ACTO SEGUNDO
El segundo acto se abre con la escena más “teatral” de la ópera. En ella, Cleopatra organiza una representación con el objetivo de seducir a Cesar, apareciendo en un bosque de cedros que representa el monte Parnaso e interpretando a la Virtud rodeada de las 9 musas. Se configura por tanto una especie de “opera dentro de la ópera”, donde tenemos dos niveles: el nivel Giulio Cesare, la opera que nosotros escuchamos, y el nivel de la representación del Parnaso, que siguen Cesare y Nireno.
Musicalmente estos dos niveles tienen su correspondencia en la coexistencia de dos orquestas, la “normal” y otra en el escenario (con una orquestación cuando menos poco habitual, incluyendo viola da gamba, arpa y Tiorba) que toca para Cesar el cual queda prendado de la música. Naturalmente, todo está preparado para la aparición de Cleopatra que canta una de las arias más hermosas de la ópera, la célebre
V´adoro pupile.
Ahora mismo no puedo subir la versión de la Cleopatra definitiva, Sandrine Piau (si alguien fuera tan amable
...). En su lugar, por ejemplo, la Kozena de la versión Minkowski
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=dR40WdiMgjY&feature=related[/youtube]
V’adoro, pupille,
saette d’amore
le vostre faville
so grate nel sen
Pietose vi brama
il mesto mio core
ch’ogn’ora vi chiama
l’amato suo ben
Otra versión con Danielle de Niese.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=gHrEHfZydAM&feature=related[/youtube]
El texto del aria es de una gran sencillez pero al mismo tiempo de una elegante complejidad por la forma en que encadena las dos estrofas rimando no solo los dos últimos versos (sen-ben) que era lo habitual, si también los dos segundos (amore-core).
Tiene el aria además una particularidad que es que entre la sección B y el da capo Handel introduce un pequeño recitativo secco de Cesare comentado lo que está viendo, en una de esas pequeñas osadías que Handel se permitía de cuando en cuando (si bien en este caso está incluso justificada en los términos de los 2 niveles de los que hablaba antes, ya que si en el nuestro Cesare “interrumpe” el aria, en el suyo propio, como espectador, su comentario no afecta al aria que escucha).
Escuchamos también la versión de Fleming, que no estando mal muestra claramente la diferencia que existe entre un auténtico especialista en este repertorio y quien no lo es aunque sea un extraordinario cantante (en este caso la americana además se ve perjudicada por un tempo excesivamente rápido).
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