TIRADORES DE BALONCESTO… Pues yo discrepo de Shaquille y a mi si que me gustaría reivindicar la figura del lanzador de baloncesto, un arquetipo que siempre me ha resultado irresistible, quizás por deformación personal y por la relación que siendo muy joven mantuve con el deporte de la canasta. La verdad es que en aquellos tiempos de instituto, por altura, me podía haber inclinado a jugar más cerca del aro con cierta holganza, pero en seguida comprendí que eso no era lo mío, que allí había mucho sudor y muchos palos, y que en el perímetro, en la zona “off topic” del baloncesto, la vida era bastante más cómoda. Así que me especialicé en el tiro a distancia y lo practiqué con gran obstinación, de forma que mientras los demás se inflaban a codazos en la zona caliente de la cancha, yo me iba a mi esquina y desde allí jugaba mi propio partido. Reconozco que no era el jugador más popular del equipo y que mis compañeros me observaban con desprecio; cuando tenía el día malo me ponían a parir… pero cuando tenía el día bueno – lo que era bastante habitual- a mi alrededor se hacía el silencio…
Mis modelos de jugador de baloncesto -ahora que el señor Tann ha recordado el viejo torneo de Navidad- los encontré en el Real Madrid y fueron dos…
Walter y
Brabender. Recuerdo un programa juvenil que emitían por TVE llamado TORNEO y presentado por
Daniel Vindel, en el que diversos colegios e institutos competían entre si en distintos deportes. En el mismo se intercalaban reportajes divulgativos y en uno de ellos
Wayne Brabender enseñaba a los chavales a lanzar en suspensión. Han pasado 50 años desde entonces y daría una buena recompensa si pudiera volver a ver ese documento inolvidable en el que
Brabender daba una lección de estética y de elegancia con esos lanzamientos perfectos que atravesaban una y otra vez el aro de manera inmaculada. En cuanto al bigotudo
Walter, simplemente era una ametralladora por el que mi madre y yo (quizás por razones distintas) compartíamos una veneración brahmánica. No ha habido jugadores de baloncesto a los que haya admirado más que a estos dos. Ha habido tres o cuatro que les han igualado, pero superarles, ninguno.


https://as.com/baloncesto/mas_baloncest ... oncesto-n/La editorial GALOBART ha publicado recientemente este libro, WALTER Y WALLY SZCZERBIACK DOS GENERACIONES DE BALONCESTO, semblanza biográfica de un padre y un hijo que consiguieron triunfar y desarrollar largas carreras en el mundo de la canasta. Al hijo, Wally, puede que muchos le recuerden aun tras su paso durante la década de los 2000 por varios equipos de la NBA… pero a mi quien me interesa es el padre, WALTER, ese señor con bigote que aparece en la portada del libro acompañado de Wayne Brabender y Vicente Ramos y enfrentándose nada menos que al grandioso Dino Meneghin, el mitico pivot del IGNIS de Varese.
Muchos aficionados actuales al baloncesto (algunos de ellos madridistas) es posible que no sepan quien fue Walter Szczerbiack, cuyo nombre deportivo era simplemente WALTER. WALTER fue un extraordinario -repito extraordinario- alero/ escolta norteamericano (aunque nacido en Hamburgo) que jugó en el Real Madrid entre 1973 y 1980, donde ganó todos los títulos imaginables y además por partida múltiple. Anotador insaciable, maestro del contraataque, pegajoso defensor, y aun hoy poseedor del récord de puntos obtenidos en un solo partido de nuestra Liga, 65, en un encuentro inolvidable ante el Breogán de Lugo. Ese partido finalizó con el resultado de 140-48, es decir 92 puntos de diferencia, que igualmente constituye aun un récord en el campeonato español. WALTER era también dueño, cuando la ocasión lo requería, de un muy peculiar lanzamiento diagonal desde 5 o 6 metros y apoyándose en la tabla que era sinónimo de éxito y que era toda una marca de identidad suya casi en cada partido. Mi madre, a quien le importaba un carajo el deporte, solo aceptaba dos excepciones que acaparaban su interés: su paisano Enrique Castro “Quini” delantero centro del Sporting de Gijón, y WALTER. Cuando encendíamos la televisión para ver el baloncesto, su pregunta era siempre la misma ¿Juega WALTER?; si la respuesta era afirmativa se quedaba a verlo, pero en caso contrario se levantaba del sofá y seguía con sus cosas. Aquellos partidos maravillosos de la Copa de Europa contra el Pallancanestro Varese (ya fuese con las denominaciones IGNIS, MOBILGIRGI o EMERSON), TSKA de Moscú y Maccabi de Tel-Aviv, y los no menos legendarios Torneos de Navidad del Real Madrid disputados en el antiguo Pabellón de la Ciudad Deportiva (con aquellos viejos carteles publicitarios de PHILIPS y los gritos de “EL Tiri”… Halamadrid…Halamadrid…Halamadird) frente a equipos de universidades americanas o contra la Selección de la Unión Soviética entrenada por Alexander Gomelsky, y que pese a su carácter “amistoso” se disputaban a muerte y con el cuchillo entre los dientes, fueron los escenarios en los que WALTER ofreció auténticos recitales de baloncesto ofensivo que jamás he podido olvidar. Por todo ello, poderle dedicar a mi ídolo WALTER unas palabras semipúblicas de reconocimiento y agradecimiento me suponen una inesperada satisfacción que espero que algún antiguo aficionado pueda compartir con motivo de la publicación de este sorprendente libro en el que el propio WALTER figura como autor junto al especialista en la materia Juan Francisco Escudero.
El libro cuenta con un prólogo nada menos que de Julius Erving, el estratosférico “Doctor J” de los Sixers de Philadelphia y con un epílogo del maravilloso base canario Carmelo Cabrera, asistente perpetuo y pareja de baile de WALTER en aquellos fulgurantes contraataques del Real Madrid de la época…
En YouTube se puede ver jugar a WALTER en las finales de la Copa de Europa de 1974, 1975, 1976, 1978 y 1980 (WALTER ganó 3 de ellas con el Madrid), pero como testimonio visual de su juego he preferido este video en el que podemos disfrutar los últimos minutos del Torneo de Navidad de 1974, disputado por el Real Madrid frente a la Universidad de North Carolina. Era un baloncesto muy diferente; se aceptaba que los partidos finalizasen en empate, no se jugaba en cuartos sino en dos mitades de 20 minutos de “juego real”, tampoco había línea de 3 puntos, ni aros abatibles, ni algunas otras cosas. Los comentarios corren a cargo de la voz de Héctor Quiroga, excelente locutor cuyas narraciones forman parte básica de la historia del baloncesto español, y que también se desempeñaba con brillantez en las retransmisiones de boxeo. En este video vemos a WALTER en todo su esplendor, protagonizando acciones características, casi siempre por encima de los 30 puntos… y con la habitual etiqueta de “máximo encestador del encuentro”.
https://www.youtube.com/watch?v=pkWrwqCeM4gEn la web madridista LA GALERNA, hay una serie de textos en 5 partes dedicada a WALTER redactados por el que fuera también notable base del Real Madrid, José Luis Llorente.
https://www.lagalerna.com/walter-szszerbiak-1a-parte/
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En el ámbito de los americanos que llegaron a la liga española, no puedo obviar el nombre de un par de tiradores de raza negra que allí por donde pasaban no volvía a crecer la hierba. Me refiero a
Nate Davis (Valladolid y Ferrol) y a
Essie Hollis (Askatuak y Granollers), buenísimos los dos.

Una segunda hornada de tiradores de baloncesto que me dejaron patidifuso fueron los escuadrones de largo alcance yugoslavos y soviéticos. Jugadores increíbles e infalibles como
Anatoly Myshkin, Sergei Tarakanov, Rimas Kurtinaitis, Valdemaras Homicius, Valdis Valters, Drazen Dalipagic o el incomparable
Mirza Delibasic que, mucho más que un mero tirador, era un artista, pero que tenía un estilo de lanzamiento que a mi me parecía el colmo de la sutileza y de la elegancia.
Mirza fue después de
Walter y de
Brabender mi tercer gran ídolo de este deporte. La vida le maltrató luego de una forma tan cruel que todavía hoy, al recordarle, se me queda una amargura dentro que va mucho mas allá de la simple idolatría. Solo el también polivalente
Drazen Petrovic, con destino igualmente trágico, estuvo a su nivel…
Fuera del ámbito delimitado por las aristas del telón de acero, me quedo con dos tiradores impactantes, casi inalcanzables, el bombardero brasileño
Oscar Schmidt y el griego
Nicos Gallis que parecía uno de esos operarios de gasolinera que te miraban el nivel de aceite y la presión de los neumáticos pero que , desde su escasa estatura, era un jugador absoluto y un encestador insaciable.




Un último grupo de tiradores de élite que me calaron hondo antes de que me divorciase de este deporte, más que nada por hastío, fueron los jugadores de la NBA donde el nivel medio en este tipo de baloncestista era impresionante. El mejor de todos, para mi,
Larry Bird, que como
Delibasic, era muchísimo más que un lanzador, pero que tenía una mecánica de tiro que te dejaba sin respiración. Su figura en el aire, ligeramente inclinada hacia atrás para superar la barrera de los brazos en alto del defensor de turno era una imagen icónica del aquel baloncesto americano de los 80 que dejó a los aficionados españoles con la impresión de que estaban en presencia de un deporte nuevo. Cuando
Larry Bird lanzaba desde la distancia, daba la sensación de que lo hacia desde mucho más lejos aun; la pelota, como a cámara lenta, parecía tardar el doble de tiempo en llegar a su objetivo, como alimentando la esperanza de que no fuese a entrar, pero al aproximarse al aro cogía velocidad y azotaba la red con una fuerza terrible, casi como si cayese en vertical. El efecto de esas canastas en plano-secuencia de
Larry Bird sobre la moral del contrario era demoledor...
Otro lanzador, muy diferente a
Larry, fue el alero de los Detroit PIstons,
Joe Dumars. Un tirador negro tremendamente frio y quirúrjico, que junto con la inteligencia de
Isaiah Thomas parecía desentonar en la jungla de aquel equipo entrenado por
Chuck Daly y en el que reinaban tres tipos que podían haber salido incólumes de la prisión mas dura del país con independencia de la gravedad de los delitos que hubieran podido cometer previamente sus compañeros de galería (
Dennis Rodman, Ricky Mahorn y Bill Laimbeer) Gran tirador,
Joe Dumars, me encantaba…


Finalmente quisiera recordar dos figuras que llevaron la idiosincrasia de lanzador puro hasta unos limites que rozaban ya la ofensa personal. En el ámbito FIBA, el elegido es el lituano
Serguei Iovaisha, a quien recuerdo sobre todo enfundado en la camiseta de tirantes roja de la selección soviética entrenada por
Alexander Gomelski.
Iovaisha era un jugador de aspecto desagradable, pálido, desnutrido, con cara como de asco… Pero si el balón llegaba a sus manos… desde allí, desde casa de Dios, te la enchufaba fijo. Luego volvía al trote a la zona defensiva, a veces corriendo marcha atrás, imperturbable, monótono, con aspecto amargado... , pero letal… Un autentico sicario del baloncesto. A mi
Iovaisha me tenía obnubilado y puede que alguna vez fallase, pero mi memoria no archiva ninguna imagen suya en tal tesitura.
En el circulo de la NBA quisiera evocar, para terminar, la figura del lanzador más esencial que recuerdo -quizás de manera exagerada- , uno de los máximos ejemplos del llamado “tirador blanco”, uno de esos jugadores que a falta del vigor físico de los baloncestistas negros decidió explorar una faceta desde la cual marcar la diferencia. Me refiero… a
Kiki Vandeweghe "El Ecualizador"… Yo le recuerdo mitificadamente, más bien le imagino, solo en su época final con los New York Knicks, en donde llegó un momento en el que sólo participaba en 4 o 5 acciones concretas, generalmente al final de cada cuarto, o bien para culminar alguna jugada ensayada en los segundos postreros de una posesión a punto de agotarse. El compañero de turno sacaba de fondo, un enjambre de jugadores se movía en aparente desorden buscando posiciones, bloqueándose, chocando entre ellos y generando un gran desconcierto… y de repente el balón llegaba, en aclarado, a una esquina, o al quinto pino..., y desde allí, sin botar la pelota,
Kiki Vandeweghe, a quien el sudor jamás le ensució la camiseta, se elevaba y con un sutil giro de muñeca te clavaba un triple que valía por dos y que dejaba al rival con la sangre a la temperatura del nitrógeno líquido … Si las líneas de delimitación de la cancha estuvieran recién pintadas, el flotante
Kiki Vandeweghe se volvería a la caseta con las zapatillas impolutas, porque cuando se ponía en plan señorito, líneas, lo que se dice líneas , no pisaba ni una…

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En fin... el lanzador de baloncesto. Hay en la figura de esta suerte de francotirador un aspecto marginal e individualista que me resulta enormemente romántico y que me recuerda, salvando las distancias, a la del portero de futbol. Como sucede con los guardametas, cuando los equipos contendientes se cruzan en el túnel de vestuarios antes de cambiarse de ropa, no hacen falta las palabras y los dos lanzadores típicos de cada conjunto… se reconocen entre ellos de manera instantánea aunque antes no se hayan visto ni saludado jamás…
…
Kiki Vandeweghe…¡… que hijo de p…!!!
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Tann escribió:
... nombres fundamentales del baloncesto ochentero, en lo que tiradores se refiere... Epi II, Chicho Sibilio y el gran Antonello Riva...
Si... muy buenos los tres... Por Epi y por Sibilio ( y por Solozabal... que tenía un tirito "in extremis" que ya, ya...) llegué a sentir un odio realmente africano... Pero eran muy buenos...
Entre los italianos también me gustaba Renato Villalta, que jugó sobre todo en Bolonia... También recuerdo a un alero francés llamado Hervé Dubuisson, a quien sitúo sobre todo con el combinado nacional y del que, pese a tener unas cifras impresionantes, se decía que era un "gran tirador", básicamente porque tiraba todo lo que le llegaba... Le llamaban "Le Blanc" y creo que llegó a jugar en U.S.A... Lo que si sé es que publicaron una biografía suya que se titulaba "Una vie en suspensión" (Una vida en suspensión)
Ah... y el checo Kamil Brabenec... que se me olvidaba



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PD. 25 DE ENERO 2025Hablando de grandísimos lanzadores, este 25 de enero se ha conocido el fallecimiento de Drazen Dalipagic, considerado el máximo anotador de la historia del baloncesto yugoslavo.
https://elpais.com/deportes/baloncesto/ ... slavo.html Un recuerdo para este francotirador bosnio,jugador franquicia del Partizán de Belgrado y de la selección balcánica... Un infalible que, jugando en Venecia contra la Virtus de Bolonia, anotó nada menos que 70 puntos en un solo partido, allá por 1987
https://www.youtube.com/watch?v=-QmI6HrTwa4

Drazen Dalipagic y Mirza Delibasic, palabras mayores del baloncesto yugoslavo y europeo, vistiendo la camiseta de la selección... y, durante una temporada, del Real Madrid... https://www.youtube.com/watch?v=boM470Fv7rkkirolak