Pues no la salva ni Dios. Así que al menos que descanse.

Si a veces me asusta pensar cuánto he visto cambiar el mundo, no me imagino cómo habrá sido la experiencia para E II R

Supongo que depende del punto de vista.

Yo lo he visto cambiar demasiado poco.

Ayer y casi repentinamente (a causa de una doble neumonía probablemente producida por la Covid-19 o alguna de sus múltiples variantes) moría en Madrid el escritor Javier Marías, a los 70 años. No creo que haga falta glosar la figura de este prolífico literato y articulista, uno de los más leídos en este país en las últimas décadas, con novelas como "EL hombre sentimental", "Corazón tan blanco" o "Mañana en la batalla piensa en mí". Descanse en paz.

Como articulista siempre me pareció honesto y clarividente, un verdadero intelectual. Como novelista no conseguí nunca conectar con su estilo, que encuentro pretencioso y vacío.

Pues entonces usted y un servidor somos almas gemelas.

Difícil, muy difícil, glosar la extensa y fértil trayectoria cinematográfica de Jen-Luc Godard, fallecido hoy en su Paris natal a los 91 años, a menos de tres meses de cumplir los 92 este 3 de diciembre. Probablemente es el máximo (¿y último?) representante de la mítica "nouvelle vague" francesa de principios de los cincuenta del pasado siglo, con títulos tan emblemáticos como "Al final de la escapada", "Pierrot el loco" y la futurista "Alphaville", que ya presagiaba el mundo de hoy. Descanse en paz, maestro.

Uno de los grandes del cine francés, sin duda. Pero no ha fallecido en Paris sino en Suiza, donde residía desde hacía ya bastante tiempo. Sus representantes han declarado que el cineasta deseaba morir y que ha recurrido a un suicidio asistido, práctica que aún no está regulada en Francia.


Y ahora que me fijo, compruebo lo que de hecho se repetía siempre en la prensa cinéfila: Godard tampoco nació en Paris, era suizo de pura cepa.

A mí me enervaba su sintaxis chapucera: "Corazón tan blanco" me hizo dudar incluso si mi edición no sería una galerada sin corregir. No repetí.
Como columnista era un pesado. Llevaba años convertido en señoro cabreado, lo que creo que estaba confundiendo a sus seguidores. Para mí, es mítica la parodia que de él y su amigo Arturo Pérez hicieron en Muchachada Nuí.

No dudo que fuera un “señoro cabreado”, pero es porque la vida en Madrid debe infundir mucho cabreo, ya sea uno “señoro” , “señora” o “gañane” xD

Pues yo leí "El hombre sentimental" (y eso que el protagonista era un tenor comprimario) y no me produjo sentimiento alguno, sino una especie de neutra incredulidad. Repetí con "Mañana en la batalla piensa en mí" (por aquello de la frase repetida por sus víctimas durante el sueño de Ricardo III antes de la batalla de Bosworth Place y el latiguillo de "desespérate y muere) y se me cayó de las manos. Desde entonces, nunca más. Y sí, cabreado tiene que estar uno en Madrid con tanto despropósito "libertario".

Αναπουσι εν ειρήνη, Ειρήνη Παπασ.
Descanse en paz una inmensa artista: Irene Papas.

Mañana en la batalla fue mi único intento serio con sus novelas. Se me caía y me hacía verdadero daño en los pies.
Mi mujer creo que llegó a leer Berta Isla y su secuela, yo apenas husmeé unas pocas páginas para comprobar que es un tostón infumable.

A Marías le cabreaban los despropósitos de todas las tendencias, pero creo que le tocó sufrir más tiempo los de la derecha

Inmensa, única y, para decirlo en una sola palabra, griega. Me crucé con ella hace ya más de una década en la feria de Arco (era una entendida y reconocida coleccionista de arte contemporáneo) y me quedé total y disfucionalmente epatado, porque no solo era una belleza arrolladora, sino que trasmitía una fuerza telúrica y una personalidad inigualables. Y llenaba la pantalla con solo aparecer dos minutos, eclipsando a quien se le pusiera delante. Amaba nuestro país.