Il Campanello: de la farsa napolitana a la ópera bufa
Habíamos dejado al pobre Donizetti consolando sus propias aflicciones y metiendo un poco de humor en su vida a través de la escritura de una ópera bufa para una compañía al borde de la quiebra. Pero el Campanello que Donizetti escribió en aquella aciaga primavera de 1836 no era la ópera bufa que conocemos hoy, sino una farsa napolitana que alteraba diálogo y música, y donde, puede decirse, el primero dominaba ampliamente.
LA FARSA NAPOLITANAUna de las características principales de esta primera versión (al que llamaremos
farsa, en contraposición con la forma operística posterior) es que en ella, Annibale Pistacchio, a diferencia de los restantes personajes, habla y canta siempre en dialecto napolitano (él mismo dirá, en su primer diálogo con su suegra,
Forastiero? Io songo Napoletano. Don Annibale Pistacchio, nato nel 1785, famoso speziale de Foria, e primmo c’ha ‘nventate i pinole pela tosse, pela vozzola, peli tracchie, ec. ec. ec.). La obra contenía, originalmente 5 números:
1.- Introducción:
Evviva don Annibale!... Bella cosa, amici cari2.- Galoppe y dúo:
Non fuggir, t’arresta, ingrata!3.- Brindis:
Il segreto per esser felici4.- Dúo:
Ho una bella, un’infedele5.- Finale:
Da me lungi ancor vivendoLos números 1, 2 y 5 se compusieron, de forma íntegra, expresamente para Il Campanello. El 3 era un autopréstamo (Enrico, el inoportuno asistente a la boda de Annibale y Serafina, hace un brindis reciclando el del grandioso éxito donizettiano
Lucrezia Borgia). El 4 constituía la pieza de resistencia, en términos musicales, de la pequeña obrita. En contraposición a una escena en prosa que seguía al brindis y la retirada de los invitados (en que Enrico, sabiendo que Annibale debe dejar la ciudad al día siguiente de su noche de bodas, se ha presentado como un chévalier francés de parranda por Nápoles, incordiándolo aparatosamente e impidiendo que se acueste) aparece ahora un largo número musical (Dúo:
Ho una bella, un’infedele) en que Enrico adopta la pose de un cantante de ópera que se ha quedado afónico por cantar serenatas a una mujer y acude a la farmacia a por un remedio para su voz en vistas de un próximo debut. Este número constituye (en la farsa, se insiste), la culminación de la confrontación musical entre ambas voces graves. El Finale número 5, donde la cantante femenina vuelve a adquirir un minúsculo protagonismo (su única intervención lírica había sido el dúo
Non fuggir, al principio de la obra), otorgaba una prestación tan humilde a la cantante que fue peregrina aunque frecuentemente sustituido por el (más lucido) final de
Belisario, en cuyos casos cabía sumar un autopréstamo más
Terminamos el texto de hoy con una pequeña adivinanza: Pese a lo estrambótico y original de la situación, el dúo del cantante afónico es solo parcialmente original, pues hay una parte del mismo que constituye, también, un autopréstamo... Si algún valiente despeja el misterio de qué música de este número toma Donizetti (y de dónde la toma), obtendrá un suculento lote de 100 viñetas antxianas, 100 antipistas quintianas y 100 juanolas para la voz. No me digan que no es tentador...