En esta época de nacimiento y esplendor de la ópera romántica alemana encontramos a nuestro hombre:
2. Biografía de Marschner Heinrich Marschner nació en Zittau en 1795. Su padre era un artesano de cuerno, marfil y hueso, de pasado oscuro. Tocaba la flauta en la banda local y daba clases de arpa, y parece que la música ocupaba todo su tiempo libre, aunque para él ésta debería de ser un hobby mas que una profesión, lo cual transmitió a su hijo Heinrich. Este recibió clases de canto de su propia madre, y dadas sus capacidades musicales y su dotada voz de soprano, se le permitió recibir clases de piano y canto, aunque se le encaminó a estudiar leyes para asegurarse una carrera mas estable. El niño Marschner debía de pasar en la escuela mas tiempo componiendo que atendiendo por lo que el director aconsejó que se le facilitara seguir una educación musical en vez de seguir ocupando un pupitre en la escuela. Comenzó pues clases con Bergt en Bautzen, donde aspiraba a una posición como cantante solista, lo cual le posibilitaría unos ingresos mínimos para hacer frente a su familia, que había sido abandonada por el padre (por una jovencita: aquellos larguísimos ensayos con la banda...)
El puesto en Bautzen solo duró un año, lo que tardó en cambiarle la voz, y Marschner vuelve a la casa materna donde continúa estudiando música y surgen sus primeras obras. Su primera obra escenificada es
Die stolze Bäuerin, un ballet. Parece que durante el primer ensayo el joven compositor se apostó en un rincón para ver cómo iba todo. Empieza la obertura y el primer trompista interrumpe, se levanta y exclama: "Esto solo lo puede haber escrito un imbécil; es imposible tocarlo con una trompa!". El avergonzado compositor se queda helado, sale corriendo y sufre un acceso febril de siete semanas que le mantienen en cama. Hasta mucho mas tarde no supo que había escrito la parte para trompa demasiado baja, y una vez que el director recomendó a las trompas subir una octava, todo cuadró y los ensayos y la representación fueron un éxito.
Marschner se empeñó en cubrir sus déficits en instrumentación estudiando partituras, sobre todo de
Mozart. Interrumpe sus estudios para continuarlos en Praga (y de paso para librarse de la campaña de reclutamiento prusiana tras la batalla de Bautzen de 1813). Posteriormente viaja a Leipzig donde inicia los estudios de Derecho, y pasa sus tardes en círculos musicales donde conoce a influyentes personajes, entre ellos
Schicht, con el que continua su estudio de sistemas teóricos musicales, y de partituras de Mozart, Haydn y Beethoven, y conoce a varios editores. De esta época son sus composiciones para guitarra que aún en el siglo XX gozan de aprecio.
En esta época también surge en Marschner el interés por la ópera. Escribe la primera sobre
Titus de Metastasio. No se conserva mas que un boceto del aria de Annio, que remeda el estilo de Mozart.
En 1815 emprende una gira de conciertos por Karlový Varý, donde conoce al
Conde Varkony, magnate húngaro amigo de Liszt, que le anima a viajar a Vienna para continuar estudiando con
Beethoven. Marschner logra una audiencia con el genio, que le deja para el arrastre: tras siete minutos de silencio le dice:
"No tengo mucho tiempo. No venga muy a menudo. Traiga algo mas la próxima vez". De nuevo Marschner sale corriendo a su habitación, rompe los manuscritos que le había llevado y decide irse de Viena para continuar estudiando derecho en Leipzig. Parece ser que en realidad hubo encuentros posteriores que transcurrieron cordialmente, aunque sin llegar a la amistad.
En 1816, buscando una situación económica mas o menos estable, conoce al
Conde Johann Nepomuk Zichy, que le ofrece un puesto de profesor de música en sus palacios en Pressburg, Bratislava, y Nagy-Láng, Hungría. Allí continúa estudiando con
Heinrich Klein, y escribe su ópera
Der Kiffhäuser Berg (1817), basada en una leyenda turingia. Parece que se estrenó en algunos teatros austríacos pero no se difundió. La ópera utiliza los elementos de los Zauberspiele vieneses, pero bebe también del uso de material musical popular, al estilo de
Weber, de cuyas teorías estéticas es ferviente seguidor.