EMarty escribió:
Y precisamente éste es el gran mérito de Wozzeck: partiendo de un lenguaje heredado de la tradición alemana heredada de siglos anteriores crea LA ópera del siglo XX, en la que se utilizan todas las técnicas compositivas anteriores para forjar un lenguaje único (Lulú iría por otros derroteros) para narrar los grandes conflictos del siglo XX (en formato microscópico). Si hubiese una sola ópera que elegir del XX yo elegiría sin dudarlo a Wozzeck: es la que mejor representa el siglo. Aquí está todo el XX: el sinsentido de la vía bélica (representada en la forma del imbécil Capitán), la engañosa redención científica (con el Doktor y sus inhumanos experimentos médicos), la continuidad de la mujer como un accesorio del hombre (Marie sucumbiendo a la masculinidad bestial), la utilización del hombre por el hombre y la falta de piedad (el Tambor Mayor orgulloso de pisar y machacar), la inútil esperanza en la solidaridad (Andres como amigo de pacotilla) y, en medio de todo, la tragedia del hombre moderno que vive soportando los constantes ataques de su entorno, incapaz de salir del círculo vicioso porque le falta lo importante (el dinero), y sometido al estrés (Wozzeck y sus paranoias mentales). Todo esto, además, concentrado en una hora y media (la rápida vida del siglo XX ya no permite obras más largas), con un auténtico puñetazo final en el estómago, en donde se intuye que el niño repetirá la desgraciada vida de sus padres. Exactamente igual que al final del Pélleas, pero aquí el traje simbolista se sustituye por la descarnada crueldad de los tiempos modernos. El lenguaje de Wozzeck es perfecto para que uno se trague todo lo anterior como una pildorita y encima quede encantado del resultado artístico.
Wimsey, cierra el chiringuito que ya está todo dicho
Qué bonita la relación con el final de Pélleas, en la que no había reparado. Pero aún más importante: en Wozzeck se alían como en casi ninguna otra ópera lenguaje y mensaje, para crear con ello una de las mejores óperas de la historia.