He terminado esta guía de audición, que era el último hilo que me faltaba de los dedicados a Wozzeck, y me gustaría exponer mis impresiones.
La primera, por supuesto, es mi profundo reconocimiento y agradecimiento al Sr. Wimsey, por la labor que ha hecho para analizar esta ópera, por el modo tan asequible y claro de exponerla, y por los vastos conocimientos que ha demostrado sobre ella.
Ya su primer post, en la “Puerta de entrada” a Wozzeck, me dejó pasmado:
“Hay pocas óperas que arrastren un número de prejuicios tan grande entre los aficionados como lo hace Wozzeck. Se la ha acusado de ser atonal, dodecafónica, de sonar raro y de haber destruido la ópera “tradicional”. Muchos la consideran la primera ópera “contemporánea” en el sentido peyorativo del término, y no se lo perdonan.
Este hilo va dedicado a los escépticos, a los que una primera visión o audición les echó para atrás, y a los que no conocen la obra. Como creo que estamos delante de una de las grandes óperas del repertorio, me parece que vale la pena darle una segunda (o primera) oportunidad. “
¡Parecía que me estuviese hablando personalmente a mí! Pues, efectivamente, yo tenía sobre Wozzeck todos los prejuicios que menciona en el primer párrafo, y estaba exactamente en el caso que dice en el segundo: había oído la ópera una vez, sin leer el libreto y sin saber nada de ella, y se me había puesto dolor de cabeza. No pensaba darle una segunda oportunidad, pero ante la ocasión inigualable de acercarme mejor a ella que me brindaba este magnífico foro, me animé a escucharla de nuevo, y esta vez con atención; cosa que, sin la orientación de un experto, no me hubiera atrevido a hacer.
El propio Wimsey ya decía en ese, para mí, clarificador primer post:
“El gran problema es que Wozzeck, como muchas de las óperas del siglo XX, por su propia naturaleza necesita ser vista en el teatro y no solamente escuchada. Pero aun así me gustaría dar una serie de claves para aproximarse a la obra. (...)
Finalmente, la tercera clave consiste en recordar que en Wozzeck la música siempre se supedita al drama. Es cierto que la partitura es a menudo agresiva, disonante, desconcertante. Pero, ¿tenemos alternativa cuando en escena están el imbécil del Capitán y el psicópata del Doctor?”
Es cierto, es cierto. Seguro que verla es toda una experiencia, pero con sus excelentes análisis y las imágenes que los han ido acompañando, yo casi podría decirla que “la he visto”.
Bueno, le anticipo que todavía no soy un converso; no puedo decir que me haya gustado, pero sí que ha subido muchos puntos en mi estimación. Porque gustar, gustar... no es la palabra. La palabra sería impactar. O impresionar. Considerada como un todo, me ha parecido impresionante, eso sí. La historia que cuenta, la manera de hacerlo, el ritmo dramático, el terrible final, todo eso está fantástico. Lo que sigue sin atraerme es... la música
Sí que es verdad que la música está magistralmente empleada para reflejar caracteres, pasiones y situaciones. Como las bandas sonoras, algunas de las cuales podrían calificarse también de atonales. Pero considerada aisladamente, la música no me parece bonita (excepto un par de interludios y algún fragmento muy, excesivamente, breve).
Reconozco que las cosas se disfrutan más cuando se entienden, pero a mí me satisface estéticamente más una obra de arte que hable directamente a los sentidos, no a la cabeza. Algo así como que prefiero un cuadro de Velázquez a la obra entera de Miró. Ah, me estoy alargando demasiado, y sólo para decir que todavía estoy en la orilla de la tonalidad, que, por ejemplo, me sigue gustando más el Coro de Esclavos de Nabuco que Wozzeck, porque es música cuya belleza puedo apreciar en cualquier tiempo, momento y situación, mientras que las sutilezas de Wozzeck sólo tienen sentido en el contexto dramático en el que surgen, precisamente por ir tan pegadas a él.
Pero bueno, no quiero aburrir más. Quizá sólo sea cuestión de darle una tercera oportunidad, y no digo que no vaya a hacerlo. En todo caso, muchas, muchísmas gracias por haberme descubierto una importante creación humana que hasta ahora me era inaccesible.
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