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6. ACTO II. IAGO, RECITATIVO "NON TI CRUCCIAR" Y " CREDO IN UN DIO CRUDEL"</CENTER>
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Piero Cappuccilli como Iago en la producción de La Scalla en 1.976</center>
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"Non ti crucciar- Credo in un dio crudel". Giuseppe Valdengo. Dir: Arturo Toscanini. 1947</center>
A diferencia del tono poético y voluptuoso del final del acto precedente, el comienzo del Acto II tiene un tinte lúgubre y demoníaco, con un breve preludio orquestal iniciado con un tono amenazador, que anuncia la figura de Iago como protagonista indiscutible en este acto y siendo el motor de la progresión dramática; constituido por una figura musical taladrante de cuatro notas atacadas por fagotes y violonchelos.
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Recitativo previo al Credo. Detalles en la partitura con anotaciones expresivas</center>
El aria comienza
allegro sostenuto con toda la orquesta a
tutta forza, abarcando cuatro octavas de registro. El sólo de Iago, en su inicio, se acompaña de amenazadores trinos de las violas, fagot y clarinete. El monólogo toma posteriormente un estilo
arioso, alternando pasajes declamados con otros más melódicos, acompañado de una música llena de silencios con una línea oscilante, como la definición del propio personaje, y moviéndose éste en una línea vocal aguda.
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Resulta muy destacado el veloz efecto descendente de la orquesta, en
staccato, cuando Iago pronuncia la palabra “culla"(cuna) a la palabra “avel"(tumba), como una vertiginosa imagen de la existencia humana, desde su nacimiento hasta su defunción; la voz del barítono tiene que alcanzar un Fa3 sostenido para después descender al La1 sostenido en este pasaje.
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Las últimas frases del monólogo, con marcados silencios, llevan a un
semiparlato “la morte é il nulla”, para concluir con la explosión final “é vecchia folla il ciel” en un estruendo de metales y percusión, con un Fa agudo mantenido en más de dos compases en la voz del barítono y siendo bastante habitual rematar con una carcajada, no escrito en la partitura y que el mismo Boito rechazaba.
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