Diálogos de Carmelitas: La creación de la obra vista por Poulenc
En 1953 la Scala solicitó a Poulenc la composición de un ballet. En esos momentos, Poulenc se inclinaba más bien por una obra lírica. En una visita a Milán, tras una discusión sobre el tema, recibió la propuesta de adaptar para la ópera “Diálogos de Carmelitas”. Al principio la propuesta asustó al compositor:
“ ¿ Qué se dirá de una ópera sin intriga amorosa ? Conozco la pieza de Bernanos y me parece espléndida, pero tengo grandes dudas sobre su viabilidad como base para un libreto. Tengo que reflexionar largo y tendido sobre esta cuestión”
Sin embargo, de una forma un tanto accidental encontró la decisión que buscaba:
“ Me encontraba en Roma la víspera de un concierto y, en la vitrina de una librería, contemplé el libro de Bernanos. Lo compré y me puse a leerlo en una cafetería de la Piazza Navona. Abrí el libro al azar; estaba en la página donde Mme de Croissy recibía a Blanche y la decía: << N’allez pas croire que ce fauteuil soit un privilège de ma charge comme le tabouret des ducheses … >>. ¡ Para mi sorpresa encontré casi inmediatamente la línea melódica de esta larga frase !. La suerte estaba echada. “
A su vuelta a París comenzó a trabajar en la ópera, de forma compulsiva. Escribe a su gran amigo Pierre Bernac:
“ Los Diálogos están en marcha. Creo que seguirán adelante, pero soy consciente que tengo que resolver aún muchos problemas. He encontrado la solución ideal para el tono de la entrevista de Blanche con la Priora: tranquilo al comenzar, feroz en el medio ( la parte de las reglas de la orden ) y de nuevo dulce y tranquilo al finalizar. No atiendo al teléfono: la ópera, la ópera, la ópera,.. ”
Progresivamente el proceso de creación obsesiona a Poulenc. A finales del verano de 1953 escribe a Stéphane Audel:
“ Sólo te escribo dos palabras; la Madre Marie se lleva toda mi atención. No sé como resolver su escena con la segunda Priora. No puedo pensar en otra cosa. Creo que estoy empezado a conocer a estas damas. Vuelvo a mi piano, donde mis carmelitas me esperan.”
A mediados de Septiembre, había hecho grandes avances, como relata a Pierre Bernac:
“ Ya he completado tres escenas. Tengo que dar absoluto protagonismo a la prosodia. Las frases esenciales irán casi sin acompañamiento orquestal. He decidido la tesitura vocal de Blanche y Constance: soprano y soprano ligera. El problema está en las otras tres protagonistas: creo que Mme de Croissy debe ser contralto, pero ¿ cómo distinguir entre la Madre Marie y la segunda Priora ?. Tu consejo es que la Priora sea una soprano lírica, pero entonces la Madre Marie debería ser una mezzo y siempre he pensado que la Madre Marie debería ser cantada por una Tosca. Necesito repasar Aïda y Trovatore: Amnéris y Azucena, ahí está la solución”.
A finales de Octubre los progresos continúan, pero el trabajo está haciendo mella en el equilibrio de Poulenc: carta a Yvonne Gouverné:
“ Aïda me ha ayudado muchísimo. Amnéris es el espejo para la Madre Marie y la segunda Priora debe tener los filados de la Tebaldi. Ahora estoy trabajando en la cuarta escena del primer acto. Es un momento terrible: me cuesta muchísimo seguir adelante. Se convierte en un sufrimiento personal. Componiendo el adiós de la Priora a Blanche, en mi bemol menor, he tenido que parar un día entero para recuperarme”.
El duro invierno de 1953 Poulenc sigue trabajando sin descanso. Henri Hell recibe carta de Poulenc a finales de Diciembre:
“ La Priora ha muerto ayer después de una terrible agonía. La Madre Marie, ambiciosa y fría, posee una dureza increíble. Esta escena es lo mejor que he compuesto jamás… La última nota de la Priora es un La agudo con toda su voz. El ritmo de la muerte de la Priora será el mismo de la última escena del segundo acto, pero entonces sereno y calmado. No creo que vuelvan a llamarme ‘ le charmant Poulenc ’ ”
En Mayo de 1954, escribe a Bernac:
“ Tengo el primer acto totalmente orquestado y he compuesto seis escenas más. Nunca me hubiera creído capaz de escribir una obra coma esta. Me está consumiendo, sacando lo mejor y peor que hay en mí. ”
Hacía el verano de 1954, se encuentra cerca del colapso: carta a Yvonne Gouverné:
“ He encontrado la inspiración para terminar la ópera de una manera terriblemente emocionante, la voz de las monjas se extingue entre los cortes de la guillotina y aparece Blanche entre la multitud, subiendo al cadalso. He escrito una música simple y pura, una de las mejores que he compuesto ”
Poulenc no pudo continuar el trabajo durante un tiempo. Una profunda depresión, provocada por la carga emocional de su composición junto a la muerte de un ser querido, le obligó a recuperarse física y espiritualmente.
Por fin, en Agosto de 1955, escribe a Bernac:
“ Punto y final. He acabado el Diálogo. La última escena es definitivamente un salmo, no una marcha fúnebre. Creo que es bello y emocionante; el sacrificio de Blanche merecía una música a su altura”.
Diálogo de Carmelitas se estrenó en la Scala de Milán el 26 de Enero de 1957, en su versión en italiano. Poco después, el 21 de Junio, tuvo lugar su ‘première’ en París, en el idioma original.
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