Continuo con el Acto II, hasta el final:
Track 01: Entra un boyardo a interrumpir las meditaciones de Boris (ni siquiera tiene descanso para su sufrimiento). Le indica a Boris con una voz chillona que Shuisky le pide audiencia y...que Shuisky puede que le esté traicionando (esto último, curiosamente, con una melodía variación de la del policía del comienzo de la ópera).
Entra Shuisky –00:53- (un impagable Nikhander Kanaev, el Hermann de Pique Dame de la grabación del Bolhoi- voz histérica, pobre, pero vaya artista, cómo sabe sacarle toda la punta a su personaje!) y Boris lo abronca...pero Shuisky (1:37) pasa de la bronca, porque sabe que tiene la sarten por el mango. Atención a la sinuosa frase „ Zar, hay noticias, noticias graves para el reino“, con una melodía serpenteante digna de un Loge de Rheingold, por ejemplo (siempre he visto muchas similitudes entre ambos personajes).
Boris sigue a lo suyo, abroncándolo (atención –1:54 a con qué asco pronuncia „boyardo“). Y Shuisky, a su vez, sigue rindiendo cuentas a Boris...por favor, mucha atención a cómo hace crecer su voz, con la música, en la frase „ El rey, los nobles y el Pontífice le apoyan.“...sobre todo al decir „papa“ (2:07), con unas ínfulas muy apropiadas para la ocasión.
¿Un pretendiente? Piensa Boris...la música se agita (esas cuerdas fantásticas del Bolshoi!, que nunca hago hincapié en la prestación orquestal y directorial). Dice:
¿Con qué nombre ha pensado armarse
en contra nuestra?
¿Qué nombre ha usurpado el impostor?
¿Cuál?
Algo en la mente de Boris se ha activado...algo terrible que no quiere nombrar. En el fondo, sabe que el fantasma de Dmitri algún día iba a volver.
Shuisky sabe perfectamente controlarle los tiempos a Boris y apacigua la música, saliéndole por la tangente (2:35):
Por supuesto, zar, vuestro poder es grande.
Vuestra clemencia, celo y gran bondad
han hecho vuestro el corazón del pueblo,
entregado en alma y cuerpo al trono
Para luego soltar en una melodía puntuada rítmicamente la bomba:
Aunque es doloroso para mí, majestad,
aunque mi corazón sangra,
no debo ocultaros,
que si ese vagabundo, lleno de temeridad,
llegase a cruzar la frontera lituana,
el nombre resucitado de Dimitri
podría atraer a la chusma a su lado.
Dmitri (3:26)!! Con qué cuidado, casi con cariño, nombra Shuisky ese nombre! Boris se altera y expulsa a su hijo de la sala. Da órdenes a diestro y siniestro (3:51) cerrar la frontera con Lituania parece una buena idea, pero...no es eso lo que más preocupa a Boris...tiene otra pregunta que hacerle a Shuisky, precedida de un silencio (4:15) y con una melodía sinuosa
Habéis oído alguna vez
que niños muertos
se alzasen de la tumba
para oponerse a los zares?...
Zares elegidos por su pueblo,
coronados por el Patriarca...
¡Ja, ¡a, ¡a!
¿Es divertido, no?
Pero no, no es divertido...(4:52) Shuisky calla, manteniendo la tensión (le está haciendo luz de gas, prácticamente). Boris tiene una pregunta más terrible (idéntica melodía sinuosa -5:13):
¡Escuchad príncipe!
Cuando se cometió el gran crimen,
cuando al fin el niño murió
¿no era... ese niño muerto... Dimitri?
Atención a la manera en la que Boris/Reizen dice „Dmitri“ (tan distinta a la de Shuisky!).
Shuisky contesta „¡Lo era!“, pero no es suficiente para Boris...quien decide amenazar a Shuisky (5:59) para que le cuente la verdad...y Shuisky, haciéndose el remilgado primero (qué frase más cínica: „no me importa el tormento, sino vuestro disfavor“) le cuenta la verdad. Es la narración de Shuisky (6:40), pieza clave en el rompecabezas de Boris Godunov. La letra dice:
En Uglich, en la catedral, ante el pueblo,
durante más de cinco días,
yo velé el cadáver del niño.
A su alrededor yacían trece cuerpos,
mutilados, ensangrentados, harapientos,
ya se notaba en ellos la putrefacción.
Pero el rostro infantil del zarevich
brillaba puro y claro.
La herida se abría honda y terrible,
pero sobre sus labios inocentes
jugueteaba una sonrisa.
Parecía como si estuviese en su cuna
durmiendo con las manos enlazadas,
y en la derecha asía un juguete con fuerza...
La música es por momentos oscura y por momentos celestial, creciendo poco a poco. Y, más allá de la voz horrenda de Kanaev, yo me descubro ante el intérprete. En dos minutos matiza todo lo matizable:
-Empieza con un tono despreocupado (6:40) para luego seguir contándolo como si fuese un hecho milagroso (7:02), sigue clavando como cuchillos los adjetivos „mutilados, ensangrentados, harapientos“ (7:11) dice con gran dolor (él!!! Que lo ha matado!!! Cuánto cinismo!) „ya se notaba la putrefacción ( 7:19 -y se permite una sfumatura y todo! - 7:27) para luego retomar el aire mágico al comentar que la cara del zarevich estaba intacta (7:36) y terminar haciendo crecer y crecer las frases y, con ellas, la sensación de culpa de Boris (7:49) un tono de confidencia final (7:59) y el desenlace, dicho casi con sadismo (8:22). Boris no puede más.
-Track 02: Boris alucina...el aire le sofoca...Reizen de nuevo nos evita histrionismos tipo Christoff y nos canta en todo momento con gran línea, incluso cuando la visión de un reloj comienza a atormentarle (00:48). La letra, terrible:
Si en el alma una sola mancha... una sola,
por casualidad, cae, el alma se quemará,
el corazón se inundará de veneno,
y se hará tan opresivo,
tan insoportablemente doloroso,
como si un martillo golpease en los oídos
con reproches y maldiciones.
Mi garganta está seca... me sofoco...
me ahogo... la cabeza me da vueltas...
¡Ante mis ojos veo al niño... ensangrentado!
Allí... allí... ¿Qué es eso? ¡Allí en la esquina!
Se balancea, crece se acerca tiembla y gime
¡No, no! ¡No fui yo!...
¡Yo no soy tu asesino!
¡Detente, detente, niño!
¡No fui yo, no, yo no, no!
¡La voluntad del pueblo!...
¡Detente, niño!...
¡Fuera!...
¡No! ¡Vete!
¡Señor, Tú no deseas la muerte del pecador!
¡Ten piedad del alma del zar Boris!
La interpretación, muy meritoria...sin caer en efectismos baratos, nos lleva desde el canto más puro al susurro, a la alucinación (1:51), a la desesperación y a la resolución final, en la que Boris, una vez más se encomienda a Dios (2:39), con una expresión tan patética por parte de Reizen que casi clama a compasión. Y el acto acaba con la aniquilación musical más absoluta, que sigue al prácticamente inerte „Boris“ pronunciado por éste (magnífico Reizen), ya a las puertas de la demencia.
PD-A Caminante en especial, que sé que le gustan estos detalles...te has fijado en el „no fui yo! Fue la voluntad del pueblo!“? Ummm...lo que da que pensar.
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