Tenía una vez un rey tres hijas como una plata; la más chica de las tres Delgadina se llamaba. Un día, estando comiendo, dijo al rey, que la miraba: —delgada estoy, padre mío porque estoy enamorada— ¡Venid, corred, mis criados, a Delgadina encerradla!; si os pidiese de comer, dadle la carne salada; y si os pidiese de beber, dadle la hiel de retama. Y la encerraron al punto en una torre muy alta. Delgadina se asomó por una estrecha ventana y a sus hermanas ha visto cosiendo ricas toallas. —¡Hermanas, si sois las mías… dadme un vasito de agua, que tengo el corazón seco, y a Dios entrego mi alma! —¡Yo te la diera, mi vida. Yo te la diera, mi alma, mas si padre rey lo sabe, nos ha de matar a entrambas. Delgadina se quitó muy triste y desconsolada. A la mañana siguiente asomose a la ventana, por la que vio a sus hermanos jugando un juego de cañas. —¡Hermanos, si sois los míos… por Dios, por Dios, dadme agua, que tengo el corazón seco, y a Dios entrego mi alma! —¡Quítate de ahí, Delgadina, que eres una descastada; si mi padre, el rey, te viera, la cabeza te cortara! Delgadina se quitó muy triste y desconsolada. A otro día apenas pudo llegar hasta la ventana, por la que ha visto a su madre bebiendo en vaso de plata. —¡Madre, si que sois mi madre, dadme un poquito de agua que tengo el corazón seco, y a Dios entrego mi alma! —¡Pronto, pronto, mis criados, a Delgadina, dad agua, unos en jarros de oro, otros en jarros de plata. Por muy pronto que acudieron ya la hallaron muy postrada. A la cabecera tiene una fuente de agua clara; los ángeles la rodean encomendándole el alma, la Magdalena a los pies, cosiéndole la mortaja: el delantal era de oro, y la aguja era de plata. Las campanas de la gloria ya por ella repicaban, los cencerros del infierno por el mal padre doblaban.
CECILIA BÖHL DE FABER (FERNÁN CABALLERO)
_________________ "Per ser feliç, mortal, camina sempre i oblida" Joan Brossa
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