La primera de las grandes Mariscalas de entreguerras, quizá la más grande de todas las que hayan sido, es la alemana
Lotte Lehmann, que entre otras muchas ocasiones encarnó el papel en la primera ocasión en que la obra se presentó en el Festival de Salzburgo, en 1929. Lehmann es uno de los pocos nombres en la historia de esto que llamamos el canto a los que con plena justicia y rigor se puede aplicar el calificativo de legendario. Creadora de las partes de Compositor, Tintorera, Christine (de
Intermezzo) y Arabella, fue también una célebre Leonore, Elsa, Eva y Elisabeth, y por supuesto Sieglinde (que encarnó en el celebérrimo registro con Bruno Walter). Vamos a escucharla primero en
un fragmento del primer acto de Arabella, donde nos atrapa por completo con su línea straussiana infinita (escuchen por favor a partir de 1’49’’, en las palabras
Aber der Richtige, y si pueden reprimir las lágrimas acudan inmediatamente a un especialista), con su “timbre intenso, lírico pero firme”, su “comunicatividad excepcional”,
nuestro Gino dixit a propósito de la grabación del acto I de
Die Walküre.
La Lehmann fue también una liederista insuperable. Como hoy es martes (o no) y hace sol (o no), nos merecemos escucharla interpretando
Morgen, en dos versiones diferentes.
La primera, en una grabación acústica de la década de 1910, padece por un arreglo orquestal un poquito cargante
to say the least, cuyo efecto se diluye en cuanto comienza a sonar la voz, plena, sincera, única.
La segunda, en un registro realizado durante la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos, a donde la cantante hubo de emigrar por razones no por bien sabidas menos demenciales. La voz ya es menos fresca, pero quien tenga oídos, que escuche.
Lehmann debutó la Marschallin en el Covent Garden en 1924 (Bruno Walter a la batuta), tras haber incorporado en la Ópera de Hamburgo a Sophie (1911) y a Octavian (1914). La Mariscala fue el papel con el que se despidió de la ópera en San Francisco, en 1946. Por fortuna, la Mariscala de la Lehmann está bien documentada. Además de la grabación oficial incompleta de 1933
ya comentada por Ghiaurov en la discografía, se conservan sus interpretaciones en el Met de 1938 y
1939, dirigidas por Arthur Bodanzky, con los Octavian de Kerstin Thorborg y Rise Stevens respectivamente, y en ambas el Ochs de Emanuel List y el Faninal de Friedrich Schorr (ahí queda eso), así como una grabación del acto tercero en San Francisco (1945, Georges Sébastian). Escucharemos ahora
un fragmento del primer acto grabado en 1927,
O sei er gut, Quinquin, enlazado con el monólogo
Die Zeit, die ist ein sonderbar Ding. Anterior en unos años es
esta grabación del monólogo, a partir de la frase
Kann mich auch an ein Mädel erinnern. Refinada sin ser recargada, robusta a la vez que luminosa, ejemplar en la dicción y en la acentuación, señorial y noble a la vez que carnal y apasionada, Lehmann sigue la saludable senda de Siems en cuanto a respetar la esencia
Ein halb Mal lustig, ein halb Mal traurig del personaje, que sirve con un instrumento más denso por el centro y menos rutilante por arriba que el de su gran predecesora. Es una Mariscala clásica: equilibrada, intemporal, inagotable.
Ghiaurov escribió:
No se sabe qué admirar más en la Mariscala de Lotte Lehmann, si la parte vocal, un sonido fluidísimo y bello (Celletti habla de una "aguda inteligencia musical y excelente técnica" y de "agudos penetrantes y exquisitos pianísimos") o la parte puramente actoral, en la que destila el enorme bagaje con el personaje sobre los escenarios. Su Mariscala es una mezcla de nobleza y estilo, de modos patricios en suma pero también de una enorme feminidad y de una profundísima paleta de emociones.
Lotte Lehmann