Otra Voz deliciosa de la Naturaleza es el
Pájaro del Bosque, papel cantado por una soprano, pajarillo que revela a Sigfrido la existencia de su amada, comentador diurno de la verdad objetiva, testimonio de la identidad real del mundo trastrocada por la acción del yelmo.
Otras Voces de la Naturaleza son los animales del bosque: el oso, el pinzón, la corza de hermosos ojos, los peces de plata en el arroyo, quienes aparecen como Murmullos de la Selva o Voces del Bosque, los temidos Cuervos de Wotan, y el soberbio corcel, fiel compañero de Brunilda, Grane.
Las tres
Nornas son las hijas de la Naturaleza Erda, sombrías hilanderas que trenzan el hilo de la vida que enlaza pasado, presente y futuro, se dedican a explicar lo que pasa y predicen el futuro.
La primer Norna, el pasado, es una contralto.
La segunda Norna, el presente, es una mezzosoprano.
La tercera Norna, el futuro, es una soprano.
Oráculos profundos de la noche, susurros del inconsciente colectivo, ellas son criaturas elementales.
Hagen, bajo o bajo profundo, es un nibelungo, hijo bastardo de Alberico y Grimhild o Krimilda, y quien ahora anhela la posesión del poderoso anillo incitado por su padre. Hagen es un guerrero, personaje siniestro, y receloso heredero del odio.
Alberich sedujo a la madre de los guibichungos con el poder del oro, y entonces Grimhild engendró el fruto del odio del nibelungo.
Hagen representa la fuerza del Mal. Es medio hermano de Gunther y Gutruna. Pálido, helado, viscoso, sombrío, enormemente taciturno, pero fuerte y astuto.
Si Loge es el consejero de Wotan, Hagen es escuchado atentamente por Gunther. Si Hagen es sabio, pues le inspira el espíritu de Alberich, sus consejos son siempre engañadores, y se aprovecha de las debilidades de sus hermanos.
Hagen no nació del amor, sino de la programación.
A cambio de oro, Alberich (quien renunció al amor pero no al placer) consiguió procrearlo en Grimhild o Krimilda, la esposa de Gibich. Nacido para reconquistar el anillo para el enano, acumula la frustración y el odio de Alberich.
Para él el fin justifica todos los medios. Impotente híbrido, va a manipular en beneficio propio la insatisfacción de sus hermanos guibichungos.
Günther o Gunter, barítono o bajo abaritonado, es el rey de los guibichungos.
Posee valor, juventud, belleza, una tropa de aguerridos vasallos, buen nombre y rica aunque inconfesable herencia. Gunter es poderoso y fuerte.
Gutrune o Gutruna, soprano, es la hermana de Gunther y medio-hermana de Hagen, y vive juntos a éstos en el palacio de Gibich.
Víctima de la perfidia de Hagen, al casarse con Sigfrido ella lo ama realmente y desconoce que éste es amante de Brunilda.
Aparecen cinco
Objetos-símbolos:
Lanza: Wotan cambia su hermosa integridad física, armoniosa, por la posesión de la masculina rama del Fresno: arranca del árbol una de sus ramas, y la convierte en soberbia asta de pujante lanza. Sostenida por el puño de Wotan, la lanza, el primero en el tiempo de los cinco objetos-símbolo que articulan la Tetralogía, anuda lazos de acatamiento universal mediante líneas grabadas en su asta.
El lenguaje escrito expresa la Ley. Nibelungos, gigantes y dioses se someten a la autoridad del fuerte.
Anillo, nace forjado por Alberich con el oro robado, es el segundo de los objetos-símbolo que aparece en la Tetralogía, la sortija que da nombre al ciclo. Si la lanza retomaba activamente la potencialidad viril del Fresno, el anillo del nibelungo resume en su circunferencia sin principio ni fin la esterilidad de la Naturaleza castrada.
El círculo áureo es en el puño de Alberich, símbolo del terror y del totalitarismo.
El leitmotiv del anillo, en su última aparición antes de que haga acto de presencia el del Walhalla, está formado por: mi bemol, sol, si bemol, re bemol y fa.
Su distribución es tal que, en cierto sentido, “forma círculos” (Wagner nos recuerda también en su música la forma redonda, del anillo, o dicho de otra manera, la manera en que la ambición de poder se cierra en sí misma): el acorde de novena está partido en sus diferentes terceras, que se cierran sobre sí mismas, así, primeramente escuchamos conjuntamente las notas (siempre empiezo por la más grave) re bemol – fa, después si bemol – re bemol, sol - si bemol, mi bemol – sol, para hacer seguidamente el camino inverso y “cerrar el círculo”: mi bemol – sol, sol - si bemol, si bemol – re bemol, y re bemol - fa.
La sensación que nos transmite este juego es la de inestabilidad, la de no tener los pies bien asentados en el suelo. Un acorde de novena mayor, como éste, es de por sí bastante inestable, y lo es más todavía en una transición de este tipo, en la que lo encontramos prácticamente fuera de cualquier contexto tonal sólido, y para colmo, con unas características rítmicas (las notas más largas comienzan siempre en las partes débiles del compás) que contribuyen a crear la incomodidad que busca Wagner.
El anillo es sinuoso y resbaladizo, como aquel que lo forja, y, a lo largo de toda la obra, será un objeto de fiar muy poco. Este leitmotiv, variado al modo mayor, es el mismo del Walhalla.
Tarnhelm o Yelmo mágico: El terror del mundo subterráneo es absoluto porque Alberich ha hecho forjar el tercero de los objetos-símbolo de la Tetralogía. El Tarnhelm o yelmo mágico trabajado por Mime, desdichado hermano de Alberich, es la negación de la identidad real de las cosas.
Simboliza el engaño, la mentira, la hipocresía, la propaganda.
Cubierta la cabeza con el yelmo, Alberich viene a ser un sapo (Alberich es la impune mano que golpea, control policíaco, espía de la libertad).
El yelmo servirá para que Fafner se desfigure en inmunda bestia, dragon, y para que Sigfrido, travestido en Gunter, arrebate violentamente a Brunilda el anillo que había ceñido a su dedo en prueba de eterno amor (en la escena es el mismo cantante, pero en ese momento la voz de Sigfrido suena ronca, desconocida).
El castillo del
Walhalla, es el cuarto de los objetos-símbolo de la Tetralogía, construido por los gigantes a la altura de las nubes. Wotan, instado por Fricka y los dioses y varones, a excepción de Loge, decide construir, para su mayor gloria, la soberbia fortaleza, sólida, firme, inigualable.
El leitmotiv que caracteriza al anillo, variado al modo mayor, es el mismo que describe la solemne altivez del Walhalla, la fortaleza de los dioses, representación de un poder que deviene en abuso.
El anillo coincide con el Walhalla en cuanto la fortaleza de los dioses es una injusta manifestación de extemporáneo poder.
El leitmotiv del Walhalla aparece en un luminoso re bemol mayor. Melódicamente es muy similar al leitmotiv del anillo, pero donde encontramos un claro contraste es en su planteamiento armónico: a diferencia del anterior, este leitmotiv se basa en una armonía muy estable, formada por la típica cadencia perfecta, emblema de la estabilidad.
Una vez más, Wagner pone nuevamente con gran habilidad en música aquello que nos transmite el drama: los dioses buscan con el Walhalla precisamente eso, seguridad y estabilidad. Rítmicamente, este motivo es mucho más equilibrado que el del anillo.
Mientras el primero estaba en 4/4 y las mayores duraciones correspondían a las notas que comienzan en la segunda parte del primer compás y la última del segundo (ambos leitmotiven duran dos compases), éste está en 3/4 (compás que, curiosamente, en el Barroco era uno de los atributos musicales de la divinidad) y, aunque la mayor duración la encontramos también en la segunda parte del primer compás, aquí la duración de la primera nota del leitmotiv y de la última es la misma, siendo el “círculo” mucho más perfecto y estable.
La orquestación del leitmotiv del Walhalla es mucho más luminosa (al predominar el viento-metal) que la del anillo, que se caracteriza por su carácter introspectivo.
Nothung, o espada, quinto y último de los objetos-símbolo de la Tetralogía. Ya no es la ley, sino la violencia, sólo quien desconozca el miedo podrá forjar la espada.
Será primero la espada de Siegmund y luego la de Sigfrido.
Aunque es una sola espada, en realidad son dos.
Quisiera agradecer la gentileza del hermano de Brunilda que ha colaborado con nosotras armándonos un Arbol Genealógico de los personajes.