Drama militar prebélico de 1941 (que barruntaba ya la inminente entrada de USA en la Segunda Guerra Mundial ese mismo año) y en el que, curiosamente, la actriz que se lleva el gato al agua y alcanza el estrellato es una secundaria llamada Veronica Lake de apenas diecinueve años. Típica y tópica cinta, ya octogenaria, que se ve con indulgencia.

House of Gucci. Segunda película de Ridley Scott que veo en pocas semanas y aunque el registro no tienen nada que ver con El Último Duelo, también la he disfrutado. Pese a su metraje no se me ha hecho larga y la historia -de la que no tenía ni idea- realmente me pareció interesante. Scott mantiene su habitual ritmo narrativo en el que la historia fluye perfectamente; me pareció muy acertado todo el trabajo de caracterización y localizaciones. Banda sonora muy ecléctica mezclando grandes éxitos pop de la época con una muy acertada selección de momentos operísticos. En cuanto al lado actoral, tanto Adam Driver como Lady Gaga aguantan muy bien el peso de la película, la cantante no será una gran actriz, pero al igual que en A Star is Born, el papel le encaja perfectamente. En cuanto a los secundarios, extraordinarios Jeremy Irons y Salma Hayek; Jared Lehto borda su papel, pero lo encuentro demasiado manierista y quizás sobreactuado por exigencias de guión. Caso aparte es Al Pacino, soy seguidor devoto del americano, pero al igual que De Niro, nos encontramos al actor prescindible de los últimos años. Su magnetismo y dominio de la escena son innegables y su primera escena es antológica, pero esto sólo dura unos pocos segundos, a partir de ahí es un compendio de muecas y sobreactuación, como haciendo un "reprise" del diablo/abogado de Devil's Advocate. Al igual que De Niro (quizás los dos actores de cine más grandes de su generación) parece empeñado en cargarse su legado sin conseguirlo. Una cosa que me resultó bastante incómoda, en la versión original, es la decisión de forzar a los actores a utilizar un impostado acento italiano en muchos momentos sin venir a cuento.