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 Asunto: Dic. III: Wagner y El Anillo del Nibelungo
NotaPublicado: 08 Dic 2005 5:28 
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Richard Wagner, una vida signada por los escándalos (1813- 1883):

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Primero la palabra, después la música (R.Wagner)
Primero la música, después la palabra (G. Verdi)
Sólo palabras y no música (J. W. Goethe)
Sólo música y no palabras (W. A. Mozart)
de una carta de Richard Strauss a Josef Gregor 1939



El genial compositor alemán Richard Wagner nace en Leipzig el 22 de mayo de 1813, en pleno período romántico. El fin del romanticismo es desarrollar lo individual, lo maravilloso, lo exótico y poner el énfasis en el elemento emocional, y
Wagner es un romántico. Los temas de sus obras contienen gran dosis de magia, soluciones sobrenaturales, frecuentación de dioses, semidioses y héroes mitológicos, en un universo de pensamientos trascendentes y símbolos profundos en los que se discute el destino último del ser.

Para él, el Amor, la Venganza, el Odio (con mayúsculas, como entidades) expresan un significado simbólico trascendente y un sentido que descansa en motivaciones psicológicas.
Nos guste o no nos guste su obra, Wagner tiene una enorme trascendencia histórica, y la música de los últimos 130 años resulta incomprensible si se lo desconoce porque a partir de su obra la música cambia por completo.

Todas las grandes corrientes musicales surgidas con posterioridad a Wagner son deudoras de su manera de componer, desde el expresionismo hasta el impresionismo, por continuación o por reacción, y encuentran en él su verdadero origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música contemporánea nace de la armonía, rica en cromatismos y en disonancias no resueltas de Tristán e Isolda.
Wagner comienza imitando las formas italianas y francesas de las óperas de siglo XIX, pero poco a poco genera una revolución en la música de la época.

Una particularidad de sus obras es que la obertura es sustituida por un preludio, que prepara al oyente para comprender mejor el Drama.
Según la concepción wagneriana, la ópera tradicional (dividida en escenas integradas por recitativos, arias y cabalettas) es una obra compuesta por diversas individualidades, en cambio, la obra de arte total que él pretende crear tiene que ser la síntesis de las diferentes artes que la integran. Esta búsqueda de la convergencia de las artes para el logro de una mayor expresividad es una aspiración de todo el romanticismo.
Wagner redacta planes detallados para la reforma de las instituciones operísticas, quiere que el drama en la ópera sea tomado seriamente, no que se lo tolere sólo como una excusa para algunas buenas arias de los cantantes o ciertos efectos escénicos.

Sus palabras son:
“El error principal del género ópera consiste en haber hecho de la música el fin de la obra, cuando no debe ser más que uno de los medios de expresión; y por el contrario, el fin mismo de lo que se trata de expresar, es decir, el drama, no ha sido considerado sino como un medio de expresión”-.

Para él el objetivo del arte es la formación moral del hombre, y la música es su expresión religiosa.
Wagner anhela crear una obra de arte que combine todas las artes: música, filosofía, poesía, mímica, danza, arquitectura, escultura, pintura, escenografía, las especiales cualidades del lenguaje y el teatro.
La “Gesamtkunstwerk”, la combinación de formas artísticas, no es la suma de las partes, sino que es un resultado mucho más significante que cualquiera de ellas aisladas o sumadas. Esta obra de arte integral (que es para Wagner la obra de arte del futuro) da lugar al Tondrama o Drama Musical, es por eso que dice:
-“Yo no escribo óperas; y como no quiero inventar un vocablo arbitrario para designar mis obras, las denomino dramas” - y proclama la redención de Alemania por la obra de arte total (de la cual él se cree su único artífice).

La obra de arte por excelencia será, pues, el drama; su alma será la acción, la música expresará el fondo humano pasional, eterno, variable hasta lo infinito, la vida del sentimiento, en suma; la poesía y la música revelarán la apariencia exterior de esa vida; y las demás artes plásticas servirán para darle el medio ambiente necesario para su desenvolvimiento. En el drama wagneriano la música:
–“No sólo es medio de expresión, sino la expresión misma, esforzándose desde las profundidades del alma del artista en revestir con una forma plástica y literaria los maravillosos misterios que deja entrever”-La música en la obra de Wagner se desenvuelve según las exigencias de la acción dramática, de quien es la más intensa expresión.

De este modo viene a constituir lo que podemos llamar un poema dramático sinfónico de un carácter y un género enteramente nuevos, tan estrechamente unido con el poema, tan identificado con él (porque nace de un mismo acto creador), que toda separación de las dos artes es imposible:
–“ El poeta no dividirá arbitrariamente la acción en fragmentos ni repetirá frases por el solo capricho del compositor; el poema será escrito concisamente, dando a las palabras todo su poder sentimental y huyendo de la retórica fría, de manera que el verso aparezca en toda su flexibilidad de formas”-.

La música no será ya una sucesión de fragmentos aislados, sino que expresará la acción interior del drama en sus más leves modificaciones: el alma de los personajes, y todo lo que la palabra no basta para expresar, lo expresará la orquesta.
La orquesta, en vez de suministrar acompañamiento musical a los cantantes, está representando lo que ocurre en la escena y lo que vemos arriba del escenario es una representación visual de la misma música.
En sus obras, la música posee su entidad propia, no se limita a ser un puro acompañamiento, pues una de sus concepciones fundamentales plantea que el arte interpretativo debe situarse al mismo nivel del canto y la palabra. La orquesta (su papel recuerda al del coro en la tragedia griega) es el verdadero soporte del drama, ella es el alma de los héroes, ella dice lo que no se pronuncia en palabras, su función es comentar la acción, anticipar o evocar situaciones, y trazar el rumbo psicológico a través de los leitmotiven.

El método que le permite alcanzar este Drama Musical es el de la melodía contínua o melodía infinita lograda por medio de la interrelación de dichos leitmotiven, llamados por él “temas básicos” o “momentos melódicos”, (pero que nosotras hemos decidido llamarlos “leitmotiv” o “leimotiven” en plural porque es el término alemán que hoy día se utiliza corrientemente).
El leitmotiv de Wagner es también el tema sinfónico, musical, pero expresivo y con carácter poético, de ahí el nombre (leitmotiv significa tema-guía).

Wagner utiliza el Leimotiv o melodía conductora para ayudar a presentar los personajes e ideas principales. No se trata de melodías rígidas sino flexibles, con modificaciones de ritmos o intervalos, que simbolizan sentimientos, situaciones u objetos presentes en la escena, o funcionan como reminiscencias de aquellos sentimientos, situaciones u objetos o los anticipan en la mente del oyente.
Su máximo significado dentro del drama lo logran cuando aparecen por primera vez reflejando lo que en aquel momento sucede en escena.

El uso que realiza de los leitmotiven en El Anillo es sumamente sofisticado y tiene muchas capas, hay cientos de ellos, a veces aparecen varios al mismo tiempo, y al final surgen en una proporción absolutamente asombrosa.
Hace un montón de cosas con los leitmotiven: los da vuelta, entremezcla unos con otros, puede cambiar su tesitura, clave, velocidad e incluso su instrumento.
Es una forma en la que la orquesta puede contarnos lo que va sucediendo en la historia en cualquier momento.
El leitmotiv le da a El Anillo estructura y significado, como en las películas (en esto Wagner es un visionario, no podemos imaginar una película sin la música que nos diga lo que va pasando). Esto no es más que una técnica musical, gobernada por la idea poética y no por lo arbitrario.

Lo que hace, ciertamente no tiene precedentes en la historia de la ópera. Algunas obras habían mostrado motivos conductores, pero nadie antes había aplicado esa estrategia a una obra entera y mucho menos a un ciclo de obras como hace en El Anillo (Der Ring des Nibelungen).
Para numerosos críticos, Wagner se había vuelto literalmente loco: nada de melodías, nada de arias, nada de grupos vocales ni de finales decentes.
Comienza desmantelando la forma en que la armonía había sido utilizada hasta entonces. No le da resolución a los acordes, con lo cual nos deja en un estado de tensión permanente esperando esa resolución. Eso vuelve la música mucho más estresante y neurótica que antes.

Sus obras son extensas, colosales, como sus personajes. Lleva al escenario imágenes de la naturaleza impensables hasta el momento (la escena del fondo del Rin o la tormenta y el Arco Iris del “Oro del Rin”).
Los intentos por ofrecer espectáculos wagnerianos condensados, y los cortes que se producen en sus obras, muchas veces fracasan, porque la música wagneriana necesita de un ámbito temporal extenso para desarrollar su autenticidad.
Wagner se plantea una revolución musical gestada dentro de la ópera que va a tener consecuencias fundamentales para el arte del siglo XX, siendo obvias las derivaciones de la genealogía wagneriana en las óperas de ese siglo: Salomé (Strauss), La mujer sin sombra (Strauss), Wozzeck (Berg), Lulú (Berg), Pelleas et Melisande (Debussy), El castillo de Barba Azul (Bartok), Intoleranza (Nono) o El Gran Macabro (Ligeti) serían impensables sin Wagner.

No solo con respecto a la forma de hacer música es un gran revolucionario, también lo es con respecto a las puesta en escena. Introduce grandes cambios.
Por primera vez en la historia, aparece la figura del regisseur, y es en Bayreuth en donde se preocupan por conseguir buenos directores de teatro para poner la obra en escena, y no solamente buenos directores de orquesta. A partir de ahora no alcanza con ser un buen cantante, también hay que ser un buen actor.

Wagner exige que el gesto preceda siempre al canto.
El sentido de la frase hablada, estructurada dentro del espíritu de la acción, debe reflejarse primero en la reacción corporal y antes de la palabra, en éste orden: idea, gesto, palabra. El es quien decide que el cantante nunca debe dirigirse directamente al público, sino al resto de los intérpretes que tiene a su lado; en los monólogos ha de dirigir la mirada hacia arriba o hacia abajo, y nunca hacia delante como se acostumbraba hasta ese momento.

Wagner es muy específico al detallar lo que desea en términos de decorado, accesorios y estilo de actuación. Por primera vez las acotaciones escénicas destinadas a los intérpretes son colocadas en la partitura exactamente sobre el compás que les corresponde, en ellas se indican hasta los golpes de martillo que Siegfried da durante la forja de la espada, se dice cuando el golpe ha de ser fuerte, débil o rápido.
Además inventa algunos instrumentos, como las tubas wagnerianas (tubas con embocaduras de cornos).
A partir de Wagner cambia la dirección escénica de las óperas en todo el mundo.

Su historia personal marca su vida artística.
A los seis meses de su nacimiento, muere Karl Friederich Wilhem Wagner (actuario policial), primer esposo de su madre, y ésta inmediatamente se casa con su amante, el famoso actor, pintor y poeta judío Ludwig Heinrich Christian Geyer, quien era íntimo amigo del padre.
Una de las preocupaciones de Wagner a lo largo de su vida es su duda sobre cual de ambos es su verdadero padre (Geyer había sido siempre un amigo de la familia).
Su nombre es Richard Geyer hasta que el 21 de enero de 1828 en que ingresa, a la edad de casi quince años, en la Nicolaischule de Leipzig, luego se cambia por Richard Wagner, incluso a veces firma solo Wagner, sin el Richard, tiene varias crisis durante su adolescencia, dudas sobre quien es su verdadero padre, dudas sobre su verdadera identidad, conflictos con la figura paterna y está inseguro sobre cual nombre utilizar.

Su infancia se ve muy influida por su supuesto padrastro, sobre todo en lo musical y artístico. En una familia de artistas, Geyer es su primer instructor musical, su hermana mayor Rosalie es actriz y su hermana, Klara es una cantante a quien C.M. von Weber (por quien el joven Richard siente especial predilección) visita frecuentemente.
Este y la música de Beethoven le interesan especialmente.


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Última edición por Jalu el 20 Dic 2005 4:04, editado 1 vez en total

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 Asunto: Wagner y El Anillo del Nibelungo
NotaPublicado: 08 Dic 2005 5:30 
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A los 16 años escribe su primera composición musical.
Según su autobiografía, en 1829 asiste a una representación de Fidelio, y al quedar deslumbrado ante las dotes vocales y dramáticas de la soprano Wihelmine Schröder-Devrient en el rol de Leonora, le escribe una carta felicitándola y profetizando su propia carrera de compositor. Sin embargo, no hay rastros de que esa representación haya existido en los registros del teatro.

Sus estudios musicales son el piano y el violín (en los que no se destaca), algunos elementos de teoría de la música, y el arte de la fuga y cánones. Aparte de sus clases de composición, Wagner se adiestra a sí mismo mediante la confección de cuidadosas copias de las partituras completas de la Quinta y la Sexta sinfonías de Beethoven (actualmente en los archivos de Bayreuth), y muchas de sus primeras obras instrumentales están bajo la influencia de modelos de dicho compositor.

Aspira a ser poeta. Su interés por la literatura, sobre todo clásica, le induce a ser escritor y descubre en la ópera su ideal, pues así puede dedicarse a los dos géneros a la vez. Su carrera profesional comienza en 1833 a los 20 años, cuando es contratado como director de coro de Würzburg, año en que muere Geyer, su padre-padrastro.
A partir de ese momento, trabaja en una serie de teatros provincianos, escasos de dinero y con un público que él considera de poca categoría.

A finales de julio de 1834 llega a ser director musical de la compañía teatral de Heinrich Bethmann, y hace su presentación como director de Opera en Lauchstädt (Turingia) con el Don Giovanni de Mozart.
El joven Richard compone sus primera óperas para tales teatros desde el puesto de director de orquesta: Las hadas (Die Feen) (1833), en Magdeburgo, basada en un cuento de Gozzi (La donna serpente), que por su complejidad se estrena en 1888 (cinco años después de su muerte), y La prohibición de amar (Das Liebesverbot), estrenada en Magdeburgo (1836) e inspirada en la obra de Shakespeare Medida por medida.
En Leipzig, Wagner se ve por primera vez implicado en el llamado movimiento político de la “Joven Alemania”.

En 1836 se casa en Könisberg con la actriz Christine Wilhelmine “Minna” Planer a quien conoce desde el verano de 1834 en Lauchstädt.
Desde el comienzo es una relación atormentada por los celos.
Sus cartas revelan que estaba profundamente enamorado y desesperadamente temeroso de perderla.
En 1837 Minna lo abandona por otro hombre y tiene una hija extramatrimonial con éste sujeto, pero Wagner va a buscarla y se reconcilian. Los difíciles comienzos del matrimonio de Wagner repercuten en su productividad (pareciera que repitiera la historia de su madre, pues su esposa tiene un hijo con otro hombre estando casada con él, ésta compleja situación edípica ha de perseguirlo durante toda su vida).

Sus progresos en la composición son lentos y difíciles, agravados por una inestable situación financiera, la necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras, dirección de teatros provincianos) y las dificultades para dar a conocer sus composiciones.
Su esposa debe soportar sus extravagantes gastos y sus despiadadas infidelidades. Trabaja en los teatros de Königsberg, Dresden y Riga.
Sus deudas lo llevan a escapar con su mujer Minna, en 1839, de Riga, para evitar reclamos financieros (es una persona que nunca honra sus deudas, incluso permanece un breve tiempo en la cárcel de deudores), se van a Londres y luego a Paris, en donde trabaja como arreglador de la música de otros compositores.

En abril de 1840 conoce a Franz Listz, encuentro que dejará profundas huellas en su vida (es no solo su futuro suegro sino quien dirigirá sus obras).
Berlioz recuerda en sus memorias la primera estancia de Wagner en París, y comenta que no había logrado hacerse un nombre como compositor.
La audición de Liebesverbot en 1840 y la interpretación, el 4 de febrero de 1841, de la obertura Columbus constituyen dos fracasos.

Gracias al apoyo y las influencias del compositor judío Jacob Liebmann Meyer Beer, luego Giacomo Meyerbeer, amigo de Carl María von Weber, la ciudad de Dresden acepta estrenar Rienzi, y más tarde El Holandés Errante (Der fliegende Holländer).
El 7 de abril abandona París y se va a Alemania, encontrando la ciudad de Dresden rebosante de entusiásticos rumores acerca del futuro estreno de su ópera Rienzi, el cual tiene lugar el 20 de octubre de 1842, constituyendo un éxito abrumador.

Rienzi es una gran ópera en cinco actos “a la italiana”, que dispone de todos los elementos necesarios para triunfar excepto su excesiva duración (cinco horas).
En ella imita el estilo de Meyerbeer, con grandes coros, ballet y una escenografía complicada (como el incendio del Capitolio).
Es Meyerbeer quien, en un principio, le proporciona el modelo para su carrera de compositor de óperas, y quien lo ayuda y le hace sugerencias. Recordemos que en 1842 Verdi estrena Nabucco.
Pocos días después del estreno de Rienzi se anuncia la muerte del Kapellmeister real Francesco Morlacchi y Wagner es nombrado su sucesor.

Hasta el estreno, en Dresden en 1843, de El Holandés Errante, (todavía deudora de algunas convenciones formales que en posteriores trabajos van desapareciendo), no encuentra el compositor su voz personal y propia.
Aunque en ésta obra todavía utiliza formas corrientes del período (aria, cavatina, dueto, y finale), Wagner da aquí un paso de gran importancia hacia el Drama Musical al utilizar desde la obertura (porque todavía usa la obertura, que aquí resume toda la obra), la unión de temas musicales con los personajes principales, los sentimientos y los hechos del drama, adquiriendo gradualmente la noción de tema conductor.
De esta manera inicia tímidamente el futuro desarrollo del leitmotiv que sería esencial en la forma de componer sus obras posteriores.
Sin embargo, esta obra se representa de manera continuada, sin entreactos, y por eso el paso de un acto a otro está enlazado musicalmente (método usado mas tarde en El Anillo).

Recordemos que en 1843 Donizetti estrena Don Pasquale.
La manera extravagante y original de dirigir de Wagner le ocasiona roces con los miembros de la orquesta y los cantantes, y además en los círculos musicales y políticos establecidos en la corte de Dresden no es nada querido y si muy criticado.

Con Tannhäuser, estrenada en la Opera de Dresden en 1845, avanza en la utilización de los leitmotiven o temas conductores, ahora más extensos.
Después de una juventud tempestuosa, (en la cual participa de episodios violentos como incendiar alguna casa “de mala fama”, apalear entre muchos, a algún divergente),
sufre las hipotecas del alcohol y del juego, y entra en una época de gran efervescencia política. Recordemos que en 1848 Marx y Engels publican “El Manifiesto Comunista”.
1848 marca una ruptura radical en el pensamiento europeo, la filosofía, la política, la literatura, la pintura, la ciencia, todo cambia en su manera de ver el mundo.
Wagner conoce al famoso anarquista ruso Miguel (Mijail) Bakunin en el verano de 1848, y comienza a publicar artículos anónimos ensalzando la revolución y la anarquía, aunque abogando al mismo tiempo por la conservación de la monarquía. Cree en un rey absoluto gobernado por un pueblo libre. Sus ideas nunca dejan de ser algo confusas.

Además conoce a diversas figuras influyentes (de categoría según su visión, gente de la aristocracia) al tiempo que bosqueja algunas de sus obras más importantes. Sus intereses artísticos están fundiéndose rápidamente con una abierta actividad política: ve el teatro como el espejo de una sociedad reaccionaria a la que, primero, hay que transformar si él (Wagner) quiere llevar a cabo sus designios artísticos.
Cuanto mayor es el rechazo que obtienen sus planes de reforma teatral, mayor llega a ser su implicación en la política subversiva.

Es en 1848, al terminar de componer Lohengrin, cuando comienza a pensar en componer el ciclo de El Anillo, el emprendimiento más ambicioso llevado a cabo por un compositor en la historia de la música europea.
Esta gigantesca saga expresa un movimiento político y cultural:
el Nacionalismo Alemán, pero a la vez es una protesta contra la sociedad capitalista, en la cual la búsqueda del éxito burgués es la que tiene primacía (tengo éxito luego existo) y el arte se organiza como un mercado. Es ésta concepción mercantilista del arte lo que Wagner cuestiona.

Sus propias palabras son:
-“En la ópera tan sólo veía yo una institución cuyo objeto peculiar era, casi exclusivamente, ofrecer un pasatiempo a un público tan lleno de fastidio como ávido de placer; al considerar este espectáculo tan costoso y cuyo gran aparato exige atender preferentemente a los resultados pecuniarios, no podía menos de confesarme que hubiera sido una verdadera locura pretender desviar esta institución hacia un fin diametralmente opuesto, destinándola a arrancar de los intereses vulgares al pueblo, para elevarlo hasta la comprensión de lo más profundo y más noble que el espíritu humano puede concebir”-

El Anillo es concebido como un comentario alegórico sobre el malestar social, aunque pronto se convierte en una parábola de acertijos y conflictos emocionales que disuelven la política en “poesía filosófica”,
y que se proyecta mucho más allá de la revolución de 1848/49 que lo inspira en un comienzo.
Las contradicciones del propio compositor se ven reflejadas en El Anillo, que es a duras penas un modelo de consistencia lógica y tiene muchas inconsistencias. Por ejemplo, reniega de la Iglesia pero es profundamente místico, o tanto que critica al músico que solo busca reconocimiento y éxito, y sin embargo, Wagner no empieza su campaña de conquista del público de París con la representación de sus obras, sino con el alquiler de una lujosa vivienda, (que no puede permitirse), pero que despierta el interés del público por su persona.

Recibe el encargo de escribir una obra sobre el emperador Federico I Barbarroja de los Hohenstaufen. Durante sus investigaciones acerca de Barbarroja, ve a Federico como “la reencarnación histórica del antiguo Sigfrido pagano”.
Entonces, en Die Wibelungen (Los Vibelungos), un ensayo redactado presumiblemente en el verano de 1848, descubre un vínculo (ilusorio) entre los príncipes germánicos es decir, los gibelinos y los Nibelungos (antaño denominados Vibelungos, según dio en imaginar) que lo hace considerar a Sigfrido como el posible tema de una nueva ópera.
La elección del mito de los nibelungos no es casual, ya que es un tema que está en el aire del romanticismo germano y que toca de cerca las raíces más profundas del ser nacional.

En ese momento, a sus 35 años, concibe el plan de componer un drama sobre la historia de Siegfried. Originalmente, concibe El Anillo como una sola obra: Siegfrieds Tod o La Muerte de Sigfrido, que más tarde se convertiría en el Götterdämmerung -El crepúsculo de los dioses (llamada ocaso), será la última parte del Anillo pero la primera en ser escrita.
Al principio, Wotan no era, en absoluto, el héroe central, sino Siegfried/Sigfrido, pero cuando se da cuenta de que para dar un mayor sentido a la obra debe completarla con la historia de los hechos anteriores, decide la creación de tres obras adicionales en las cuales Wotan termina desplazando a Sigfrido como el personaje dominante.
En algún momento incluso piensa en llamar a todo el ciclo Wotan.

Escribe “Introducción a la organización de un teatro nacional alemán para el reino de Sajonia”. En esta etapa socialista, para Wagner el capitalismo industrial es una maldición.
El fracaso del Parlamento de Frankfurt en 1848, y un quebrantamiento de la constitución por parte del rey de Sajonia en 1849 conducen abiertamente a la revolución. Comienzan los combates en Dresden reprimidos por las tropas prusianas, pero Prusia debe retroceder y ceder Austria, volviendo a la antigua Confederación, lo cual retrasa la unidad alemana.
Esto supone el final de la carrera de Wagner como Kapellmeister real.
El dirigente político Bakunin es detenido y se emite una orden de arresto contra Wagner, quien, con la ayuda de Franz Liszt, quien le consigue un pasaporte falso, el 24 de mayo logra huir a Zurich, Suiza, adonde llega cuatro días más tarde, permaneciendo proscripto en Alemania durante los siguientes once años.

Su confusa ideología, va tomando una dirección concreta, donde prevalecen el satánico orgullo y la tensión discriminatoria.
No solo es antisemita, también odia a los franceses, desprecia a los italianos y españoles, en general desdeña lo latino: París le parece farisea, aborrecible, y odia lo italiano al extremo de detestar Don Giovanni de Mozart, ópera de óperas, por su libreto en tal idioma.
En todos sus escritos no se halla referencia alguna a Verdi (cívica y moralmente su antípoda).

Pasa un tiempo en Paris pero no le va nada bien, y esas amargas experiencias y, muy en particular, el éxito de Le prophète de Meyerbeer, constituyen, las motivaciones de su resentimiento y el escrito de su más escandaloso ensayo, “Das Judentum in der Musik”, publicado en la Neue Zeitschrift für Musik en 1850 (reeditado en 1859 y en 1870).
Si bien los judíos tenían en la Europa decimonónica numerosos enemigos, las razones no eran biológicas, sino de orden religioso, político y económico.

La redención por vía de la conversión era posible aún para los peores inquisidores.
Pero en este escrito “Los Judíos en la Música” (o el judaísmo en la música), Wagner introduce y extiende la pretensión de que el judío es intrínsecamente irredimible y les advierte, piadosamente que “existe un solo medio de conjurar la maldición que pesa sobre ustedes: la redención de Ahasvero: el Exterminio”.

Su visión es un audaz y puro Imperio Germánico vacío de judíos, y describe esto como la gran solución que solo los alemanes se atreverían a lograr. (Recordemos que los nazis denominan al exterminio de judíos La Solución Final).
Wagner escribe sobre cultura, política, religión, ciencia, drama, filosofía, mitología, (combatiendo a los franceses, los jesuítas, los judíos), llegando a decir:
-“Yo soy el espíritu alemán”.

Por primera vez en la historia del teatro lírico, la responsabilidad total del proyecto dramático y de su realización es únicamente del compositor.

Vive en Paris un interludio amoroso con Jennie Laussot, lo que lo lleva a Burdeos, de donde es expulsado nuevamente a fines de abril de 1850. La aventura con la mujer dura de marzo a mayo, cuando sus planes de fuga a Grecia y el Asia Menor son desbaratados por Eugène, el marido de Jessie, rico comerciante en vinos de Burdeos. El 3 de julio, y tras algunas feas recriminaciones, Wagner se reúne con Minna en Zurich.

El estreno de Lohengrin en Weimar en 1850, bajo la dirección de Liszt, constituye un desengaño y le confirma en su falta de fe hacia el teatro convencional.
Los comentarios que sobre la puesta en escena le hacen algunos seguidores son desalentadores y es en ese momento que se le ocurre construir su propio teatro.
Ya en los primeros esbozos de El Anillo, Wagner está convencido de que este drama musical no puede representarse en los teatros de ópera usuales.
Necesita un espacio que concentre toda la atención en los acontecimientos de la escena, que cautive al público y provoque en él un temple de ánimo festivo.
Hay que sacarlo de su vida cotidiana y congregarlo durante algunos días en un lugar que es necesario buscar únicamente para este fin.
En torno a la representación escénica hay que organizar durante un tiempo limitado una vida comunitaria transformada, como un gustar anticipadamente la vida en el bello y libre espacio público.

Recordemos que en 1851 Verdi estrena Rigoletto, Luis Napoleón da un golpe de estado y aplasta la insurrección de Paris, proclamando en 1852 el Segundo Imperio y convirtiéndose en Napoleón III.
En 1852 Wagner consigue el mecenazgo del empresario Otto Wesendonck, quien lo ayuda a salir de graves crisis financieras provocadas nuevamente por la acumulación de deudas impagas.
Se instala con Minna en Zurich, en casa de Wesendonck quien paga sus deudas y lo mantiene.
Allí dirige El Holandés Errante (El buque fantasma) y en noviembre de 1853 comienza la partitura de El Oro del Rin (la parte del texto poético del anillo termina de escribirla en 1852). Es decir, que el texto poético es escrito entre 1848 y 1853, y la instrumentación musical entre 1854 y 1874, en total 26 años.

Las estrofas de El Anillo destacan especialmente porque no tienen rima, usa una forma especial de rima llamada "Stabreim", usada en textos germánicos muy antiguos y que se trata de lo que llamamos aliteración: repetición notoria del mismo o de los mismo fonemas, sobre todo consonánticos, en una frase, lo cual contribuye a la estructura y expresividad del verso.
Usando este tipo de rima, Wagner se libera de la poesía métrica o de los patrones rítmicos convencionales. Si la longitud de los versos no coincide, la música se deshilvana más, avanzando continuamente en lugar de seguir estrechamente la estructura poética. Esta cualidad deshilvanada es muy importante para Wagner, y es una de las cosas que distingue a El Anillo de otras óperas de su momento.

En febrero de 1853 Listz dirige en Weimar las obras wagnerianas.
Se encuentran en Basilea, y Listz está con su hija Cósima y el marido de ésta Hans von Bülow quien se convierte en amigo de Wagner.


Última edición por Jalu el 08 Dic 2005 21:21, editado 3 veces en total

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 Asunto: Wagner y El Anillo del Nibelungo
NotaPublicado: 08 Dic 2005 5:32 
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En 1854 lee una reciente publicación del filósofo alemán Arthur Schopenhauer que lo deja profundamente impresionado y habría de cambiar por completo su modo de componer.
Schopenhauer plantea una jerarquía dentro de las artes, dentro de la cual la música es la más perfecta. En su libro “El mundo como voluntad y representación” plantea que nosotros, humanos, somos esencialmente deseantes animales irracionales, y que todos nuestros esfuerzos por reformarnos o controlarnos son inútiles.
Nuestra sexualidad, nuestros anhelos, nuestras esperanzas dominan por completo nuestra personalidad y, dado que nuestros apetitos no pueden ser jamás satisfechos estamos siempre proyectando nuestra felicidad al futuro, siempre estamos preparándonos para vivir. Schopenhauer eleva el pesimismo a un principio filosófico. La infelicidad es la condición humana y la muerte es la única solución.

En marzo de 1856, Wagner concluye la partitura de La Walquiria y en setiembre empieza a escribir la de Sigfrido (Siegfried).
Su ideal de El Hombre Nuevo aparece en la figura de Sigfrido-Siegfried (quien encarna el ansia reformista nacional del movimiento Joven Alemania).
En 1857 concluye el primer acto de Sigfrido e interrumpe su trabajo de composición de la partitura de El Anillo para consagrarse enteramente a Tristan e Isolda (Tristan und Isolde) y retomar El Anillo varios años después.
Las divagaciones filosóficas pesimistas de Schopenhauer habrán de tener un poderoso efecto en la terminación de El Anillo, pero la idea de que nada puede cambiar para mejor se opone a la idea central de El Anillo que Wagner ha escrito.
Como Wagner ya ha terminado el texto y no lo quiere rescribir, decide reflejar las teorías de Schopenhauer directamente a través de la música.

La partitura de El Anillo es un intento de expresar una filosofía de vida con música y no con palabras. En su ambicioso proyecto de traducir ese pesimismo en música, comienza a desmantelar la forma de la armonía. Al no resolver inmediatamente los acordes, Wagner genera una expectativa en el oyente que desea la resolución.
El la retrasa de manera que crea un estado de tensión que se nos hace por momentos insoportable, y al final, capaz que los resuelve todos juntos (como en El Anillo).
El primer resultado de la influencia schopenhaueriana es Tristan e Isolda, amantes que solo pueden unirse en la muerte.

Wagner quiere mostrarnos como la condición humana es conducida por el deseo que nunca puede ser satisfecho.
Nos muestra como funciona el Inconsciente pocos años antes de que Freud lo teorizara.
La primera parte de El Anillo tiene que ver con la socialización de la humanidad, basada en el pecado original. El motivo de donde deriva todo el drama, hasta a la muerte de Sigfrido, es la idea de que sólo quien renuncie al amor podrá adquirir el poder sobre el oro:-"Solamente el que renuncie al amor podrá dominar el mundo."
Escribe la Tetralogía en franca y decidida oposición con el mundo del melodrama ochocentista y de la ópera tradicional.

Su situación en Zurich se complica debido a que en agradecimiento a su protector Wesendonck por haberlo salvado de las deudas y mantenerlo, Wagner termina durmiendo con la esposa de éste, Mathilde (Wagner no es una persona agradecida).
Cuando Minna encuentra una carta de amor dirigida a Mathilde arma un escándalo, abandona Zurich en abril pero vuelve en julio.
La pelea entre las dos mujeres obliga a Wagner a marcharse escandalosamente de la casa de los Wesendonck a Venecia en 1858, adonde termina la partitura del acto II de Tristan e Isolda en 1859. Dicen que el personaje de Isolda está inspirado en Mathilde.
Es expulsado ésta vez de Venecia por problemas con la policía sajona que interviene para limitar su estancia, y el 24 de marzo se traslada primero a Lucerna, donde termina e Tristan e Isolda, y luego a París, adonde llega en septiembre con Minna.

La mayor parte del año 1860 y los primeros meses de 1861, Wagner los pasa rescribiendo las dos primeras escenas de Tannhäuser y haciendo numerosas modificaciones en los detalles de la partitura.
Tannhäuser y Lohengrin señalan el camino hacia el Drama Musical, la renovación de la música escénica que lleva a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico.

El 13 de marzo de 1861 se representa la nueva versión de Tannhäuser en la Opera de Paris, gracias a sus contactos políticos con la princesa Metternich logra que Napoleón III dé la orden de que se monte Tannhäuser en la Opera de Paris.
La obra es retirada de cartel escandalosamente después de la tercera representación (dificultades con la orquesta y su director, Pierre-Louis-Philippe Dietsch, y con el protagonista el famoso tenor Albert Niemann, además de una protesta de índole política del público contra la tendencia pro austríaca de Napoleón III).
La crítica musical francesa lo ataca con virulencia, sin embargo, estas influencias políticas lo beneficiarán más tarde para lograr una amnistía.
La primera vez que oye Lohengrin completa en un escenario es con ocasión de un ensayo en la Ópera de Viena, el 11 de mayo de 1861, pero un número de intrigas en su contra vienen a complicar la situación, y el proyecto queda abandonado (no llega a representarse).

En 1862, en la Zewandhaus de Leipzig, finge no reconocer a Brendel, el editor de aquel panfleto antisemita (quien había sufrido molestias a raíz de aquella publicación) lo que según el compositor “me divirtió (...), mi conducta afectó mucho al parecer, al pobre diablo” (porque Wagner es sistemáticamente desagradecido con todos sus benefactores, sean Brendel o Meyerbeer o Wesendonck, o incluso el director judío Hermann Levi, quien dirige el estreno de Parsifal).

Termina de escribir el libreto de Los maestros cantores de Nüremberg (Die Meistersinger von Nürnberg) en Paris y se marcha a la ribera del Rin a componer la música. Allí se encuentra con su amante Mathilde, lo visitan sus amigos el matrimonio de Cósima y von Bülow, y comienza una tormentosa relación clandestina con Cósima además de un cierto número de aventuras amorosas pasajeras.

El 25 de marzo de 1862 Wagner solicita al rey de Sajonia una amnistía, luego se separa otra vez de su esposa Minna (la abandona definitivamente cuando ella se enferma).
Dirige Lohengrin en Frankfurt y Los maestros cantores en la Gewandhaus de Leipzig.
En 1863, ofrece conciertos en San Petersburgo, Moscú, Praga, Budapest, Breslau y Karlsruhe. Con el dinero que recauda en esas giras se instala en una extravagante casa en Penzing, cerca de Viena, pero su vida dispendiosa lo lleva a endeudarse nuevamente.
Tiene muchas dificultades para montar sus propias obras, numerosos detractores, y si no fuera por la aparición de un nuevo mecenas no sabemos que hubiera pasado con su música.

El estrafalario Rey loco Ludwig II, quien a la edad de dieciocho años asciende al trono de Baviera, es un entusiasta seguidor de la obra de Wagner. Lo que lo acerca a Wagner no es su música, sino su pasión compartida por los cuentos de la mitología teutónica.
El rey, quien sueña con su propia Disney World, crea su propio mundo de fantasía y se hace construir Neuschwanstein, un castillo lujosísimo decorado al estilo de las obras épicas de Wagner, época en la que le hubiera gustado vivir.


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Todas las habitaciones están pintadas con los personajes wagnerianos, y el castillo copia el estilo grandioso del pasado mitológico.



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:P

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El 7 de octubre de 1864, Ludwig II firma con Wagner un contrato para que éste termine El Anillo: Wagner recibirá 15.000 florines de modo inmediato, y otra suma igual a la terminación del proyecto. Ese mismo mes, Wagner se muda a una casa nueva y notoriamente lujosa en la Briennerstrasse de Munich.
Wagner decide que el rey no está loco si admira tanto su obra, y retoma Sigfrido para realizar la orquestación del segundo acto.
La parte literaria de El Anillo es escrita empezando por el final y de deducción en deducción, pero la orquestación es hecha en el orden en que los cuatro poemas se suceden.

El mismo Wagner nos dice:
-“Ningún asunto me atrae si no se me presenta por entero; debe aparecérseme no sólo en su contextura literaria, sino también en la musical. Antes de escribir un solo verso he de estar previamente embriagado por el perfume musical de mi creación; todos los cantos, todos los motivos característicos, están ya en mi mente... el detalle de ejecución musical no es más que un trabajo lento y reflexivo, que ha sido precedido por la verdadera labor de la concepción.”-

En el Anillo intenta hacer una fusión de dos tipos de lógica narrativa: la dramática y la épica, pero eso le trae un problema musical. La música puede contar una historia directamente; puede reflexionar, rememorar el pasado e insinuar lo que sobrevendrá, pero ¿puede hacer todo esto al mismo tiempo?
Wagner está convencido de que sí, y tras experimentar durante un largo período (y teorizarlo) halla una solución.
El resultado es su famoso sistema de motivos conductores (Leitmotiv en alemán) y una forma musical novedosa.
Wagner comienza desmantelando la forma en que la armonía había sido utilizada hasta entonces. La música nunca volvió a ser la misma.
El 10 de noviembre de 1865 se ve forzado a marcharse de Munich luego una desagradable contienda pública inflamada por sus extravagancias y los rumores de su adulterio con Cósima, ya que era amigo del marido.
Es muy criticado y poco querido por sus detractores. Incluso se lo acusa de ser el responsable de la muerte a los 29 años del joven tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld cuando canta el agotador papel de Tristan y coge un resfriado en un escenario expuesto a corrientes de aire.

En 1865 Cósima da a luz una niña a la que llaman Isolda, que es en realidad hija de Wagner, pero es inscripta como hija legítima de Hans y Cósima Bülow (vuelve a repetir la historia de su madre, es tan hipócrita que en el bautismo de la niña Wagner es el padrino). El dinero recaudado se esfuma muy pronto, y las deudas de juego que contrae le enfrentan nuevamente con una seria amenaza de encarcelamiento.
Luis (Ludwig) II, el rey loco, consiente en saldar las deudas de Wagner a la vez que le concede una generosa pensión.
En 1866, finalmente, muere su esposa Minna, enferma y sola, y Wagner se instala con Cósima en la hermosa villa de Triebschen a orillas del lago de Ginebra.
En 1867 tienen una hija llamada Eva (nacida como Bülow pero que será mas tarde reconocida y llamada Eva Wagner), y en 1869 un hijo llamado Sigfrido (a Wagner le preocupa mucho el parecido que le atribuye con su padrastro Ludwig Geyer y reaparecen sus dudas con respecto a su propio padre).
Escribe varios textos políticos, entre ellos “El alemán y la política alemana”.

En 1868 se hace amigo del filósofo Friedrich Nietzsche, quien admira la audacia con que Wagner pone el arte en la cúspide de todas las posibles series de fines de la vida burguesa; la arrogancia con que se niega a ver en el arte solamente una bella cosa secundaria; la voluntad de poder con que impone su arte a la sociedad, unida con el hechizo, la magia y el sacerdocio. Pero ésta relación habrá de terminar muy mal. Nietzsche espera que la actitud burguesa sea superada por el espíritu wagneriano y la empresa de Bayreuth, pero Wagner lo desilusiona.

En 1869, Wagner es elegido miembro de la Academia Prusiana de las Artes y pasa varias semanas en Triebshen con Judith Gautier (su siguiente conquista amorosa y musa inspiradora de Parsifal) y su marido Catulle Mendes (admirador y amigo hasta ese momento de Wagner).
En agosto de 1870 se casa con Cósima en la iglesia protestante de Matthäus.
Su vida está signada por los escándalos y los litigios.

Wagner modifica sus antiguas opiniones socialistas y anarquistas en favor de una visión reaccionaria de la Deutschtum y de la supremacía alemana.
La visión que de sí mismo tiene como mediador a través de su arte entre intereses políticos opuestos se torna sumamente chauvinística.
En las dos últimas décadas de su vida, Wagner intenta borrar públicamente las improntas de su mala reputación escribiendo una autobiografía (“Mein Leben” o “Mi vida”), calculada para brindar a su familia y sus seguidores la “verdad inalterada”, pero la mayoría de sus estudiosos coinciden en que ésta autobiografía está llena de contradicciones, distorsiones, exageraciones, incoherencias, y tergiversaciones al servicio de enaltecer su vida victimizándose y dejar mal parados a sus detractores.

Los que lo conocen lo describen como extravagante, arrogante, egocéntrico, colérico, megalomaníaco, misógino, irascible y presuntuoso; pero también dicen que puede ser encantador en el trato, y divertido.
Su temperamento lo inclina a lo grandioso, lo monumental, busca el camino de las magnas expresiones y de los sentimientos más solemnes, en un afán de trascendentalismo.
Es seductor y tiene éxito con las mujeres, (y debido a un complejo de Edipo obviamente mal resuelto le gustaba robarle las esposas a sus amigos) con quienes mantiene relaciones de sometimiento. Cósima no puede decir o hacer nada que su marido no avale, ella misma escribe al editor Julius Fröbel en 1867:
-“Usted sabe bien que yo siempre me abstengo de expresar cualquier opinión contraria al maestro, sus ideas acerca del arte se han convertido en nuestro credo”-

Reedita su panfleto antisemita, lo cual demuestra que no se trató de un pecado de juventud. Está obsesionado con la superioridad de la raza germánica, la supremacía de su cultura, solamente los escandinavos y anglosajones se salvan de sus diatribas.
En la mayor parte de los dramas musicales de Wagner, comenzando con
“El holandés errante”, el personaje principal masculino comete alguna clase de delito, y debe esperar la redención en las manos de una mujer.

En 1874 tiene lugar la primera Exposición Impresionista que causa en la pintura el mismo efecto que la música de Wagner: así como los impresionistas abren el camino hacia la pintura abstracta, Wagner abre el camino hacia la música abstracta.
Para la institución musical Wagner es un chiflado hasta que, gracias a la ayuda económica del rey loco, a quien le gusta rodearse de opulencia y hace gastos estrafalarios a expensas del estado de Baviera, el músico puede construir el Festspielhaus de Bayreuth (se pronuncia bairoit), en esa pequeña ciudad de Baviera cerca de Nüremberg, un teatro destinado exclusivamente a la representación de sus dramas musicales, cuya complejidad supera con mucho la capacidad técnica de las salas de ópera convencionales de su época.
Al mismo tiempo y con ese dinero se construye una lujosa casa a la que llama Wahnfried.


Última edición por Jalu el 20 Dic 2005 4:13, editado 2 veces en total

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 Asunto: Wagner y El Anillo del Nibelungo
NotaPublicado: 08 Dic 2005 5:33 
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La sala del teatro tiene 1345 butacas distribuidas en gradas como en el teatro griego,
y no hay más pisos que los palcos y la galería, los cuales dan frente al escenario.
La disposición de la sala no permite que haya paredes laterales, las que han sido substituidas por planos, formando una serie de recuadros semejantes a los de una cámara oscura de fotografía: éstos producen un interesante efecto de ilusión óptica,
pues parecen alejar del espectador la escena, con lo cual los personajes resultan aparentemente de tamaño mayor que el natural, y a poco que la vestimenta auxilie al actor, la forma de los tipos presentados aparece con gran intensidad de detalles: así los gigantes y dioses del Oro del Rin se presentan con proporciones verdaderamente atléticas, dando la impresión de seres sobrenaturales.

Diseña Bayreuth sin pasillos de modo que la mayor parte del público que se encuentre en la platea se extienda en abanico. Se entra por las puertas laterales, lo que significa que no se pierde espacio para los asientos.
Instala una cortina de vapor detrás del arco del proscenio, frente al escenario, que produce nieblas y brumas.

El 13 de agosto de 1876 se procede a la solemne inauguración del Teatro de los Festivales Wagnerianos de Bayreuth, con el estreno del ciclo completo del 13 al 18 de agosto de “Der Ring Des Nibelungen” o “El Anillo del nibelungo” (el nibelungo al que se alude es Alberico) lleva como subtítulo “Un festival escénico en tres jornadas y un prólogo”, y es una sinfonía sobredimensional formada por cuatro partes:

Las dos primeras partes del ciclo habían sido estrenadas en Munich, (por orden del rey y en contra de los deseos del autor), separadamente en 1869 y 1870: el Prólogo llamado “Das Rheingold” o “El Oro del Rhin” (que insume alrededor de dos horas quince sin contar los intervalos), y la primera jornada llamada “Die Walküre” o “La Walquiria” o “La Walkyria” (desde el punto de vista musical constituiría el movimiento lento que dura entre tres horas y media y cuatro sin intervalos).
La segunda jornada llamada “Siegfried” o “Sigfrido” que representaría el scherzo sinfónico y dura tres horas y cuarenta minutos o cuatro horas sin intervalos fue estrenada junto con “El Ocaso de los dioses” (cuatro horas y media sin pausa) en agosto de 1876, cuando se conoce el prólogo y la trilogía completos.

En el Anillo, lo que la música expresa, a diferencia de en las otras obras de Wagner, no son situaciones anteriores o posteriores a lo que sucede en el escenario, ella reproduce la auténtica imagen del dios, del héroe, de los gigantes y enanos, del fuego o del agua.
La música y la acción son una sola cosa, la música está absolutamente dedicada a que la acción sea comprendida, porque no se trata de una “música para teatro”.
Lo que podemos considerar el núcleo en EL Anillo (el oro robado que es la causa de los trágicos sucesos posteriores) es una idea abstracta que la música capta con dificultad.

La singular técnica de los leitmotiven, de una concisión casi abstracta, en ningún otro lugar son tan efectivos y consecuentes como aquí (aunque en ésta obra son más que nada utilizados para evocar recuerdos o mostrar que es lo que el personaje está pensando, no tanto como soportes de la estructura del drama como en otras obras de Wagner).
Están formados por espacios aislados, no tienen continuidad y no influyen en el desarrollo de la acción, a diferencia de lo que sucede en otras obras wagnerianas.
La música adquiere un marcado carácter descriptivo y el tratamiento que se da a la orquesta requiere que ésta sea muy importante.
Aquí Wagner no utiliza, como en otras obras, su característica unidad de sonido, aquí emplea una gran riqueza de efectos aislados que poseen un colorido y una fuerza extraordinaria.
Esta música ha renunciado al más leve residuo de las normas establecidas, siempre que ha sido posible se han evitado las habituales formas musicales.

Wagner está convencido de que los personajes y situaciones que presenta permitirán a las sucesivas generaciones reconocer su propia condición, al mostrarles la esencia humana, aquello que está más allá de de toda limitación de tiempo y lugar.
Wagner confiere a los dioses la dignidad (¿o indignidad diría yo?) humana, los imbuye de sentimientos, moldea sus psicologías y los convierte en el recipiente de eso que él denominaba el “eterno-humano” (libre de toda convención) que muestra la sustancia del hombre mismo.

Además, la relación entre el lenguaje de la palabra y el de la música es diferente en cada sección de El Anillo. En El Oro del Rin la palabra ocupa un lugar preponderante.
En La Walquiria la música se afirma con mucha mayor independencia, no obstante, aun hallamos pasajes en que predomina la palabra, y otros, en cambio, en que existe una lucha, por así decirlo, entre la música y la palabra.
En los dos primeros actos de Sigfrido reina un equilibrio perfecto entre la palabra y la música, (es por esto que algunos opinan que Sigfrido es la obra clásica por excelencia de Wagner).
El Ocaso de los dioses, en cambio, es una inmensa sinfonía, música absoluta en el sentido dramático que puede darse a esta palabra cuando se consideran las cosas desde el punto de vista wagneriano.
Estas diferencias se deben a que han sido escritas en diferentes períodos de la vida del autor.

Entre los asistentes al festival de Bayreuth de 1876 están no solo Ludwig II sino también otros dos jefes de estado, Wilhelm I de Prusia y Don Pedro II de Brasil, así como muchos otros miembros distinguidos de la aristocracia. En un discurso pronunciado tras el primer ciclo del Ring, Wagner declara:
-“El artista acostumbraba a danzar alrededor de emperadores y príncipes, pero ahora, por primera vez, emperadores y príncipes han venido al artista”-.

A finales de julio de 1876 Nietzsche viaja a Bayreuth con el fin de asistir a los ensayos. Allí contempla todo el barullo: la llegada del emperador, la actitud cortesana de Richard Wagner en la colina de los festivales y en la villa de Wahnfried, la comedia de la escenificación, el aparato de mitos, la vida social de buen talante, saturada y de ninguna manera necesitada de redención en torno al acontecimiento artístico, los turbulentos asaltos a los restaurantes después de la representación.
Nietzsche está consternado, se siente ofendido e incluso enfermo, de manera que partirá de Bayreuth a los pocos días y terminará su relación con el compositor del peor modo.
En su Teatro de Bayreuth, Wagner pone en práctica numerosas reformas que nunca antes habían sido utilizadas.

Hasta ese momento, durante las representaciones operísticas, las luces (primero velas y luego lámparas a gas) permanecían encendidas de modo tal que el público pudiera conversar y charlar durante la representación, visitar a los amigos en los palcos vecinos, observarse unos a otros, apreciar las joyas y vestimentas de los demás.
Incluso en la época de Mozart se comía durante las representaciones.
Es en Bayreuth donde Wagner por primera vez disminuye las luces de la sala durante la representación de la obra para centrar la atención en el escenario al que sí ilumina.
Algo que nos parece normal ahora, fue muy resistido en su momento.

En 1877 Edison inventa el fonógrafo, en 1878 la lámpara eléctrica de incandescencia.
Wagner es quien insiste en que la atención de la audiencia debe concentrarse solamente en la obra, y que no se debe aplaudir en la mitad de un aria o de una sinfonía interrumpiendo a los músicos y cantantes, logrando que, finalmente, el silencio y la oscuridad acaben por ser una exigencia en todos los teatros (ésto también es un antecedente para el cine).

Como siente que la orquesta distrae visualmente al público, decide colocarla por debajo del nivel del escenario, utilizando un tabique para ocultar al director, de modo que los cantantes y los músicos puedan verlo, mientras que el público ve sólo el escenario.
Sus palabras son:
-“El poder idealizador de la orquesta solo puede obtenerse haciéndola invisible.”-.

Estos arreglos permiten que se escuche mejor a los cantantes, ya que los músicos están por debajo de éstos. Además el sonido de la orquesta llega mejor a toda la sala.
Estas prácticas más tarde comienzan a ser imitadas en toda Europa y América y en un plazo de diez años todos los teatros del mundo las adoptan.
No solo exige silencio y concentración por parte del público, sino que también quiere asientos duros para que no sea fácil quedarse dormido.
También elimina el movimiento escénico convencional (con los cantantes mirando al público).

Una de las características más notables del estilo de Bayreuth es la colocación de los actores en los diálogos. Para que el oyente pueda entender bien lo que se canta,
Wagner introduce (ya en 1876) cambios en la situación de los cantantes.
Coloca al que no canta de espaldas al público, dando la cara al que en aquel momento lo hace.
Nos dice que: -“Naturalmente el cambio debe hacerse de la manera más natural posible, debe aprovecharse el impulso dramático del final de la frase para ocupar el lugar de su interlocutor, ocupando éste su lugar antes de empezar su parte”-.

Wagner quiere ante todo que la “imagen” de sus héroes sea perfecta. Este comentario nos lo confirma: -“¿Qué efecto le causaría al espectador si la figura valiente y vigorosa de Tannhäuser o el ideal de Lohengrin apareciesen encarnadas en un cuerpo pequeño y regordete, sobre el cual se encontrase una maciza cabeza sostenida por un cuello inexistente?”-.

Con la inauguración de Bayreuth, Wagner se transforma en el profeta y soberano del mayor movimiento unipersonal que el mundo artístico haya conocido.
Los nombres de los primeros intérpretes están grabados en letras de oro sobre una losa de mármol colocada en el frontis del teatro.

Como parte de pago, le da a Ludwig II varios manuscritos, entre los que figura el boceto de composición de Der fliegende Holländer y las partituras completas de Die Feen, Das Liebesverbot, Rienzi, Das Rheingold, Die Walküre, Die Meistersinger y la Huldigungsmarsch (Marcha Solemne). Tanto el boceto como las partituras se han perdido, salvo Die Meistersinger y la Huldigungsmarsch que se hallaban en posesión de Adolf Hitler, pero seguramente fueron destruidas en 1945. Hitler no solo se apropia de su arte (-“Mientras se escuche música de Wagner, yo estaré presente”-) sino también de sus ideas.

Está prácticamente fuera de duda que el desengaño de Wagner respecto de la falta de apoyo nacional al primer festival de Bayreuth (y a pesar de que el estado, o sea, los contribuyentes, paga la construcción de su teatro por orden del Rey) aumenta sus ideas sobre la raza y la regeneración que influyeron grandemente a principios del siglo XX en la filosofía protonazi.

La celebración wagneriana de los héroes alemanes que tienen una profunda corriente racista habrá de tener un poderoso y predecible efecto en los nazis. Es su visión de una Alemania futura lo que Hitler aprovechó. Con él, el culto wagneriano alcanza su apogeo más terrorífico.Hitler solía decir:
-“Quien quiera entender la Alemania nacional-socialista debe conocer a Wagner”.
Las ideas wagnerianas de “Arte Supremo”, que necesariamente se fundan en un nacionalismo a ultranza, habrían de dejar profundas huellas en el mundo entero.

A muchos años de su muerte, el régimen Nazi potencia en términos máximos
las ideas del músico; el III Reich (1933) adopta al artista como el más representativo de su ideario político-social. Es en los textos wagnerianos y en sus obras que la propaganda nazi encuentra la charlatanería pseudo-intelectual para apuntalar su crudo bandidaje, por eso Wagner puede ser considerado uno de los progenitores de la pesadilla nazi. Estos utilizan su solemne música para sus desfiles militares y reuniones de estado.

Hitler visita Bayreuth por primera vez 1923, invitado por el yerno de Wagner (el racista inglés Houston S. Chamberlain, marido de Eva, quien predica desde allí el odio contra judíos, negros y todo europeo no germánico con el apoyo de Cósima), y sigue haciéndolo una vez en el poder.
Cuando Hitler llega al poder en 1933, Arturo Toscanini, en una actitud heroica, renuncia, indignado, a seguir dirigiendo en el Festival (había estado allí durante varias temporadas). Hitler es durante años el invitado de honor de Winifred la viuda inglesa de Sigfrido Wagner. Sin embargo, no toda la familia Wagner es nazi, Friedelind Wagner, su nieto, elige el exilio. Luego de la guerra, recién en 1951 vuelve a reabrirse el teatro, y desde entonces, cada año se hace el festival.

Wagner dedica los últimos años de su vida a concluir la composición de Parsifal, terminada en 1878 y estrenada en 1882. La conexión entre ésta obra y el tono de los últimos ensayos antisemitas y antimodernistas de Wagner constituye una cuestión delicada. También en 1878 funda el periódico reaccionario Bayreuther Blätter, y el estado debe hacerse cargo de las deudas de su teatro nuevamente.

Muere en Venecia el 13 de febrero de 1883 como consecuencia de un ataque al corazón.
Es enterrado en su lujosa villa Wahnfried en Bayreuth.
Al recibir la noticia de la muerte de Wagner, su principal benefactor, Ludwig II exclama: -“¡Ah! Pues lo siento de veras, aunque en realidad no tanto. Había algo en él que no me acababa de gustar”-.

El día que muere se transforma en fábula entrando en el reino de la leyenda, y la devoción hacia su personalidad y producción alcanza un grado de fanatismo rayano en el dogma de una religión.


Última edición por Jalu el 20 Dic 2005 4:16, editado 1 vez en total

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NotaPublicado: 08 Dic 2005 16:17 
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:aplauso: :aplauso: :aplauso:

El escrito es largo, pero está muy bien elaborado!!! Jalu ha hecho un gran trabajo de investigación...

Bravisima!!!

brunilda

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 Asunto: Bayreuth
NotaPublicado: 08 Dic 2005 16:48 
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Jalu escribió:
...
Primero la palabra, después la música (R.Wagner)
Primero la música, después la palabra (G. Verdi)
Sólo palabras y no música (J. W. Goethe)
Sólo música y no palabras (W. A. Mozart)
de una carta de Richard Strauss a Josef Gregor 1939



....


Lo que dijo Mozart es lo mas sabio :P :P , como siempre :wink: .
Lo de Goethe es para llorar :cry: :cry: :x


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 Asunto: Re: Wagner y El Anillo del Nibelungo
NotaPublicado: 08 Dic 2005 19:46 
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Jalu escribió:
En 1819, a los 16 años escribe su primera composición musical.
...


Supongo que debe ser a los "6 anios". Una cosa que me parece muy interesante es que Verdi y Wagner nacieran el mismo anio! :P Algo mas que los une :P :o :shock: (ademas de su genialidad y que se dedicaran solo a la opera).


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Estoy convencido de haber leído recientemente determinados fragmentos de los textos de Jalu. ¿En archivowagner puede ser?

Pregunto.


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Diria que además Verdi y Wagner también compartían si no l0o he leido mal el hecho de haber compuesto una sola comedia

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 Asunto: Wagner
NotaPublicado: 08 Dic 2005 21:12 
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Efectivamente escribió su primera composición a los 16 años, lo del año fue un error mío al tipear.
Seguro que has leído información en archivoswagner y en otros sitios también, he utilizado varios libros, junto con textos de internet, y entrevistas a directores y cantantes, para hacer este escrito.


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 Asunto: Castillo de Neuschwanstein
NotaPublicado: 08 Dic 2005 21:16 
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para hacer un trabajo sobre Wagner es imprescindible la consulta en libros o bien en internet, y es obvio que Jalu se ha documentado y mucho, pero que mucho, ha leído un montón, incluso más que yo, pero ante todo tengo que decir que ha hecho un trabajo estupendo y para nada se ha hecho en este trabajo conjunto un "copiar/pegar".

Para que os quede claro, a Andrea sobretodo, aún a día de hoy, estamos leyendo y releyendo nuestros textos, y es normal que algo se nos haya pasado como lo de los 16 años que ni una ni otra vio, pero lo importante es que estamos aún discutiendo nimiedades, con la simple finalidad de que entendais lo que es la Tetralogía, y qué se explica. Que no lleguemos todos a las mismas conclusiones, oK, no pretendemos esto, pero sí que lo entendais, y para hacer esto, hemos tenido que entender nosotras antes... creo que en los textos donde se explican los argumentos de las obras queda plasmado que la redacción no es de un profesional de la escritura, sino de dos aficionadas, en romance con Wagner, que han tratado de facilitaros un poco el camino hacia Wagner.

brunilda

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No pretendía restar valor a vuestro trabajo, pues me parece muy estimable. Se agradece el esfuerzo.


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Un inciso.

brunilda escribió:
para hacer un trabajo sobre Wagner es imprescindible la consulta en libros o bien en internet, y es obvio que Jalu se ha documentado y mucho

Yo aconsejaría que se citaran las fuentes. La información sería más completa de lo que ya es (felicidades por el resultado) y los interesados podrían profundizar más en el tema.

Saludos


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