Mucho se ha dicho sobre las relaciones entre los escritores integrantes de la llamada generación del 98 . Estas son cartas cruzadas entre Valle Inclán y Unamuno , dos de los más conspicuos miembros de esa generación.
Señor Don Ramón del Va!le Inclan:
Hace dos o tres dias, mi querido amigo, recibí un escrito de Cordón Ordax [sic] sobre lo dE los malos tratos a los presos revolucionarios. Dejo de lado la redacción del escrito, o sea su parte ... literaria (?). No se trata ahora de eso. Como aldabonazo está bien. Después, ayer mismo, recibi una carta de Alvarez del Vaya, remitiéndome copia de una denuncia que dirige!'l al Fiscal General de la República, esos 556 presos de Oviedo. Y hoy recibo su carta. Ahora espero el escrito de Azorin para suscribirlo con Ossono y Gallardo, Sánchez Román, Teófilo Hemando, Pio del Río Ortega, ustedy cuantos a él se adhieran. ¡Pues no {alIaba más! No me meto, desde luego, a discernir si todo o casi todo, es exacto y veridico. Basta que sea verosimil y que haya casos, por pocos que sean, bien comprobados. No se trala de cantidad sino dE calidad. Y además aunque algunas de esas atrocidades sean ilusorias, soñadas e inventadas, el hecho de soi'zarlas o de inventadas --de una parte y de Olra- arguye de por sí una gravísima dolencia colectiva. Ln' más de nuestra llamada leyenda negra ha brotado de la negrura de nuestra concien.cia pública comunal. Es, pues, preciso que se haga la luz y que 110 siga el Diablo pidiendo sangre. Con el bárbaro dogma del prestigio (engaño, en latín) de la autoridad (le !lanzan autoridad al poder) no se salva un pueblo. La. suprema justicia es la libertad de la verdad. Y no sigo ... Venga, pues, el escrito. No espero volver a esa hasta {ines de marzo, de paso para Pa- riso ¡Qué descanso aquellos ratos vespertinos de /'Iuestra tertulía aleneisttca! Vaya, pLles~ un fuerte abrazo. Y repár1alo entre ,odos esos bue- /'lOS mozos que ta/1lo me han renlOzado. Usted sabecuantoleadmiray le quiere, Miguel de Unamuno Salamanca, 7-lJ-J935 . .
Por su parte Valle a Unamuno.
Madrid,12-1/1-1927. Señor don Miguelde Una muna. Mi querido don Miguel: Hace tiempo deseaba escribirle. No sabía cómo hacerlo con alguna seguridad de que llegase la carta a sus manos. Ayer, hablando con nuestro común amigo Cal· va, me ofreció los medios para ello. He tenido noticias de que es· taba usted en cuestión con la Editorial Renacimiento. En cuestión también estuve yo hasta hace muy pocas semanas. Hoy tengo arreglado ese asun lo lo mejor que puede espe· rarse entre editores. Yo cuido, dispongo y hago las ediciones, donde bien me parece. Renaci· miento las paga, y descontando su coste, administra con el 40 po't' 100 de bel1eficios para la editorial. Pensé en usted y que pudiera conven.irle un. arreglo en estas condiciones. No sé cuál es el motivo de su pleito y si se parece al mío. Pero si usted cree que de algo puedo servirle, mándeme, y cuel1te con mi buena volul1tad. De otros asuntos no quiero hablarle. Es una vergüen?;Q el espectáculo de lo que aquí pasa. Nuestros revolucionarios sólo sueñan con ganarse la con- {ian?;a de las derechas, para, en su hora, tomar el poder en sus manos. Las derechas merecen su predilección por los buenos chicos, y hay los luises de la revolución. Vuelve la antigua Unión Liberal, aquel partido tan aprovechado que fue más nocivo que el moderantismo de Narváe?;. Nos darán un pastel podrido, querido don Miguel. Ya se va a la cárcel para ganar méritos, en un tácito acuerdo con las Camarillas de Palacio. Yo no ceso, en ladas las cOl1versaciolles, de tirarles de la máscara a estos luises de las i?;quierdas y la buena cliel1tela. ¡Y la prensa que se llama liberal es de su laya! Don Miguel, adiós. Le abraza su fiel y apasionado amigo Valle Inclán
_________________ "Bisogna sofrire per essere grande” Enrico Caruso
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