De hecho, no es seguro que Flaubert dijera « Madame Bovary, c’est moi. » Hay que fiarse de hearsay, porque la frase no ha quedado escrita.
http://flaubert.univ-rouen.fr/ressources/mb_cestmoi.phpRené Dumesnil (uno de esos expertos que certifican que esta obra es una cumbre total, si es que se puede aceptar la existencia de estos Petronius Arbiter sin tacha) sostiene que Flaubert decía esa frase para desembarazarse de quiénes le preguntaban que en quién había basado el personaje de Emma (¿Louise d'Arcet, su propia amante de juventud, Louise Colet, Delphine Coutorier?).
En todo caso, obviamente la frase no significa que Emma sea un personaje sublime engastado en un mundo mediocre, sino un personaje real, mediocre como el mundo que la rodea, pero que se ve atormentado por confusas sugerencias de una felicidad intangible, en parte espoleadas por la lectura de noveluchas infectas (en cierto modo, se trata de una Doña Quijote). Ciertamente, es más sensible que su marido. Pero, vamos, tampoco es un parangón.
Flaubert aspiró a crear un personaje vivo, que respirara más allá de la página; pero esto no quiere decir que no pueda caer mal a bastantes lectores, como le ocurre a nuestro Alberich. El personaje es cargante, e indirectamente reponsable de algún que otro desastre (la absurda operación a la que se atreve su marido, por ejemplo). Y, a la hora de la verdad, no estamos ante una Emma Stone por la que uno viene y lo deja todo. Ni Rodolphe ni Léon la socorren cuando se juega la ruina. De hecho, se han cansado de ella. En eso, se parecen un poco a Alberich.
Por cierto, tiene gracia que, en la famosa sentencia por escándalo, el juez hable de este libro como de "literatura ligera" ("´...qu'il y a des limites que la littérature, même la plus légère, ne doit pas dépasser.")
¿A ustedes la Jennifer Jones no les caía un poco mal? Y no digo que la película no esté muy bien (aunque ya hubiera querido Flaubert ser como James Mason).