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La
escena de los judíos siempre me ha llamado mucho la atención, ¿dónde se ha visto una discusión teológica en una ópera? Las distintas voces de los judíos discuten acerca de la identidad de Jokanaan, formado un curioso tumulto, que si se canta mal puede resultar hasta desagradable. Es muy interesante el contraste entre ese "ruido" de las discusiones y dos intervenciones posteriores:
La de Jokanaan desde la cisterna
La de los nazarenos anunciando la llegada del Mesías (obsérvese el fervor con el que lo niegan los judíos). Este es para mi otro de los momentos más interesantes de la obra, donde el lirismo adquiere una altura increíble y una hermosura extraña en una obra como esta.
Strauss, para mi, pretende establecer un contraste evidente entre los judios y los discípulos de Cristo, al igual que contrasta Jokanaan con ellos. Atención a como dicen tanto Hotter como Svanholm las palabras
Der Erlöser del Welt, el primero con fervor, y el segundo con miedo.
Tras la llegada de los nazaremos, ¿qué encontramos? En Herodias, escepticismo, miedo por parte del Tetrarca (que incluso quiere prohibir la resurreción de los muertos, me encanta
), e ira por parte de los judíos. Todo ello lo refleja Strauss en la partitura, si os fijais es una escena llena de contrastes musicales y además con muchas voces superpuestas, lo cual hace que sea difícil para el director el tratamiento orquestal de la escena.
El parlamento de Jokanaan (
Eine Menge Menschen...) despierta la ira de Herodias, que aunque dice no creer en profetas, tiene miedo del mismo (al menos yo lo creo así). Hotter, de nuevo, utiliza ese tono sacerdotal y aserverativo para reprochar sus comportamientos a los de arriba.
Cambio de tercio: Herodes quiere que Salome baile. Y para ello, retomando la estructura musical de la escena anterior, le ofrece lo que quiera. En este momento, Salome reacciona (curioso instante orquestal en el que parece describirse musicalmente con el viento madera como a Salome se le ha encendido la bombillita
). Salome, lista como pocas, obliga a Herodes a jurar por todo lo más sagrado. Ella ya está pensando en lo que desea, y utilizará esa voluptuosidad para conseguir de Herodes lo que desea.
Como preparación a la danza, el propio Tetrarca sufre uno de esos accesos de delirio que tanto extrañan al que escucha por primera vez la obra. Herodias no hace otra cosa que quejarse (de hecho no hace otra cosa en toda la obra que quejarse) ante el descaro de su marido y la audacia de su hija.
Pero, aun así, Salomé bailará...