Bends escribió:
Andrea me ha enviado un mensaje diciendo que debido a un pequeño problema deberá ausentarse unos días del foro y que reanudará su intervenciones en este hilo tan pronto como le sea posible.
En efecto, así es...
...no obstante, como ya lo tenía preparado, dejo aquí mi contribución al siguiente duelo:
“Floria...Amore!...Vissi d’arte”
Tras la tensión de la escena anterior, la orquesta se relaja mientras Cavaradossi, malherido, entra en escena, la calidez de la melodía de los clarinetes contrasta con el ritmo marcado del pizzicato en la orquesta.
El encuentro entre los amantes es conmovedor...a las frases desmayadas de Di Stefano contesta Callas con timidez de niña cogida en falta –recordemos que acaba de traicionar al pobre de Angelotti-
“Quanto hai penato, anima mia!” exclama Tosca con dulzura no exenta de desesperación para pasar a un resuelto “Ma il giusto ciel li punirá”.
Pero a Mario le interesa saber si ha hablado...Tosca / Callas (definitivamente convertidas en una sola mujer) contesta un primer “No, amore” disimulando la angustia y un segundo “no” que tiembla, que casi se rompe, dicho entre lágrimas disimuladas.
“Nel pozzo...del giardino, va Spoletta!”...el sadismo de Scarpia reluce aquí en todo su esplendor...Gobbi se regodea en el dolor y en la traición de la pareja...la discusión entre ambos amantes –tensa y llena de reproches- se ve cortada por la conversación superpuesta de Scarpia con Sciarrone anunciando la victoria de Bonaparte (fantástico Gobbi en un rabioso “Che sconfitta?”)...victoria que comienza a hacerse patente en una gloriosa orquesta, llena de sonidos triunfales que estallan en un “Vittoria!” de Di Stefano muy en su línea, apurado y carente de carnosidad...nuestro tenor se redime en un fraseo magnífico (qué bien remarcado el ritmo de marcha triunfal) de “L’alba vindice appar che fa gli empi tremar” y vuelve a recaer en vicios y problemas técnicos en la difícil tesitura de “Libertá sorge, crollan tirannidi”.
La escena de todos modos es de De Sábata, quien espolea con fiereza a la orquesta creando un marco para la explosión de sentimientos encontrados de los personajes que explota en el grito de Scarpia “Portatemelo via!” y la desesperación de Tosca (espectacular agudo de Callas) cuando se llevan de nuevo a Cavaradossi.
Quedan de nuevo sólo dos en escena...Tosca y Scarpia...Callas y Gobbi...el juego del gato y el ratón comienza de nuevo:
-“Salvatelo!” suplica Callas
-“Io?...Voi!” responde con un cinismo memorable Gobbi, quien, seguidamente, alcanza su mejor nivel...creo que estos son los momentos por los que Gobbi merecería ser recordado (“el mejor minuto de la carrera de Gobbi”, podría decirse, jeje). Veamos:
-“La povera mia cena fu interrotta” –dicho con el punto justo de cinismo e insinuación.
-“Cosí accasciata?” –con una especie de falsete francamente tentador, acorde con la situación.
-“Via, mia
bella signora” –separando muy bien las sílabas en “bella” (be-e-ll-a) de un modo muy insinuante.
-“Il modo de salvarlo” –fantástico! Cinismo, insinuación y maldad en una sola frase.
Y así el resto de su intervención, que sólo podía terminar en un momento aún mejor: Callas y Gobbi descienden al teatro más puro...su “Quanto!...quanto?...il prezzo!” es un volcán de sentimientos y emociones, seres de carne y hueso que se odian, se desean y se encaminan a la tragedia. Sobre todo si tenemos en cuenta que la melodía que suena a continuación no es otra que la melodía opresiva, asfixiante, implacable que sonará instantes antes de la muerte de Scarpia.
“Giá, mi dicon venal” –ríe Gobbi- el fraseo es como un cuchillo y los graves en “a prezzo di moneta” son demoníacos.
Scarpia se decide a poner las cartas encima de la mesa: “Se la giurata fede debbo tradir...” y aquí, de nuevo, Gobbi está muy bien, a excepción de los espantosos agudos (“stru
ggea”, “tuo pianto era
lava”...) compensados por la soberbia caracterización del barón (ardiente, cínico, terrible) y una dicción magnífica y bien cincelada.
Tosca se sorprende del repentino ardor de Scarpia y, consciente de qué está sucediendo, explota en un “Ah! piuttosto giú mi avvento” que es pura dinamita en la voz de Callas (tremendo el poder en el agudo).
El intercambio de frases es un duelo lleno de rabia y violencia. Gobbi nos encoge el corazón con un “la regina farebbe grazia ad un cadavere” en el que casi podemos palpar el cadáver al que Scarpia se refiere (y que, efectivamente, llegaremos a ver al final de la obra).
Tras esa frase, la orquesta se sume en un momento de reflexión, la inestabilidad recorre las cuerdas...”Come tu m’odi!” –exclama Scarpia- y la tensión vuelve a crecer, las melodías en los metales son de una plasticidad admirable, alcanzamos de nuevo una temperatura increíble mientras Callas y Gobbi se dejan la piel...y de nuevo distensión: se oyen los tambores que conducen a los condenados al patíbulo.
No tengo palabras para describir la sensación de fatalidad que se tiene al oir las frases de Scarpia “Odi? É il tamburo” etc... Gobbi oficia aquí de auténtico ángel exterminador en esta tragedia.
Y entonces, mientras los tambores se alejan, nace de la nada el “Vissi d’arte”, con esa melodía simple, balsámica, como venida de otro mundo mejor para reconfortar a quien ya no encuentra consuelo. La línea vocal es de auténtica plegaria. Callas frasea a la altura de su fama, desde el “
vissi” inicial (con una afinación encomiable) hasta el final.
Tras la escena que acabamos de vivir (más que oir) toda palabra sobra...dejemos a Callas enunciar un “quante miserie connobi aiutai” lacerante, de mujer que ha hecho el bien y ahora no tiene salvación posible, a De Sábata manejar mágicamente la melodía celestial que acompaña al “sempre con fe sincera”, dicho con tono de confesión íntima por una Callas transfigurada. El dolor de Callas / Tosca es el nuestro. El lamento en “Perché, signor?” es el nuestro. Pocas veces podremos sentir una empatía semejante con un personaje operístico como aquí porque tenemos a Tosca ante nosotros. De la primera sílaba a la última no hay más aquí que un corazón abierto de par en par. Escucharlo sufrir, sentir, es la experiencia que Callas y De Sábata nos propusieron en 1953 y que hoy, más 50 años después, nos sigue conmoviendo.
La sinceridad, desnudez, concentración y empatía que recorre la grabación de De Sábata en este punto nos sitúan en el ámbito de lo inefable. No es una gran interpretación de un aria de ópera. Es una de las mayores expresiones de sentimientos que el arte nos puede regalar.
Esto por mi parte...deseo que Andrea venga pronto por aquí para rebatirme y, sobre todo, para poder seguir compartiendo ambos nuestro amor por esta ópera y por la ópera en general. Un fuerte abrazo a mi rival en este duelo: