría de los críticos italianos se enamoraron de
Norma y la consideraron una obra maestra en vida de Bellini. Incluso sus propios colegas, los compositores italianos: Rossini, Donizetti, Pacini, Mercadante, los hermanos Ricci.... eran unánimes en sus elogios.
Otro amante, éste menos previsible, de
Norma fue el joven Ricardo Wagner. En 1836 dirige por primera vez la ópera en Könisberg que llevará también a Riga y Magdeburgo. Se interesa por cambiar aspectos de su orquestación (que llegan a interpretarse en Riga, pero de los que finalmente reniega) y hasta compone un aria adicional. Dice de
Norma que
"es la culminación de toda la ópera italiana, donde la verdadera melodía se une a la más íntima pasión". Y este respeto por Bellini le acompañará ya hasta la muerte. Declara Cosima en 1872:
"Richard tararea partes de Norma y Puritani, comenta que Bellini escribía melodías más hermosas que los propios sueños".
Franz Liszt, totalmente hipnotizado por la belleza de
Norma, llega a componer una obra basada en la ópera, parte del conjunto de sus
Réminiscences (como hizo también con 'Lucía di Lammermoor' o 'Don Giovanni').
Para Verdi, Bellini era el mejor ejemplo de las fortalezas del estilo italiano y también de lo que consideraba sus debilidades (principalmente, acusaba al siciliano de componer sólo por instinto, sin una apropiada base formal). Para él, Bellini era "
pobre en armonía y orquestación, rico en sentimientos y una melancolía que se expresaba en sus maravillosas melodías".
Para los interesados en profundizar en los aspectos técnicos y musicológicos de la obra de Bellini recomendar el siguiente libro:
Vincenzo Bellini and the Aesthetics of Early Nineteenth Century Italian Opera, de Simon Maguire que proporciona una interesante y bastante asequible introducción al tema.