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10. DUO OTELLO-DESDEMONA</CENTER>
*Dúo precedido por la escena entre el Heraldo y Otello ("La vedetta del porto ha segnalato"); tras la salida del heraldo entra Iago, con un breve recitativo entre éste y Otello ("Qui trarró Cassio").
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:arrow: "Dio ti giocondi, o sposo", Mario del Monaco-Victoria de los Angeles. Dir:Fausto Cleva. 1958.
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La única particularidad que une los dos dúos entre Otello y Desdemona (el del acto I y éste que nos ocupa) son los cambios de
tempi: una música cambiante que evoluciona paralelamente a los cambios de ánimo de Otello durante esta escena; asi, comienza en
allegro moderato, pasa a
allegro agitato, de éste a
più mosso para derivar a
andante mosso y rematarse con un
allegro agitato todo ello en
4/4.
Con la aparición de Desdemona, Otello se muestra dominado, más calmado. El canto de este es dulce, similar al de Desdemona (
“Grazie, madonna”), como no había sido desde el primer acto, apoyado por las cuerdas y solo de clarinete. En el instante en que Desdemona nombra a Cassio, el movimiento
allegro se torna
agitato, con un dibujo de las cuerdas que recuerda a la activación de una
alarma.
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Othello and Desdemona. Daniel Maclise.1867 </center>
Durante el diálogo siguiente, con la alusión del pañuelo, la orquesta, en piano y contenida, va desatándose hacia una progresión amenazadora, que deriva posteriormente en un tono enigmático y misterioso cuando Otello narra la confección y recorrido del pañuelo hasta llegar a manos de Desdemona. El diálogo se torna más febril y violento; en tres ocasiones Otello pregunta por
“il fazzoletto”, con indicaciones expresas en la partitura distintas en cada una de ellas (
marcato, più marcato e terribile) desembocando en las observaciones de Otello sobre la presunta fidelidad de su cónyuge, incorporándose a la orquesta metales y timbal.
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Como contraste a la furia verbal de Otello, Desdemona aborda un
andante delicado,
“Esterrefatta fisso”, precedido por un dibujo de metales y cuerdas graves a modo de
martillazos que describe la perplejidad y el pavor de Desdemona; Otello recobra una simulada calma y un tono casi idéntico al que dio comienzo a esta escena,
“datemi ancor l’eburnea mano”, despedazado bruscamente en la frase final, en la que voz del tenor debe alcanzar su nota más aguda en toda la partitura (Do4) en la palabra “cortigia
na”, aunque la partitura deja la posibilidad de dar un La3.
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