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1º ACTO
1ª escena</center>
El
Holandés es una obra con tantos momentos “grandes”, que esta escena queda diluída entre ellos y casi nunca se menciona. Debo decir que es una de mis partes favoritas (quizá la favorita con el combate de coros del tercer acto, el monólogo del Holandés y la obertura). Primero porque musicalmente me parece fantástica, y por la descripción casi pictórica de la acción. Y después porque me parece un prodigio de concisión dramática. Si, el señor Wagner, eterno ejemplo de incontinencia según sus críticos, con cuatro recursos estilísticos, nos presenta algunos de los personajes y nos muestra la llegada del Holandés de una manera tan espectacular en su sencillez que ya nos mete de cabeza en el discurso dramático y armónico de la ópera. A ver si os gusta como a mí.
El primer acto se abre de una forma clásica en otras obras italianas o francesas: una
introducción coral, seguida de un
cuadro en el que se nos presentan varios personajes secundarios, continuando con un
monólogo tipo cavatina (la canción del timonel). Sin embargo, en vez de terminar convencionalmente con el retorno del coro, se ve interrumpido por la aparición del Holandés, y no se retomará la conclusión “esperada” hasta el final del primer acto.
Vamos a utilizar para este fragmento la maravillosa grabación de
Knappertsbusch de 1955, con
Ludwig Weber como Daland y
Josef Traxel como Timonel.
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Nos encontramos con el barco de Daland en plena actividad: la tormenta le ha hecho abandonar la derrota deseada, hacia el puerto, y han debido refugiarse en el estrecho fiordo de Sandwike.
[img]http://www.operaweetjes.nl/files/images/Der%20Fliegende%20Holländer.preview.jpg[/img]
La escena se abre en
si bemol menor. La orquesta dibuja olas sucesivas que van subiendo hasta un
acorde de séptima disminuída, ese “
elemento típicamente misterioso, irresoluble y fatal de la música romántica” que nos explicaba en Der Freischutz Peter Quint, a cargo de toda la orquesta, al que responden ondulaciones cromáticas de las cuerdas, evocando el flujo y el reflujo del mar embravecido.
Al acorde responden los
marineros noruegos, que se ayudan del canto para tirar de drizas. El
eco del fiordo repite su grito de trabajo dos veces, a cargo de las trompas.
Midi maniobra
Este era el canto tranquilizador del que hablaba Wagner, durante la parada obligada en Noruega en su accidentado viaje por mar.
Los marineros vuelven a repetir su grito de maniobra, con el eco siempre respondiéndoles, e introducen una fórmula rítmica que se repite constantemente, variación de aquella que ya hablamos en la obertura, que aparece también en la canción del timonel y que encontraremos mas tarde, en el tercer acto, en el coro de marineros, y también en otro tono, en el coro de hilanderas.
Midi
Tras una conclusión en
Fa mayor, interviene
Daland, el capitán, que ha bajado a tierra. Daland canta la decepción de no haber podido llegar a puerto y abrazar a su hija
Senta, como esperaba. El tono, en oposición al si bemol menor con el que hemos comenzado, y continuando con el juego de oposiciones tonales que hemos visto ya en la obertura y seguiremos viendo en toda la obra, es
si bemol mayor: no hay nada de sobrenatural en Daland. Es un marino con los pies en la tierra, sencillo, bienhumorado, sin misterios, como su música, muchas veces acusada de falta de inspiración. A mi me parece “popular” y adaptada al terrenal personaje.
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<tr>
<td width="300">
DALAND
(vom Felsen herabkommend)
Kein Zweifel!
Sieben Meilen fort trieb
uns der Sturm vom sichren Port.
So nah dem Ziel nach langer Fahrt,
war mir der Streich noch aufgespart!
STEUERMANN
Ho! Kapitän!
DALAND
Am Bord bei euch, wie steht's?
STEUERMANN
Gut, Kapitän!
Wir haben sichren Grund!
DALAND
Sandwike ist's!
Genau kenn' ich die Bucht.
Verwünscht!
Schon sah am Ufer ich mein Haus!
Senta, mein Kind,
glaub' ich schon zu umarmen:
da bläst es aus
dem Teufelsloch heraus!
Wer baut auf Wind,
baut auf Satans Erbarmen!
</td>
<td>
<td width="300">
DALAND
(descendiendo de la peña)
¡No hay duda!
La tempestad nos ha alejado
al menos siete millas del puerto.
¡Cuando ya estaba tan cerca la meta,
aún me esperaba este contratiempo!
TIMONEL
(haciendo bocina con las manos)
¡Eh, capitán!
DALAND
¿Cómo van las cosas a bordo?
TIMONEL
¡Bien, capitán!
¡Es un buen fondeadero!
DALAND
¡Es Sandwike!
Reconozco la bahía.
¡Maldita sea!
¡Ya divisaba mi casa!
¡Ya creía abrazar a Senta,
mi hija!
Pero soplaba el viento desde
"El agujero del diablo"...
¡Quién fía en el viento,
fía en la piedad de Satanás!
</td>
</td>
</tr>
</table>
Despreocupadamente, Daland culpa a Satán de la contrariedad. Fijaos en el subrayado que hace la orquesta cada vez que lo menta (
Teufelsloch hezaus, auf
Satans Erbarmen). Es que Satán tiene mas importancia de la que Daland se imagina en los próximos acontecimientos…
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
(an Bord gehend)
Was hilft's? Geduld!
Der Sturm läßt nach;
wenn er so tobte,
währt's nicht lang.
He, Bursche!
Lange wart ihr wach:
zur Ruhe denn! Mir ist nicht bang!
(Die Matrosen steigen in den
Schiffsraum hinunter)
Nun, Steuermann,
die Wache nimmst du wohl für mich?
Gefahr ist nicht, doch gut ist's,
wenn du wachst.
STEUERMANN
Seid außer Sorg!
Schlaft ruhig, Kapitän!
(Daland geht in die Kajüte. Der
Steuermann allein auf dem Verdeck)
</td>
<td>
<td width="300">
(subiendo a bordo)
¿Qué hacer?
Paciencia, la tempestad cederá;
cuando ruge así, no dura mucho.
¡Eh, muchachos!
Larga fue nuestra vela:
¡Vamos a descansar!
¡Ya no hay peligro!
(Los marineros bajan para
descansar a la cala.)
Timonel,
¿haces mi turno de guardia?.
Ya pasó el peligro,
pero mejor será que veles.
TIMONEL
¡No se preocupe!
¡Dormid tranquilo, capitán!
(Daland entra en su camarote. El
timonel se queda solo en la cubierta.)
</td>
</td>
</tr>
</table>
Tras una breve conversación con el timonel, durante la cual las olas orquestales se van apaciguando, Daland envia a dormir a toda la tripulación y se retira él también, encargando al enérgico timonel que haga la guardia.
El piloto se queda solo, cansado después de la peligrosa operación, y se prepara a velar. La tempestad se va apaciguando, como nos muestra la orquesta, espaciando poco a poco las gamas cromáticas. Surge el motivo de la
danza de los marineros del tercer acto, y después se repite el motivo saltarín que ya conocemos, introduciendo la
canción del timonel.
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<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
STEUERMANN
Mit Gewitter und Sturm
aus fernem Meer
mein Mädel, bin dir nah!
Über turmhohe Flut vom Süden her –
Mein Mädel, ich bin da!
Mein Mädel,
wenn nicht Südwind wär',
ich nimmer wohl käm' zu dir!
Ach, lieber Südwind,
blas' noch mehr!
Mein Mädel verlangt nach mir!
Hohojo! Hallohoho Jollohohoho!...</td>
<td>
<td width="300">
TIMONEL
¡Entre tormentas y tempestades,
desde lejanos mares,
niña mía, llego a ti!
¡Entre tormentas y tempestades,
a través de las corrientes
de lejanos mares, niña mía, estoy ahí.
Niña mía, si no soplara viento del sur
jamás habría regresado a tu lado!
¡Ay, querido viento del sur,
sopla, sopla todavía!
Me espera anhelante mi niña.
¡Hoyoho! ¡Holoyoho! ¡Hoyoheho!...</td>
</td>
</tr>
</table>
La canción se compone de dos estrofas, de nuevo en si bemol mayor. En la primera estrofa, la primera frase es cantada sin casi acompañamiento orquestal (como al principio del primer acto de Tristan e Isolda). La segunda frase es acompañada por las cuerdas, y en la tercera, con los Hallohoho, se suman los vientos, terminando en un brillante si bemol agudo. Tras este, toda la orquesta se convierte en una ola majestuosa que golpea el barco.
<table border="0" width="600">
<tr>
<td width="300">
(Eine Woge schwillt an und rüttelt
heftig das Schiff)
Von des Südens Gestad',
aus weitem Land -
ich hab' an dich gedacht!
Durch Gewitter und Meer
vom Mohrenstrand
hab' dir was mitgebracht.
Mein Mädel,
preis' den Südwind hoch,
ich bring' dir ein gülden Band;
Ach, lieber Südwind, blase doch!
Mein Mädel hätt' gern den Tand.
Ho-ho! Je holla ho!... usw.
</td>
<td>
<td width="300">
(Una ola choca violentamente
contra el barco)
¡Desde las tierras del sur,
en tierras lejanas pensaba en ti!
Entre las tormentas y los mares
de tierras de moros,
traigo algo para ti.
Niña mía,
da gracias al viento del sur;
te traigo una cadenita de oro.
¡Ay, querido viento del sur,
sopla, sopla todavía!
Mi niña desea tener ya su adorno.
¡Hoyo! ¡Ye haloyo!... etc.</td>
</td>
</tr>
</table>
Una vez recuperado el equilibrio y comprobado que no hay daños, (vuelven a sonar los motivos de la danza de los marineros) el timonel reemprende la segunda estrofa, cada vez mas despacio, y con un intervalo mayor entre las frases, evidentemente porque se está quedando frito. Los espacios crecientes entre las frases los van ocupando las ráfagas cromáticas de la orquesta. El mar se está empezando a agitar otra vez. Algo pasa…
<center>
</center>
La tercera frase del timonel se hunde en el sueño apenas empezada, la orquesta caracolea, el mar bulle, y tras la repetición de unos trémolos inquietantes oimos el
motivo del Holandés, que se repite mientras la escena es invadida por las velas rojas del Buque Fantasma, que se acerca velozmente y fondea al lado del barco noruego; oimos el estruendo del ancla al tocar fondo. De hecho, vamos a oir éste ultimo momento bajo la batuta de
Karajan, en el que además del estruendo orquestal oimos una tonelada de cadenas (que me gusta a mi un buen ruido). Hélas
aquí.
El pobre timonel agotado medio despierta del sueño por el ruido, pero no lo logra del todo: medio sonámbulo recupera una frase de su estrofa y vuelve a caer acunado en brazos de Morfeo. El número cerrado queda abierto….y no se cerrará hasta el final del primer acto. El motivo que ya conocemos en la obertura se mantiene tensamente y desemboca en el tema del Holandés, curiosamente apagado.
Suena de nuevo el motivo de los gritos de maniobra, mientras los trombones hacen una escala descendente, que acompaña los pasos del Holandés bajando a tierra.