_Sharpless_ escribió:
No me digas que esos tempi no quedan mejor que los que emplea la Venexiana...
No
Tú que eres un amante y buen conocedor (mucho mejor que yo) de la música del XVII sabes que una de sus bases es el contraste rítmico (más cuando la orquesta se reduce a veces a tres violines, dos tiorbas y un clave). En una escena tan larga y maravillosamente compleja como la entrada de Ottone (una de las cumbres de la ópera de todos los tiempos), la clave está en el contraste de ritmo entre las partes (muy bien diferenciadas por temas). Si haces una entrada lenta (o exasperantemente lenta como la de Minkowski, por ejemplo), luego es difícil contrastar con la segunda parte, después de la repetición de la primera frase, a partir de
O caro tetto. A partir de ahí el texto se vuelve lírico, tranquilo, de locus amoenus, que contrasta fuertemente con la entrada, llena de sugerencias de movimiento. Y hacer un contraste rítmico entre las dos partes, como hace la Venexiana es sencillamente magistral. (A parte, dudo de que en la partitura de la
Poppea haya indicaciones de tempi).
Además hay que tener en cuenta el texto y el contexto. Por favor, la primera (doble) imagen, que sugiere velocidad: una metáfora geométrica que remite a una metáfora de flecha-diana. Velocidad y... sexo, claro (el centro, el sol, el fuego). Cantar eso en plan Schubert-qué-enamoradísimo-vengo hace hasta gracia.
Y el contraste se establece además entre la entrada -apresurada- de Otón (que viene a
forjar) y la de Popea y Nerón -felizmente cansada- (que ya han
forjado). Otón viene con el calentón. El peligro es leer eso de
tetto amoroso como lo leería un
trovadour del siglo XII que no ha tocado (ni tocará) a su dama. O peor, leerlo con la languidez Romántica con la que se suele. El mayor daño que se le puede hacer a la Poppea es “Romanticizarla”, cuando es puro teatro, pura perspicacia, corrosiva, contradictoria, llena de claroscuros... En los teatros públicos de Venecia se
amaba sin duchar y sin depilar
La versión de Iestyn Davies (que me gusta más como voz que como intérprete; ya irá evolucionando) es excesivamente homogénea, no hay casi contrastes, ni de él ni de la orquesta. La versión de la Venexiana es explosiva, sugerente y teatralmente contrastada. Comilfó. Y luego la Venexiana, con la excusa de optar por la partitura napolitana, le dan a toda la obra el sabor de la bahía, ése que luego vemos en los
intermezzi de Vinci, ese
italicum acetum tan de Plauto, tan de pantomima, tan mediterráneo. (Luego la grabación tiene otros problemas, como el
Pur ti miro chill out, que parecen Álex Ubago y Amaia Montero
)
Me encanta la libertad interpretativa que, más que permite, exige la Poppea. Siempre será una obra en construcción