Esto es lo que trae la edición digital del ABC de hoy:
«La mujer sin sombra», de Strauss, llega al Real bajo el prisma del teatro
Interpretada por Robert Dean Smith, Eva Johansson, Alan Titus, Luana DeVol y Julia Juon, esta ópera supone el punto cumbre de la colaboración entre Richard Strauss y el escritor Hugo von Hofmannsthal
SUSANA GAVIÑA/
Música: La mujer sin sombra
MADRID. El Teatro Real estrena mañana «La mujer sin sombra», ópera con música de Richard Strauss y libreto de Hugo von Hofmannsthal, que llega en una producción de 1992 realizada para la Ópera de Baviera por Ennosuke Ichikawa, uno de los grandes difusores del teatro kabuki en Occidente.
Pinchas Steinberg es el encargado de la dirección musical de esta partitura, considerada una obra maestra y que presenta grandes dificultades. «Afrontar esta música es un reto porque requiere una plantilla de músicos más grande que cualquier otra ópera. Su principal problema -añade- es la estructura, muy compleja pero también muy inteligente. Como ocurre en Wagner, Strauss utiliza la orquesta por temas».
A estas dificultades, se sumaba el hecho de que es la primera vez que la Orquesta Titular del Teatro Real se enfrenta a ella. «Para mí la música es como un lenguaje, y esta orquesta entiende aquéllos que son más próximos al sonido latino como es el repertorio italiano de Rossini o Puccini. Sin embargo, les resulta más difícil el alemán cuyos fraseos son más largos. Pero creo que lo hemos hecho bien», matiza.
Los intérpretes también deben enfrentarse a unas grandes exigencias técnicas. «Para esta ópera se necesitan seis solistas de primera calidad. Es una obra maestra que requiere muchos niveles de voz y de coloratura», asegura Luana DeVol, que interpreta a la mujer de Barak. Un personaje que va evolucionando dramáticamente a lo largo de la obra «desde la amargura a la calidez».
Un lenguaje de imágenes
Además del excelente reparto, uno de los mayores atractivos de este título es la producción, que ha contado con un equipo completamente japonés (dirección, escenografía, figurines e iluminación). A Madrid no ha podido viajar su creador, el nonagenario Ennosuke Ichikawa, pero sí un asistente suyo, Isao Takashima. «El anterior director de la Ópera de Baviera, Sawallisch, quiso abordar esta ópera no de una manera realista, por eso llamó a Ichikawa», puntualiza.
El montaje, de gran belleza y con numerosos cambios de escena, no es auténtico teatro kabuki, pero sí una combinación de algunos de sus elementos. «En él se da sobre todo un lenguaje de imágenes. La palabra kabuki hace referencia a tres cosas: ka, canto; bu, baile; y ki, drama. Y estos tres elementos existen en esta ópera. Nuestro principal deseo era encontrar el camino para unirlos, combinándolo con los cantantes». El vestuario estará formado por quimonos, «pero no en el sentido tradicional del kabuki», afirma. Por su larga duración, la ópera empieza a las 19 horas.
_________________ Sans parler du positif, je suis vieux, mais je suis vif.
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