Me han recordado la disertación que Vázquez Montalban por boca de Carvalho hacia sobre las irreconciliables posturas mantenidas en los Congresos sobre Novela Negra (años 80/90), mas o menos era asi:
Los partidarios de que es un genero con entidad propia, con obras maestras y grandes autores;
Los partidarios de que es un subgénero que si tiene alguna gran obra es casual fruto de la cantidad al que excepcionalmente se ha dedicado algún gran escritor por cuestiones puramente económicas y utilizando pseudónimo en muchas ocasiones.

¿Y quienes ganan?
Siempre los primeros (decía Carvalho).
¿Siempre, porque?
Porque son los que organizan los congresos (cínico Carvalho o Montalban)

No recuerdo en que novela aparecía este pasaje.

Nunca entenderé cómo el mismo hombre que escribió una historia tan divertida como la de Tom Sawyer y un novelón tan lleno de vida como Huckleberry Finn, envió a la imprenta algo tan sosaino como Tom Sawyer Abroad.

¿Alguien sabe los motivos? ¿Estaba mal de dinerillo, como el presidente Grant cuando escribió sus memorias (por otro lado estupendas)?

No es que no haya algún momento bien contado, como la pelea a ciegas en el globo, con relámpagos intermitentes que iluminan el progreso de la acción, y tampoco es que sea un libro malo. Es malo para ser del autor. Aunque la verdad es que ampoco sería muy bueno si lo hubiera escrito otro, aunque tiene momentos vigorosos.

La mayor traición de Twain a su mayor creación humana/ficticia es que el lenguaje de Huck, tan fascinante en las Aventuras de Huckleberry Finn, se ha normalizado, y es como el de Tom o cualquier otro personaje.

Creo que voy a aconsejar algunas lecturas veraniegas. ¿Total, quién me lo va a impedir, salvo una deidad justiciera, a la que acabo de aplacar con profusión de incienso y musitaciones neuróticas?

Iré poco a poco, y no pretendo plantar una estafeta; el que quiera hacer lo mismo, libre es (de hacer esta chorrada, de casi todos los demás aspectos importantes de la vida, nanay, no se hagan ilusiones). Todavía no he tenido tiempo de patentar la idea.

Se plentea un problema metodológico de esos que alimentan tantas cátedras a lo ancho y largo del mundo occidental.
¿Que entendemos por lectura veraniega? ¿Un libro cuya acción tiene lugar en el verano? ¿Un libro cuya acción tiene lugar en el invierno, y ofrece un contraste refrescante? ¿Un libro cuya acción tiene lugar en el invierno, y está poblado de personajes que añoran el verano? ¿Un libro cuya acción tiene lugar en el verano y está poblado de personajes... (bueno, paro, que esto se está volviendo muy mecánico)? O, simplemente, ¿una lectura que se puede hacer tan ricamente en verano?

Uno llega a la conclusión de que cualquier lectura, puede ser una lectura apropiada para el verano (menos las obras completas de Javier Marías, que se reservan para pasar el tiempo en el purgatorio).

Tendremos que guiarnos por la más desvalida intuición.

Creo que una buena recomendación es un breve relato de viajes de un escritor que no me suele caer en gracia: david Foster Wallace. En su libro Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, se encuentra una narración muy divertida, con ribetes de ensayo, de un viaje en un crucero masificado de lujo (cosa muy propia de este mundo dominado por los oxímorons, o moronic world).

Casi lo más divertido del texto de Wallace, son los textos de Conroy que cita, en los que este bestselling monster encomia sin fisuras la experiencia crucérica. Pero lo único que le puedo reprochar a Wallace en esta piececilla es la fijación casi maniática de su mirada en cosas sórdidas, malolientes, sucias, viles, casposas y rezumantes, pero eso forma parte de la maniera literaria actual (y es como un chupete que les da la seguridad a los pobres autores de que no están siendo demasiado frívolos e irrelevantes). Por otra parte, como le ocurre a muchos escritores muy inteligentes, pero que son un poco inseguros (al revés que un Thomas Mann, tan seguro de sí mismo el hombre que es obvio que unas buenas bofetadas le hubieran venido bien en momentos cruciales de la vida), se esfuerza demasiado en demostrar que inteligente es. Pero eso es peccata minuta, y queda mucho mejor en alguien como Wallace, inteligente de verdad, que en alguien como yo, por lo que corto el rollo aquí.

Pues para mí, una lectura de verano tiene ciertas connotaciones con las así llamadas "nubes de verano", que suelen ser repentinas y, sobre todo, pasajeras. Dicho de otra forma, no creo que para la época estival, la canícula y todos esos calores, sea recomendable la "Ética" de Spinoza, "El Capital" de Marx o "Las moradas" de Santa Teresa. Lo propio del verano es la literatura de entretenimiento y, de toda ella, la policíaca. Ya tengo títulos de Georges Simenon y su perspicaz Maigret.

"Derecho natural", de Ignacio Martínez de Pisón.
hace tiempo, mucho tiempo, que me hablaron del talento como narrador del escritor zaragozano. estoy disfrutando de una novela pequeña en historia pero amplísima en el detalle, la precisión en el dibujo de las situaciones y los momentos.

la próxima será la nueva de Don Winslow.

mi más que probable lectura de verano (y la del mes de baja por paternidad) será la trilogía de la bruma de Brandon Sanderson. y no sé si la saga de Hyperion de Dan Simmons. veremos.

Pues yo lo veo justamente al contrario. Salvo que uno esté jubilado, el único tiempo para dedicarse largo y literalmente tendido a la lectura es el verano. El año pasado me lo pasé pipa con el Ulises, sin ir más lejos.

Y no me compare a Santa Teresa con Spinoza o Marx, que es como un santo (una santa, en este caso) con dos pistolas.

Caray, Mitchum, felicidades.

Releyendo las aventuras (y desventuras) del más famoso (y primer) detective consultor del mundo. Acabo de comenzar El valle del miedo, en la extraordinaria versión de Juan Antonio Molina Foix publicada por la no menos extraordinaria Valdemar... Un personaje que nunca decepciona, por más que se haya leído...

Sigo mi inmersión India con "India Unbound" de Gucharan Das, tras haber degustado "India: A Million Mutinies Now" del Premio Nobel de 2001, V. S. Naipaul

No sé si el Marqués, buen conocedor del terreno, tiene a bien hacerme alguna otra recomendación literaria

Enhorabuena, vaquero.
Ya sabe.
http://mamiverse.com/es/diez-mejores-li ... dad-53567/

Pues no es que sea un gran conocedor de ese terreno, la verdad, me gusta bastante más la música india, que la literatura india.

Algo he leído, claro. Si debo aventurarme con alguna recomendación, le diría "Ladies Coupé" de Anita Nair.

Sherlock es de las cosas que siempre se pueden releer, Alberich. Es decir, un clásico (aunque hay que reconocer que los relatos fueron perdiendo fuelle con el paso del tiempo).

Bueno, me acabo de dar cuenta (es que yo otra cosa no, pero lo que es los reflejos los tengo de gueopardo) que o me apresuro a presentar a un mundo anhelante mi propuesta de diez libros para leer en verano o, al ritmo que llevo, terminaré a mediados de julio (del año 2018) y mis buenos propósitos se irán a llenar todavía más mi baúl de buenos propósitos que se quedaron en apropósitos.

Así que me he hecho un esquema para acelerar la cosa y terminarla esta noche o mañana, porque debo reconocer que ahora mismo no se me ocurre ninguna propuesta más:

1. Un libro de ensayos (ligeros, que a la playa no se viene a aprender) - Esto ya está, uffff...
2. Un libro muy cortito (para ayudar con “pues yo este veraneo me he leído diez libros”)
3. Un libro muy grueso (para asustar al del “pues yo este veraneo me he leído diez libros”); al fin y al cabo, hay que matar un montón de tiempo, y no sólo mosquitos.
4. Un libro divertido
5. Un libro emocionante
6. Un libro refrescante
7. Un libro del que fardar a la vuelta de las vacaciones (basta con leer la solapa y párrafos sueltos; de hecho, si uno lee más, la cosa se lía y a uno se le empieza a notar qué despiste tiene)
8. Un libro marítimo y salado
9. Un libro para irse mentalizando del regreso
10. Un libro para el primer día en casa desde la playa

Tema polémico e interesante, bien documentado por informes de la época y testimonios de algunos protagonistas.