Yo creo que no lo obligaron, estuvo de acuerdo con el agregado (tendría que buscar de dónde la saqué).
Dice Mozard:
Citar:
Quizá ahora tenemos una perspectiva distinta de la ópera, primero porque vamos a verla sabiéndola de memoria y segundo porque nuestro patrón de sensibilidad es distinto.
E vero: hoy en día a nadie le parece demasiado conflictivo saber si un canalla se va a arrepentir a último momento o no, o si se va a ir de cabeza al infierno. Pero para el siglo XVIII no era ningún chiste el tema. Y Mozart era masón y católico (combinación frecuente, aunque ahora nos suene extraña).
B.A., sobre el otro tema, por Buenos Aires nos resulta una interpretación de lo más usual
Yo no adhiero completamente, de todos modos. Me parece que en primer lugar D.G. es un mal bicho, incapaz de afecto con mujeres, hombres, perros, lo que quieras: mata al comendador y no siente pizca de remordimiento, trata a Leporello como la mona y en dos ocasiones lo manda al frente para que lo culpen en su lugar ...
No necesariamente alguien que no acepta o teme su propia homosexualidad tiene que comportarse como semejante canalla solo para autoprobarse que es muy macho, creo.
Baci,
Maddalena
