Samiel escribió:
Pero sin embargo, estamos como al principio: en una corrección casi burocrática, que no describe a Ännchen ni su alegría de vivir. Basta comparar a la acusada, en intención y fraseo, con cualquiera de las expuestas en el post correspondiente a este número en la guía de audición: Streich, Mathis y Ghazarian (y unas cuantas más en la discografía de esta ópera) son felices y quieren hacer felices a sus Agathes con su canto. La acusada no capta ese lenguaje ni ese júbilo, y es lo peor que podría ser una Ännchen: seria. Llega casi a aburrir en una pieza deliciosa de cuatro minutos.
Reconozco que ésta será, probablemente, la acusación más subjetiva que vaya a hacer durante todo el juicio, pero la tenía que formular. Ännchen no son sólo notas. Ännchen es el singspiel. Y eso la acusada ni lo huele.
Pues la verdad, apreciado Samiel, sería tremendamente sencillo para mí explotar la confesada subjetividad de su acusación y decir que "claro, si nos vamos a poner a juzgar intenciones más allá de las notas, a saber qué intenciones percibe cada uno" etc. Pero sinceramente, creo que dice vd. la verdad: esta pieza tiene que irradiar una
joie de vivre (le gustan mis momentos pedantes, ¿eh, bribón?) sobrecargada, para poder realizar después un efectivo contraste con la casi religiosa placidez del magnífico número siguiente. Y a la acusada todo ello le resulta bastante ajeno, cantando con muy poco encanto y magia.
Lo que ocurre es que yo no considero que en ello pueda basarse una acusación para condena, precisamente por la subjetvidad referida, aunque parcialmente la comparta. Alguien que no ha iniciado el camino del artista pero tiene casi totalmente resuelto el del cantante podrá no gustarle a vd. (o a mí) pero no podemos universalizar un juicio de desvalor sobre algo tan subjetivo, sobre todo cuando, técnicamente, toda la música que hay que cantar está correctamente cantada.
(Por cierto, Siegfried, no se enfade. Samiel es así. Y lo de Ermita le quedó gracioso)