<center>
3ª escena
</center>
Quería haber cambiado de grabación para esta escena, pero como el divshare me está dando problemas, y la grabación de Kna ya estaba subida (y esta escena es excelente, todo hay que decirlo) vamos a continuar con la misma.
La tercera escena nos va a reunir y confrontar los personajes de las dos escenas anteriores, como conclusión del primer acto. Habíamos dejado al pobre timonel completamente sopa: ni el ancla, ni las olas, ni el desesperado canto del Holandés le ha turbado lo más mínimo.
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=8577227-f58" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>
El capitan
Daland, después de un sueñecito reparador, sube a cubierta acompañado por un motivo juguetón (la
bondad de Daland) que enlaza con un breve recuerdo del
baile de los marineros, expresando su excelente humor. Pero de pronto ve el barco del Holandés (
motivo del Holandés apenas esbozado, trémolo de las cuerdas) y despierta al timonel, alarmado. El pobre timonel sigue con el cerebro en stand-by y contesta “
’s ist nichts! ‘s ist nichts!” “¡nada, nada, todo bajo control!” y, en modo timonel automático, continúa otra frase de su canción, hasta que Daland, ya cabreado, le interrumpe y se despierta ya del todo, apurado por su descuido y deshaciéndose en excusas.
Ya en su papel, interpela al barco sorpresa, con llamadas que solo reciben la respuesta del eco, doblada por las trompas como en la primera escena. Daland entonces descubre la presencia del Holandés en tierra, le saluda y le pregunta su nombre y procedencia.
Se produce un silencio inquietante y entonces escuchamos un motivo lúgubre, que expresa la soledad y la alienación del personaje, que permanece con la cabeza gacha y sin cambiar de postura.
Midi tristeza
Lentamente, el Holandés contesta, con una voz que parece venir de un pozo de desesperación:
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
HOLLÄNDER
Weit komm' ich her;
verwehrt bei Sturm und Wetter
ihr mir den Ankerplatz?
</td>
<td>
<td width="300">
HOLANDÉS
Vengo de lejos; me he refugiado aquí
para huir de la tempestad.
¿Piensas impedirlo, acaso?
</td>
</td>
</tr>
</table>
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=8577228-1cc" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>
Daland, con su música bonachona, se muestra acogedor y sociable, sin dar ninguna señal de reconocer al intruso como el protagonista de tantas leyendas de marinos, a pesar de la quinta descendente en la que el Holandés le confiesa su procedencia (¡y de que luego veremos que el retrato del Holandés preside su saloncito "de toa la vida", por cierto!). Daland le comunica la cercanía de su hogar y se interesa por si el barco del extraño ha sufrido algún percance. El Holandés contesta: “Mi barco es sólido, no ha padecido mal alguno”. La orquesta repite el motivo que hemos comentado antes, (llamémosle
tristeza) que se repite en una progresión ascendente tres veces, y mediante un corto motivo de unión, nos lleva al
aria del Holandés, en
sol menor:
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
Durch Sturm und bösen Wind
verschlagen,
irr' auf den Wassern ich umher;
wie lange? weiß ich kaum zu sagen;
Schon zähl' ich nicht
die Jahre mehr.
Unmöglich dünkt mich',
daß ich nenne die Länder alle,
die ich fand:
das eine nur, nach dem ich brenne,
ich find' es nicht, mein Heimatland!
</td>
<td>
<td width="300">
Empujado por la tempestad
y los malos vientos,
he errado hasta aquí
por las aguas...
¿cuánto tiempo?
apenas podría decirlo:
ya no me paro a contar los años.
Imposible me parece nombrar
todas las tierras
que he encontrado,
¡pero la única por la que ardo,
mi patria, esa no la encuentro!
</td>
</td>
</tr>
</table>
La segunda frase del aria es interrumpida por el
motivo de la tristeza, de nuevo, que desemboca en un recitativo en el que el Holandés, después de buscar la simpatía del avezado marino con el relato de su largo viaje, toca la otra fibra de Daland y le habla de las enormes riquezas acumuladas, que le ofrecería a cambio de hospitalidad.
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
Vergönne mir auf kurze Frist
dein Haus,
und deine Freundschaft soll dich
nicht gereu'n.
Mit Schätzen aller
Gegenden und Zonen
ist reich mein Schiff beladen,
willst du handeln,
so sollst du sicher
deines Vorteils sein.
</td>
<td>
<td width="300">
Consiente que me aloje
por corto tiempo en tu casa,
y no te arrepentirás
de tu hospitalidad.
Con tesoros de todas las tierras
y continentes está cargado mi barco;
si quieres tratar conmigo,
puedes estar seguro
de que obtendrás provecho.
</td>
</td>
</tr>
</table>
La música juguetona de Daland se excita ante la oferta del acaudalado extraño, que comienza un canto de frases cortas y rítmicas, asombrándose del ofrecimiento. El Holandés le contesta imitando el canto de Daland (puro marketing) y hablándole de joyas y piedras preciosas. La orquesta se maravilla con Daland de que ese sea el precio de una sola noche en su casa.
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
DALAND
Wie wunderbar!
Soll deinem Wort ich glauben?
Ein Unstern, scheint's,
hat dich bis jetzt verfolgt.
Um dir zu frommen, biet ich,
was ich kann:
doch darf ich fragen,
was dein Schiff enthält?
HOLLÄNDER
Die seltensten der Schätze
sollst du sehn,
kostbare Perlen, edelstes Gestein.
(Er gibt seiner Mannschaft ein Zeichen, zwei
von derselben bringen eine Kiste an Land)
Blick hin,
und überzeuge dich vom Werte
des Preises, den ich
für ein gastlich Dach dir biete!
DALAND
Wie? Ist's möglich? Diese Schätze!
Wer ist so reich,
den Preis dafür zu bieten?
HOLLÄNDER
Den Preis?
Soeben hab' ich ihn genannt;
dies für das Obdach
einer einz'gen Nacht!
Doch, was du siehst,
ist nur der kleinste Teil
von dem, was meines Schiffes
Raum verschließt.
</td>
<td>
<td width="300">
DALAND
¡Cuán asombroso!
¿Debo creer en tus palabras?
Por lo que parece,
hasta ahora te ha perseguido
una mala estrella.
Por servirte, te ofrezco lo que esté
en mi mano; pero...
¿qué contiene tu barco?
HOLANDÉS
Vas a ver los tesoros más raros,
magníficas perlas,
las gemas más nobles.
(Hace una señal y dos de sus
marineros traen a tierra un cofre)
¡Mira y convéncete del valor,
de lo que te ofrezco
por tu techo acogedor,
por tu hospitalidad!
DALAND
¿Cómo? ¿Es posible? ¡Estos tesoros!
¿Quién sería tan rico
para pagar tal precio?
HOLANDÉS
¿Tal precio?
Acabo de indicártelo:
¡todo esto a cambio de una noche
de hospedaje!
Pero lo que ves
es sólo la mínima parte
de lo que guarda la bodega
de mi barco.
</td>
</td>
</tr>
</table>
El tono jovial del Holandés “adalandado” se quiebra mientras suena una vez mas el motivo de la tristeza, de nuevo ascendiendo tres veces, y se lamenta: “para qué quiero riquezas si no tengo mujer, ni hijos, ni hogar, ni volveré nunca a mi país”, la ultima frase sobre aquel motivo. Recupera después el tono jovial y la esperanza al repetir el ofrecimiento, esta vez ya mas serio: no un cofre sino todas sus riquezas. No una noche sino una nueva patria. Y, cada vez mas osado, y ante la estupefacción de Daland, le pregunta si tiene una hija, y tras la respuesta afirmativa la reclama como esposa (mientras la orquesta ensaya una mini marcha
nupcial).
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
Was frommt der Schatz?
Ich habe weder Weib noch Kind,
und meine Heimat find' ich nie!
All' meinen Reichtum biet' ich dir,
wenn bei den Deinen du mir
neue Heimat gibst.
DALAND
Was muß ich hören!
HOLLÄNDER
Hast du eine Tochter?
DALAND
Fürwahr, ein treues Kind.
HOLLÄNDER
Sie sei mein Weib!
</td>
<td>
<td width="300">
¿Para qué sirven los tesoros?
¡No tengo esposa ni hijos,
y nunca encontraré mi patria!
Te ofrezco todas mis riquezas
si me das una nueva patria
entre los tuyos.
DALAND
¿Qué oigo?
HOLANDÉS
¿Tienes una hija?
DALAND
Si, por cierto, una joven fiel.
HOLANDÉS
¡Que sea mi mujer!
</td>
</td>
</tr>
</table>
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=8577229-6d1" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>
Aquí empieza una pieza sobre la que hay opiniones para todo. El
dúo Daland-Holandés es lo menos parecido a lo que compondrá Wagner en el futuro que uno pueda imaginarse. Acusaciones sobre falta de inspiración le han caído de todas partes. Reconozco que a mi me encanta. Daland y el Holandés comienzan dos
monólogos paralelos en
sol mayor, en el que el Holandés lleva la melodía, con frases largas en las que vuelve a hablar de su soledad en este mundo, sin esposa ni hijos, y reitera el ofrecimiento de sus riquezas, mientras Daland canta en frases recortadas, juguetonas, acentuando su cercanía a los bajos bufos, incrédulo de la lotería que le ha tocado. El Holandés continúa con su técnica de marketing, acercando en tonalidad y melodía su canto al de Daland (aunque no puede evitar sonar diferente). El resultado es jocoso: no se si suena mas a un duo alla Bellini o a una opereta vienesa con su vals (siempre me imagino al Holandés y a Daland cerrando su acuerdo deslizandose graciosamente por la cubierta al ritmo de un-dos-tres, un-dos-tres).
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
DALAND
Wie? Hör ich recht?
Mein Tochter sein Weib?
Er selbst spricht aus den Gedanken!
Fast fürcht' ich,
wenn unentschlossen ich bleib',
er müßt im Vorsatze wanken.
Wüßt ich, ob ich wach' oder träume?
Kann ein Eidam willkommener sein?
Ein Tor,
wenn das Glück ich versäume!
Voll Entzücken schlage ich ein.
HOLLÄNDER
Ach, ohne Weib, ohne Kind bin ich,
nichts fesselt mich an die Erde.
Rastlos verfolgt
das Schicksal mich.
die Qual nur war mir Gefährte.
Nie werd' ich die Heimat erreichen:
zu was frommt mir
der Güter Gewinn?
Läßt du zu dem Bund
dich erweichen,
oh! so nimm meine Schätze dahin!
</td>
<td>
<td width="300">
DALAND
¿Cómo? ¿He oído bien?
¿Mi hija, su mujer?
Él mismo lo ha dicho...
Temo que si no me decido
enseguida cambie de parecer.
¡Quisiera saber si sueño
o estoy despierto!
¿Puedo esperar un yerno mejor?
¡Sería un loco, si rechazara
esta oportunidad!
¡Estoy asombrado con mi suerte!
HOLANDÉS
¡Ay, no tengo esposa ni hijos
y nada me ata a la tierra!
Sin darse tregua
me persigue el destino,
y mi único compañero
ha sido el tormento.
Jamás alcanzaré mi patria:
¿de qué me sirven
los bienes conseguidos?
¡Si aceptas la unión que te propongo
toma a cambio mis tesoros!
</td>
</td>
</tr>
</table>
Tras el vals suena una cadencia ascendente triunfal, el
motivo nupcial, y Daland, que se ha sobrepuesto a la emoción, comienza también a dar valor a su mercancía, el ritmo bien marcado y el tono optimista. El Holandés trata de continuar en el mismo tono pero la palabra “
treu” le tiembla en los labios, y ya no se puede contener cuando la pide: “
Du gibst es mir?”. La aceptación de Daland es celebrada con el motivo nupcial una vez mas.
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
DALAND
Wohl, Fremdling,
hab' ich eine schöne Tochter,
mit treuer Kindeslieb' ergeben mir;
sie ist mein Stolz,
das höchste meiner Güter,
mein Trost im Unglück,
meine Freund' im Glück.
HOLLÄNDER
Dem Vater stets bewahr'
sie ihre Liebe!
ihm treu, wird sie auch
treu dem Gatten sein.
DALAND
Du gibst Juwelen,
unschätzbare Perlen,
das höchste Kleinod doch,
ein treues Weib...
HOLLÄNDER
Du gibst es mir?
DALAND
Ich gebe dir mein Wort.
Mich rührt dein Los;
freigebig, wie du bist,
zeigst Edelmut
und hohen Sinn du mir:
den Eidam wünscht ich so;
und wär' dein Gut
auch nicht so reich,
wählt ich doch keinen andren.
</td>
<td>
<td width="300">
DALAND
Pues bien, extranjero,
tengo una hermosa hija,
me es fiel como una chiquilla;
ella es mi orgullo,
el supremo bien,
mi consuelo en la desgracia
y mi alegría en la dicha.
HOLANDÉS
Si a su padre guarda ese amor
y así le es fiel,
fiel le será también
a su esposo.
DALAND
Tú ofreces gemas y perlas
inestimables;
pero la joya más preciosa,
una mujer fiel...
HOLANDÉS
¿Me la das?
DALAND
Te doy mi palabra.
Me conmueve tu destino;
generoso, como eres,
me demuestras nobleza de alma
y elevado juicio:
yo deseaba
un yerno como tú;
aunque no fueras tan rico,
no escogería a otro.
</td>
</td>
</tr>
</table>
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=8577230-ec8" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>
Un breve recitativo que comienza con el emotivo “
So ist sie mein…” del Holandés nos lleva a un nuevo dúo, o mejor a dos monólogos paralelos una vez mas, donde Daland se felicita de haber encontrado un yerno rico, el sueño de cualquier padre amante, y el Holandés tiembla por entregarse de nuevo a la esperanza tantas veces traicionada. El lenguaje de los personajes es distinto, el
Holandés dudando entre
sol mayor y menor, según sube a la luz o baja a la sombra, y
Daland en claro
sol mayor.
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
HOLLÄNDER
So ist sie mein...
Wird sie mein Engel sein?
Wenn aus der Qualen
Schreckgewalten die Sehnsucht nach
dem Heil mich treibt,
ist mir's erlaubt, mich festzuhalten
an einer Hoffnung, die mir bleibt?
Darf ich in jenem Wahn noch
schmachten daß sich ein Engel
mir erweicht?
Der Qualen,
die mein Haupt umnachten,
ersehntes Ziel hätt' ich erreicht?
Ach! ohne Hoffnung, wie ich bin,
geb' ich mich doch der Hoffnung hin!
DALAND
Gepriesen seid,
des Sturmes Gewalten,
die ihr an diesen
Strand mich triebt!
Fürwahr, blo hab' ich festzuhalten
was sich so schön
von selbst mir gibt.
Die ihn an diese Küste brachten,
ihr Winde, sollt gesegnet sein!
Ha, wonach alle Väter trachten,
ein reicher Eidam, er ist mein!
Ja, dem Mann mit Gut
und hohem Sinn
geb' froh ich Haus und Tochter hin!
</td>
<td>
<td width="300">
HOLANDÉS
Entonces, es mía...
(para sí)
¿Será ella mi ángel?
En la terrible violencia
del tormento que me impulsa
a anhelar la salvación,
¿me está permitido conservar
esa única esperanza que me resta?
¿Puedo alimentar aún la ilusión
de que un ángel
se compadezca de mí?
¿Habré alcanzado el anhelado final
de estos tormentos
que me apesadumbran?
¡Ay, tal como estoy, sin esperanza,
aún me entrego a ella una vez más!
DALAND
¡Alabada seas,
violenta tempestad
que me has empujado
hasta esta costa!
En verdad sólo tengo que conservar
lo que se me ha dado
tan generosamente.
¡Benditos seáis, vosotros,
vientos que lo trajisteis acá!
Sí, es mío lo que buscan
todos los padres,
un yerno rico, es mío.
¡Sí, feliz doy hogar e hija
a hombre tan rico y tan juicioso!
</td>
</td>
</tr>
</table>
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=9341184-0bf" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>
El duo termina con un motivo derivado del motivo nupcial, de modo triunfante con toda la orquesta celebrando el pacto….y siendo interrumpida de nuevo por un acorde agudo y la voz del timonel, que avisa: “
Südwind, Sudwind!” y continua con aquella estrofa interrumpida de su canción, esta vez llena de entusiasmo y esperanza, porque también a él le espera su chica. El resto de la tripulación se suma a la alegría con su grito de trabajo,
Halloho, que ya conocemos, y que se transforma en el motivo de la
danza de los marineros, a la que se incorpora la voz de Daland, que propone levar anclas y navegar a casa inmediatamente para que el Holandés conozca a su hija esa misma tarde. El Holandés, sin embargo, alega que su tripulación está cansada y que le seguirá mas tarde. En ello quedan, y se despiden hasta mas tarde, mientras la tripulación iza las velas animada por los silbatos.
Despedimos la escena con toda la tripulación noruega terminando, ahora si, la
canción del timonel, acompañados por toda la orquesta y por olas cromáticas, y los gritos de maniobra, como un espejo del inicio del acto.
<center>
</center>
En la versión en un acto, tras el crescendo que acompaña a la repetición de esa célula básica saltarina que ya conocemos, ésta desemboca en el motivo del
grito de maniobra, que se repite, y de pronto cambia la tonalidad, volviendo a la célula básica repetida, que a su vez tras dos repeticiones baja a La mayor, y, la orquesta emulando el girar de las ruecas, se convierte en la
música de las Hilanderas, haciendo una transición magistral al segundo acto. En la versión en tres actos el primero termina con un paravanchimpún-chim-pún no especialmente inspirado, que podemos oir aquí en la versión de Sawalisch de 1961.
<embed src="http://www.divshare.com/flash/playlist?myId=9115165-4f6" width="335" height="28" name="divplaylist" type="application/x-shockwave-flash" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer"></embed>