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NotaPublicado: 24 Nov 2008 11:39 
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UNA VERDAD INCÓMODA

Voces que gritan desde el exterior, viento que golpea las ventanas, la tormenta que continúa arreciando... vienen a romper la tranquilidad de nuestros tortolitos. En un rápido parlato coinciden en la inconveniencia de que Johnson sea visto en la cabaña. Ambos temen al Sheriff, pero por motivos bien distintos. En estos primeros instantes en que se rompe el encanto del dúo de amor escuchamos, en la orquesta, los restos de la tormenta, el reconocible tema de los bandidos y el incisivo tema de la inocencia. Es decir, ambiente exterior, la verdad incómoda que Rance (con gioia velenosa) está a punto de comunicar, y la actitud que adoptará Minnie al conocer la noticia. Una variante del tema de la inocencia, en insistente ritmo de puntillos, acompaña el diálogo en el que la verdad cae como una losa sobre Minnie, quien disimula para proteger a su amado. Únicamente pierde la compostura cuando se entera de que Johnson no sólo es un bandido, sino que además tiene una amante y esto es algo que realmente hiere el corazón de la muchacha. Rance relata la triste verdad sobre la música que acompañó el plan del robo en el primer acto (incluido el silbido en la flauta). En cualquier caso la chica tiene la fortaleza para sobreponerse y, sobre el motivo de la inocencia, logra despedir a las recién llegados. Celosa, desea ajustar cuentas con Johnson ella misma.


EL ENFRENTAMIENTO

Cuando saca a Johnson, a base de un Si4 bemol, la tormenta que resuena en la orquesta se instala dentro de la cabaña. La discusión que sigue se forma sobre un acompañamiento en el que se utiliza el mismo esquema musical y rítmico de la espera de Isolde en el segundo acto de Tristán, es decir, una música de gran agitación. Una frase desesperanzadora se repite, una y otra vez. Y entonces Johnson toma la palabra.


LAS EXCUSAS

Es su gran momento en este segundo acto. No va a tener tiempo para más pues en unos momentos quedará KO. Pero antes Puccini le da tiempo a cantar este aria en el que Minnie, y nosotros con ella, comprendemos que no estamos ante el malvado bandido que saquea y mata, sino ante un pobre hombre que desea salir del camino en el que se encuentra. Una agitada introducción, con orquestación generosa y bajos punteando el tema del bandido, da paso al or sono sei mesi (del que estamos comparando distintas versiones aquí), construido sobre el acompañamiento musical que apareció en el primer acto cuando Rance interrogó a Johnson. En aquella ocasión Dick no nos dijo la verdad, ahora sí. Finalmente, cuando el atormentado bandido confiesa sus fantasías a nuestra chica, lo hace sobre un acompañamiento basado en la música de la tormenta y en la línea vocal del dúo de amor, hasta alcanzar varios Si3 bemol en las frases

<center>ch'ella non sappia mai la mia vergogna!
Ahime!
</center>

Con amargura, Minnie echa a Johnson de su cabaña, lamentándose de ese primer beso que ha entregado al bandido. Pobre chica, su felicidad duró bastante poco.

MINNIE SE APIADA

De repente unos disparos se oyen fuera de la cabaña y Minnie se da cuenta de que Johnson acaba de ser herido. Entramos, de lleno, en la ópera-película ;) De aquí a final de acto los acontecimientos no harán otra cosa que sucederse hasta alcanzar un clímax dramático alucinante. Un ritmo insistente, irregular, acompaña estos primeros momentos de confusión. Tres acordes descendentes (el primero de ellos repetido) constituyen el sencillo material de este fragmento. Con intensidad creciente estos acordes se presentan una y otra vez, y sustentan el rápido diálogo entre Johnson y Minnie. Ésta canta sus insistentes peticiones para que el bandido se quede

<center>Resta!Resta!</center>

sobre una variante del tema de tres notas, en forma ascendente. Se origina así un tejido orquestal sencillamente elaborado que desemboca, tras la desgarradora frase

<center>Ah! Sei l'uomo che baciai la prima volta... </center>

en un motivo que se oirá al final del acto. Representa la salvación de Johnson a manos de Minnie y está constituido por sucesiones de acordes, con tres notas descendentes. Sin duda una variación del motivo anteriormente expuesto y que muestran cómo Puccini aprendió de la técnica de desarrollo motívica wagneriana. Johnson, malherido, se esconde antes de que llamen a la puerta de la cabaña.


APARECE EL SHERIFF

Sabemos quién es el personaje que llama a la puerta, pues la sinuosa música del primer acto vuelve a sonar en la orquesta. Se trata de un tema punteado de gran calidad que se combina con tresillos, aquí y allá. Constituye la base de toda la primera parte del diálogo, en donde un desconcertado Rance busca desesperadamente a Johnson dentro de la cabaña. Minnie, harta, llegará a gritarle (alcanzando dos Si4 bemol):

<center>E poi
levatevi dai piedi
una volta per sempre!
</center>

Pero el Sheriff tiene otro asunto que tratar, está loco por Minnie y sus celos le llevan a cantar dos Fa3 sostenido en la inquisitiva frase:

<center>Ma dimmi che non l'ami!...</center>

Efectivamente está loco y Minnie tratará de deshacerse de él a toda costa en un momento musical de tradición verista, gritando un Do5 sostenido en las palabras:

<center>Via di qua!</center>

Estamos ante una escena que recuerda al segundo acto de Tosca, en la que el barítono trata de hacerse a toda costa con los favores de la soprano. Un corto motivo binario, repetido, que se ha generado en la orquesta, sirve de base al descubrimiento del amante en medio de música efectista (las gotas de sangre suenan en el arpa).

JOHNSON ES DESCUBIERTO

La música relata con precisión cinematográfica el descubrimiento del bandido, así como su doloroso descenso al suelo. Los gritos de Minnie y las risotadas de Rance acompañan este momento, en el que la orquesta retoma el motivo de la salvación (de hecho Minnie está haciendo todo lo posible por él). Una vez abajo, la música se anima nuevamente cuando Rance presiona al bandido y Minnie sale en su defensa. Su discurso, hablando de un mundo de bandidos y malhechores, está acompañado por múltiples acordes de séptima, en movimientos paralelos, que dan esa atmósfera de jugadores y tramposos. En esta línea va, precisamente, la solución que ofrece Minnie.

UNA PARTIDA DE PÓKER

Jugarse a un hombre a las cartas es, cuando menos, curioso. Si el juego lo juegan una mujer y un hombre la cosa es más curiosa todavía :twisted: Pero, más allá de una lectura superficial, lo que hay que tener en cuenta es que Rance en realidad no está jugando por el bandido... sino por la chica. Jugarán a las cartas, ella apoyada por su amor, él por su pasión desenfrenada. Ésta será, precisamente, la causa de su perdición (hemos discutido de este aspecto en aquí). La música de esta escena es sencilla en su planteamiento pero muy efectiva en los resultados. En primer lugar, el tema de la salvación suena insistentemente cuando Minnie propone el juego de póker. Recordemos que se trata de dos acordes y que la transición de uno a otro se hace a través de tres notas descendentes (un oboe insiste en este dibujo). La búsqueda del mazo de cartas nuevo y, por ello, el inicio del juego de cartas propiamente dicho, viene acompañado por un nuevo tema: el de la partida. Más animado, en ritmo ternario y con puntillo incorporado, se presenta más incierto, e incluye al final una serie de corcheas ascendentes, dubitativas. La orquestación alterna, hábilmente, el uso de las maderas y de las cuerdas. Una vez iniciado el juego y establecidas las reglas se cuela el tema del dúo de amor (aquel con el que se abrió la ópera), en tiempo más lento, cuando Rance hace la pregunta:

<center>Ma che ha che l'adori così?</center>

Y es que las pasiones no logran ocultarse bajo la apariencia de un juego de caballeros (bueno, en este caso de caballero y señorita :lol:). Las líneas vocales, en este punto, ya están inmersas en un recitativo fluido sustenido por el ostinato de la orquesta, que se ajusta perfectamente al ritmo de la acción. Unos incisivos motivos apoyan a Minnie en el cambio de las cartas ante un Rance ciego de pasión que no se entera del engaño. No estamos en Tosca y Rance, a diferencia de Scarpia, es un caballero. Así que se despide rápidamente y una Minnie ebria de felicidad, da escape a los nervios contenidos durante toda la partida de cartas. Su risa histérica, sobre una orquesta entregada al motivo de la salvación, cierra el acto en un clímax dramático impresionante.

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Zu neuen Taten,
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NotaPublicado: 24 Nov 2008 11:48 
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Los titulos de los "capitulos" son impagables, EMarty...:rolling:


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NotaPublicado: 25 Nov 2008 1:20 
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<center>ACTO III: RESUMEN</center>

Al aire libre en medio del bosque. Todavía persiguiendo a Johnson. Algunos de ellos se sientan alrededor del fuego y hablan sobre el curuioso amor de Minnie por el bandido. Johnson es llevado preso para ser ahorado. De pronto aparece Minnie galopando a caballos. Se pone delante de su amado protegiéndise con una pistola. A base de reproches y vehementes súplicas consigue que los hombre se ablanden y le dejen libre. Johnson desaparece con Minnie del lugar.

<center>GUÍA DE LA AUDICIÓN</center>

LOS CAZADORES, AL ALBA

El despertar del día en un claro de bosque marca el comienzo de este tercer acto. El ambiente contrasta con el final del acto segundo. Nos encontramos con una introducción lenta, sosegada. La atmósfera está claramente heredada del tercer acto de Tosca (solo de clarinete incluido). Las frases del camarero Nick nos pone en situación: Johnson sigue siendo objeto de búsqueda.

UN SHERIFF QUE NO PERDONA

La réplica la da Rance, que continúa con el estilo entre arioso y recitativo anterior sobre su característica música, quien se lamenta doblemente: por haber dejado escapar a Johnson y porque Minnie lo esté cuidando. Sus palabras molestan a Nick, quien no deja de aprovechar la ocasión para meterle el dedo en el ojo al Sheriff, por no haber delatado al bandido:

<center>E non l'avete fatto.
È stato proprio un tratto cavalleresco...
</center>

La pulla surte efecto ya que Rance no deja de torturarse por la imagen de Minnie abrazando a Johnson. Nick, por su parte, se resigna al hecho de que la chica se haya enamorado (su bello motivo suena en las cuerdas altas).

LA CACERÍA

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la partida de póker? Difícil es saberlo: no mucho, ya que la cacería que se inicia es salvaje, pero no poco, ya que la presa está en condiciones de dar juego a los perseguidores. La escena es de una factura musico-teatral impecable. Por una lado nos encontramos con las voces de los hombres de la Wells Fargo y de los mineros que entran y salen narrando la persecución (que sólo encontraría su perfecta representación en el cine ;)) y por otro los personajes principales en escena, a la expectativa. Entre ellos un Rance rabioso, vengativo, cantando su propio regocijo, como un Scarpia al final del primer acto de Tosca.

En lo musical, la introducción, los primeros coros y las increpaciones de Ashby, se sustentan sobre un ostinato en ritmo ternario, ascendente y descendente, como el movimiento de una mecedora, generosamente orquestado. Sencillo y muy efectivo para dar sensación de movilidad. La frase

<center>Di là, di là dal monte!</center>

viene acompañada por una reconocible melodía en las trompas, con escalas ascendentes y descendentes en las maderas y después en las cuerdas... la cacería toma cuerpo. La intervención de Rance

<center>Minnie, ora piangi tu!...</center>

sobre el ritmo ternario marcado por los violines, punteada aquí y allá por intervenciones del coro, consiste en una línea vocal exigente, con amplio recorrido en la tesitura, alcanzando varias veces el Fa3. Las nuevas intervenciones del coro vienen acompañadas del ostinato rítmico, ya convertido en auténtica progresión melódico-armónica que, en una orquestación cada vez más masiva (glockenspiel y caja), nos llevan al clímax (observad cómo Puccini sigue la misma técnica que Wagner emplea en el Tristán para provocar tensión)

<center>Ah!
Via, ragazzi!...
Alla caccia!
Via! Via tutti...
Alla valle!...
</center>

cantado sobre una heroica frase de los metales e incisiva percusión y que concluye en la orgía de cánticos de taberna generosamente orquestados

<center>Dooda, dooda, day!...</center>

con la que los hombres celebran la captura de la presa (¡qué tutti tan espectacular!). Poco antes de que resuenen los últimos gritos de la cacería pidiendo la pena capital

<center>A morte! Al laccio!</center>

Nick gana tiempo para buscar a Minnie.

JOHNSON ES ENTREGADO

Mientras tanto Ashby, el hombre de la Wells Fargo, le hace entrega del prisionero al Sheriff con el objeto de que

<center>Faccia essa giustizia!...</center>

Y con esas se va. Esto es clave para el final de la ópera, puesto que es el único elemento externo al cuadrángulo amoroso que conforma el drama.

LA SENTENCIA

En un ambiente de linchamiento Johnson se enfrenta a las más diversas acusaciones, desde el saqueo de toda la región al asesinato, sobre un fondo plagado de acordes de séptima, novena, y con estudiada instrumentación con punzantes clarinetes y cuerdas. A duras penas el bandido herido logra excusarse sobre cuerdas tremolantes:

<center>No! Maledizione a me!...
Fui ladro, ma assassino mai!
</center>

Pero la horda de mineros no ceja en su empeño en creciente y oscilante acompañamiento armónico, mezclando el sentimiento de odio por los crímenes cometidos, y la dolorosa envidia por llevarse a la chica de sus sueños:

<center>Ti faremo scontare le carezze di Minnie... </center>

Rance se regocija en la unánime sentencia.

EL ÚLTIMO DESEO

De hecho, éste es precisamente el pensamiento que ocupa a Johnson. Y así se lo comunica a los muchachos, con el continuo acompañamiento oscilante. Su petición indigna a los mineros que responden murmurando y, después, completamente alterados, sobre la música de la cacería. Sonora intercede y Rance concede a un desesperado Johnson su última petición.

LA ÚLTIMA PLEGARIA

Exaltado, con el rostro casi sonriente, entona Johnson el aria más famosa de esta ópera (hemos discutido versiones de la misma aquí). Como un órgano, la orquesta acompaña la plegaria del bandido, en la que solicita que su amada nunca se entere de su destino. Dos estrofas, separadas por un microinterludio orquestal, y culminadas con sendos Si3 bemol, dan forma a este sencillo pero inolvidable aria.

Rance, indignado, agrede a Johnson (un gesto que no gusta a los mineros) y éste se muestra presto a aceptar su destino.

UNA VALKIRIA EN EL OESTE

Una fanfarria acompaña los preparativos de la inminente ejecución, pero de repente se oye grito agudísimo junto con el galope de un caballo. Es Minnie, no en modo camarera, ni en modo madre, ni en modo amante, ni en modo jugadora de cartas, sino en versión valkiria, cantando su particular Hojotoho! sobre Fa y Sol4 sostenidos y La 4. Los mineros, confundidos, la reconocen al instante y Rance lucha contra el protector tema de Minnie para que se ejecute la sentencia. La chica, gritando un irresistible Sol4, lanza su inconfundible motivo con ayuda de toda la orquesta para contrarrestar la demanda del Sheriff. El poder femenino acaba por detener el linchamiento, una vez más con la inestimable ayuda de Sonora.

LOS DESEOS DE MINNIE

El principal argumento de su petición de indulto es ella misma: esos hombres a los que a ella ha dado tanto no pueden negarle ahora la gracia. Su juventud, su vida, su hermosura, toda les fue entregada. Ahora ella les pide algo a cambio, sobre la música que acompañaba su vida en común, la música de la Polka. Y entonces Sonora, casi sollozando, confiesa lo que todos sabemos: que en realidad el crimen no es ser asesino o ladrón de oro... sino ladrón de corazones. Y, por ello, no pueden concederle la gracia.

EL PODER DEL AMOR

Comienza el maravilloso concertante con el que se logrará el indulto de Johnson. Una irresistible Minnie convence a los mineros sobre un ritmo ternario, lento, balancedo, casi de nana, casi maternal. Su discurso, basado en la redención del hombre y que ella misma les instruyó, está acompañado por una escogida instrumentación con un uso delicado de las cuerdas y las maderas, sensible, femenino, encantador. Sonora es, cómo no, el primero en caer bajo el hechizo de la muchacha y se une a su causa. Las iniciales reticencias del resto de mineros, que incluyen el qué dirán (una actitud muy masculina, no son una panda de cobardes :twisted:) van, poco a poco, cediendo, en un magistral crescendo musical marca de la casa, en el que resuenan la música del dúo de amor (ahora son los muchachos los que no pueden negar lo que sienten por la chica), y que culminá con un luminoso arpegio de la tónica de la resplandeciente tonalidad de Mi mayor. Es, sin lugar a duda, uno de los momentos más bellos de toda la ópera.

LA REDENCIÓN

La entrega de un agradecido Johnson a su amada se produce entre conmovedoras frases de las cuerdas y arpegiantes arpas. Los benevolentes muchachos, sabiendo lo que sigue, retoman la lastimera cantinela del primer acto, para la despedida de la pareja. Éstos les responden a octavas, sobre la misma melodía. Un último y doliente tutti (doble Si3/4 para los amantes) resume los sentimientos de todos los presentes (salvo Rance, totalmente fuera de juego). La pareja se aleja despidiéndose de California y los mineros se lamentan de la pérdida.


Y así concluye esta ópera tan atípica. La de las melodías americanas, la de los duetos italianos. La de los toques veristas, la de los desarrollos wagnerianos. La de los mineros que linchan, la de los mineros que se compadecen. La del sheriff implacable, la del sheriff miserable. La del galán bandido, la del galán redimido. La de la chica que enamora, la de la chica del oeste.

<center>THE (HAPPY) END :love:</center>

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NotaPublicado: 25 Nov 2008 1:22 
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Gracias por el trabajazo, EMarty.

:nw:

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Anche l' idea muor, tu non muori giammai,
tu, l' Eterna canzon!


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NotaPublicado: 25 Nov 2008 1:28 
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Ha quedado muy bien. :wink:


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NotaPublicado: 25 Nov 2008 13:54 
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Esto es un sprint que ni Mario Cipollini. :lol:

Impresionante trabajo, EMarty. Muchas gracias. Coincido con delaforce: ha quedado realmente bien.


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NotaPublicado: 25 Nov 2008 13:56 
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Una currada en toda regla...y con humor y con calidad...no se puede pedir más. Gracias, EMarty. ;-)


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NotaPublicado: 25 Nov 2008 22:25 
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Por favor, que nadie se pierda escuchar el E anche tu lo vorrai leyendo una traducción del texto. Cuando lo hice se me saltaron las lágrimas (algo que no me ha pasado ni con Boheme ni con Butterfly). Me resulta Fanciulla una ópera tan tan triste...

Magnífico trabajo, EMarty....


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NotaPublicado: 26 Nov 2008 1:13 
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Werther escribió:
Me resulta Fanciulla una ópera tan tan triste...


:-k ¿Alguno más opina esto? Yo lo opiné en su día pero ahora creo que es un happy end en toda regla (vamos el final feliz apropiado para una no ópera bufa)... :roll:

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NotaPublicado: 26 Nov 2008 14:16 
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Sí, es un happy end... pero no tiene que ser tragedia para ser triste.... resulta muy melancólica, personajes siempre tristes en busca de la felicidad.... Io non son che una poverra fanciulla y como siga.... La mia mamma chè farà s'io non torno... he de reconocer que es la única (salvo quizá La Rondine, otra qué tal) que me ha hecho saltar las lágrimas (con el E anche tu lo vorrai, como ya dije, y con la canción de Jack Wallace, que si la canta super-Tozzi es para cortarse las venas).
Y su música misma es tan triste...


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NotaPublicado: 27 Nov 2008 1:27 
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yo sigo pensando que es una de las 5 mejores operas de puccini, junto a boheme, tosca, turandot y manolo lescaut


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NotaPublicado: 27 Nov 2008 1:36 
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Yo incluiría en esa selección a Suor Angelica para que fuera igual que la de un servidor


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NotaPublicado: 27 Nov 2008 14:34 
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Ubicación: Esta noche iré a Rick's
mariodelmonaco escribió:
yo sigo pensando que es una de las 5 mejores operas de puccini, junto a boheme, tosca, turandot y manolo lescaut

En esa lista sobra (y da el cante de lo lindo) Manon Lescaut. Por lod emás, creo que podemos estar de acuerdo, a pesar de mi debilidad por la Rondine.


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NotaPublicado: 27 Nov 2008 14:43 
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Os dejáis Butterfly, que es mejor que Fanciulla, a mi juicio.


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NotaPublicado: 27 Nov 2008 14:50 
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Pumby
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Es el rey de la ópera del mes :) Enhorabuena


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