En efecto, Despinetta, el gran Marais formaría pareja, sentimental y profesional, con el ilustre y polifacético Jean Cocteau hasta la muerte de este en 1963. Trabajarían juntos en muchos proyectos teatrales y cinematográficos, muy en particular esta "La bella y la bestia" de 1946, que encumbaría al actor (Cocteau era ya una gloria nacional). Dejando de lado las adaptaciones de Disney y el film de Bill Condon de 2017 que es, a su vez, adapatación en imagen real de la de Disney, en 2014 Christophe Gans haría un remake serio y honesto, con Léa Seydoux, Vincent Cassel y nuestro Eduardo Noriega, dando una nueva perspectiva al famoso cuento, pero sin desvirtuar su esencia original.

Menos mal; pero esa "Belle" de Cocteau es insuperable (Josette Day está magnífica y la escenografía y fotografía son mágicas), al igual que su "Orfeo", fascinante.
Bueno, cambiamos totalmente: la "Moonfall" de Emmerich resulta que tiene otra anterior, llamada "Impacto lunar" que, comparada con la actual, es hasta científica.
Confieso que me he estado riendo durante dos horas de los despropósitos científicos.

Ahora dos, fracasados rotundamente y donde el cine USA no tuvo en cuenta algo tan esencial como la IDIOSINCRACIA: Es el caso de los exitazos del cine argentino "Nueve reinas", de Fabián Bielinsky y "El secreto de sus ojos" de Juan José Campanella (Oscar a la película de habla no inglesa) y que fueron revisitados en "Criminal" (la de 2004; hay otra con el mismo nombre pero distinta trama de 2016) y "El secreto de una obsesión" (2015). La primera, dirigida por Gregory Jacobs, pasó sin pena ni gloria a pesar del elemento "hispánico" en la interpretación de Diego Luna; y la segunda, plagada de grandes nombres como Chiwetel Ejiofor, Julia Roberts o Nicole Kidman, no deja de ser un trillado y previsible thriller.

Basada en el mismo relato de Billy Wilder y Thomas Monroe, Howard Hawks dirigió una obra maestra (una comedia perfecta), y una magnífica película:

-Bola de fuego (1941) con Gary Cooper y una espléndida Barbara Stanwick en uno de sus papeles más recordados. Además, magníficos secundarios como Oskar Homolka, Henry Travers y Dan Duryea.

-Nace una canción (1948) con Danny Kaye y la bizca más bella de la galaxia, Virginia Mayo.

No solo es (y será siempre) la más bella de la galaxia, sino además una excelente actriz como lo demostró en muchas de sus películas, entre las que un servidor destacaría la maravillosa y galardonada "The best years of our lives" del mítico William Wyler, donde interpretaba a la egoísta y despreocupada esposa de Dana Andrews (enamorado, a su vez, de la buena de Teresa Wright); pero a doña Virginia se lo perdonamos todo, faltaría más.

Sí, imborrable esa interpretación de Virginia Mayo, aunque a mí siempre me vienen a la cabeza las tres con el gran Raoul Walsh. AL rojo vivo en la que interpreta a la novia del gánsgster psicópata Cody Jarret encarnado por un inconmensurable James Cagney ("Ma! Top of the world!"), El Hidalgo de los mares y Juntos hasta la muerte, remake -ya mencionado- en género Western de High Sierra con esa maravillosa escena final que consagra el amor romántico de carácter metafísico, que sólo se plasmará en otra dimensión.

¿Y qué me dice de otras dos, menos buenas, en las que su hermosura resulta casi insultante? Me refiero a "La novia de acero", con Alan Ladd, y "El cáliz de plata", con Paul Newman.

La primera que cita creo que no la he visto. En El cáliz de plata como Helena está esplendorosa y brilla a pesar de la presencia de la belleza angelical de Ana Maria Pier Angeli.

Tampoco el maestro Hitchcok se ha salvado de un remake: "Dial M for murder" de 1954 ("Crimen perfecto"), adaptación de la obra teatral de Frederick Knott, en la que el director nos mantiene en vilo hasta la última secuencia y donde Ray Milland hace una interpretación al alcance de muy pocos, acompañado de una Grace Kelly tan encantadora como ingenua (relativamente, pues mantiene una relación extramarital con Bob Cummings). Partiendo del mismo material dramático de Knott, Andrew Davis filmaría en 1998 el mismo título en inglés (aunque aquí sería "Un crimen perfecto"), con Michael Douglas, Gwyneth Paltrow y Viggo Mortensen, bastante menos brillante a pesar de los cambios y distorsiones de su guionista. No confundir con otro "Crimen perfecto" ("Fracture" en el original) de 2007 con Anthony Hopkins y Ryan Gosling, ni con la divertida "Crimen ferpecto" de nuestro iconoclasta Alex de la Iglesia.

Es verdad.
Y por cierto, la gran "Psicosis" tuvo una versión en color, casi copiada plano a plano, allá por los años 90 (o a finales). Un horror.

Esa no la considero un remake, estimada Despi, sino una copia.

Casi. Hay "detalles" que no pensó Hitch.

O bien los pensó y no le dejaron. EN la entrevista con Truffaut cuenta, que en la primera escena de Psicosis en la que John Gavin y Janet Leigh están en la cama de un hotel de habitaciones por horas, -pues el tiempo para comer es el único del que dispone para acostarse con su novio-, este, interpretado por Gavin lleva el torno desnudo, mientras Janet Leigh porta el preceptivo sujetador. Hitch afirmaba que la mitad del público salía perdiendo, porque para ser ecuánimes, Leigh debería enseñar el busto , pero claro, la censura no lo permitiría.

En pocos muy casos el remake ha sido una sorprendente y magistral lección de cómo renovar el original sin desvirtuarlo; y para eso se necesita un genio. Me refiero a Martin Scorsese y su "Cape fear" de 1991, que revisitaba la película de J. Lee Thompson de 1962, con el mismo título. Si en la primera el entonces competente director británco contaba con la presencia de dos pesos pesados de la talla de Gregory Peck y Robert Mitchum, Scorsese tiraba del estupendo Nick Nolte y de Robert De Niro en una de sus más gloriosas interpretaciones, aunque esta vez ambos son ayudados por una parte femenina de lujo: Jessica Lange y Juliette Lewis (nominada al Oscar por su trabajo). El agobiante ritmo narrativo, la utilización del color para acentuar lo tenebroso de la historia y la creciente sucesión de escenas hasta un final de infarto son insuperables. ¿Verdad, abogado?

Muy buena la versión de Scorsese, pero a mí parecer, Robert de Niro está muy pasado de rosca.