La suiza
Lisa della Casa es una de las grandes sopranos straussianas de todos los tiempos, y una de las que llegó a interpretar los tres roles protagonistas femeninos de la obra (además del de Annina, en el comienzo de su carrera). Su debut como Mariscala se produjo en la Wiener Staatsoper, a las pocas semanas de su reinauguración, en la función del 20 de diciembre de 1955, con la batuta de Rudolf Moralt. En Viena interpretó la Mariscala durante casi 18 años, despidiéndose del papel el 22 de octubre de 1973 (director, Heinz Wallberg), ya con la producción de Otto Schenk que todavía hoy mantiene la Haus am Ring (y que por cierto en estos mismos días ha vuelto a presentarse); solo tres días más tarde, el 25 de octubre de 1973, Della Casa cantó su última función en Viena, como Arabella, papel que quizá marcó de una manera más definitiva.
Della Casa fue también la Mariscala en la producción que inuguró el Großes Festspielhaus de Salzburgo, el 26 de julio de 1960, con la batuta de Karajan. Es conocido que Della Casa decidió no volver a aparecer en el Festival (donde
venía actuando de manera ininterrumpida desde 1947), al sentirse traicionada después de que en el último momento se decidiera, al parecer por influencia de Walter Legge (a.k.a. Mr. Schwarzkopf), no contar con ella para la filmación de la obra.
De su Mariscala se conservan tres grabaciones en vivo: del Metropolitan de 1956 (Kempe) y 1959 (Leinsdorf); y la ya citada de Salzburgo de 1960. Existe también
una curiosa grabación de extractos de la obra realizada en 1966 para Berlin Classics (Staatskapelle Dresden, Rudolf Neuhaus), en que Della Casa interpreta tanto a la Mariscala como a Octavian, enamorando necesariamente ya sea al Octavian, ya a la Sophie de Anneliese Rothenberger.
Escucharemos
el monólogo en la interpretación salzburguesa de 1960, una de las más grandes versiones de la página. En todo momento perfectamente controlada, radiante de tono, diáfana en la articulación del texto, Della Casa evita toda exageración al deplorar el comportamiento de Ochs en el tramo inicial, y suena ya genuinamente resignada al decir aquello de
's ist doch der Lauf der Welt, así es como va el mundo (1'14''). En la frase siguiente (maravilloso el clima que crea la orquesta: música de cámara sublimada, si es que ello es posible),
Kann ich auch an ein Mädel erinnern (1'48''), la sensación de inocencia y de interiorización, con una voz que es cristal puro, nos remite a la interpretación de la Siems, y comparable a la Siems es también la luminosidad del agudo en
die Kleine Resi (2'48'') y en
die Alte Frau (3'02''). En la parte final de la página, sabe traducir perfectamente el estado de meditación cada vez más honda del personaje, hasta llegar a sonar casi asustada en la frase
und man ist dazu da, daß man's ertragt (4'56''). Una Mariscala joven, de pureza y tersura inigualadas, aunque obviamente sin la densidad y la intensidad diríase heroica de Lehmann, con la que recuperamos el aire fresco y la (aparente) naturalidad en la enunciación, y que nos conduce con (aparente) sencillez hasta lo más profundo del secreto de la Mariscala.