¿Es usted asíduo espectador de teatro "de palabra" (prosa o verso)?Lo era más antes. He perdido la costumbre de ir al teatro, y bien que lo siento, pero estoy en proceso de recuperar el hábito.
Tres autores teatrales que le fascinen y las razones¡Caramba!... Me quiere usted poner a trabajar duro
. Veamos: Shakespeare el primero, porque es un coloso. La densidad de sus personajes y de sus ambientes no se ha igualado. De los españoles, siempre he tenido debilidad por Buero Vallejo (un teatro de tesis que huye de la pedantería en favor de la narración y de la construcción de los personajes) y por Jardiel Poncela, un genio del humor, por su dominio del lenguaje y por la fantasía en la recreación de situaciones y de personajes.
¿Qué puede aportar un director de cine a una dirección de ópera que no pueda aportar alguien que no dirija cine?Pues puede aportar un despiste monumental, porque el teatro es un medio completamente diferente al cine, y a su vez la ópera tiene unos códigos aún más particulares. Si no se cambia el chip cinematográfico, el descalabro puede ser mayúsculo. Ha habido varios ejemplos.
¿Quién está más sobrevalorado: Plácido Domingo o José Carreras?Obviamente, Carreras. No hay nada más que ver dónde está uno y dónde está el otro.
¿Por qué no le gusta Edita Gruberova?Bueno, algún defecto tendría que tener yo
. Ahora en serio: La Gruberova no ha sido nunca una estilista en sentido riguroso. Ha cantado siempre a su libre albedrío, creando su propio mundo y adecuando los personajes a su manera de cantar. Con todas sus virtudes técnicas, sus cualidades y su talento, pero también con todo sus vicios, sus amaneramientos y sus defectos. Cuando era joven, lo positivo superaba a lo negativo, y era llevadero. A día de hoy, con las facultades mermadas, todos esos vicios, amaneramientos y defectos, se han hecho tan evidentes que a mí, sinceramente, me resulta insoportable.
¿Qué alternativas reales ha habido de 25 años hacia atrás y hasta hoy que le interesen en el repertorio que frecuenta Edita Gruberova?Mariella Devia. Ella sí ha sido siempre una verdadera estilista, fiel al espíritu, sin excentricidades ni perturbaciones caprichosas.
Cinco cantantes de cabeceraDiré otros cinco, para no repetirme con lo que me ha preguntado Don Gino.
Pertile, MacNeil, Galeffi, Ramey y Lorengar.
Cinco cantantes bien considerados que usted deteste¡Hombre!, tanto como detestar, en todos los casos, no, pero sí que me parecen sobrevalorados. Por ejemplo, di Stefano, Lauri-Volpi y Boris Christoff, entre los antiguos. Y Bartoli y Jaroussky (estos días tan de moda) entre los más modernos.
Desde 1600 y hasta 2011, a nivel de creación y cambios ¿la ópera ha ido mejorando o ha ido degenerando?No concibo la Historia del Arte como un progreso en el sentido de mejora. Se cambia, se transforma, se introducen nuevos elementos y se desechan otros, pero en ningún caso como mejora o empeoramiento. Simplemente son épocas diferentes. Lo que sí sucede, y es muy lógico, es que haya unas épocas donde concurren más talentos y más creatividad, y otras donde el nivel de calidad es menor, pero por circunstancias coyunturales e impredecibles. Sólo la perspectiva del tiempo es la que permite ver con claridad las épocas de vacas gordas y las de vacas flacas. Y aparte de los gustos personales, suele haber bastante consenso en esas apreciaciones.
¿Está la ópera muerta como género de nueva creación?Rigurosamente hablando, no, porque se siguen estrenando óperas. Otra cosa es que a mí, personalmente (y salvo contadísimas excepciones), no me interesa un carajo lo que se compone hoy en día.
¿Cuál es la última gran ópera compuesta?Que yo pueda conocer y que me interese, supongo, por fecha de estreno, que alguna de Stravinsky o de Shostakovitch. O Leonard Bernstein, quizás. No podría decirle con exactitud.
¿Éramos más felices cuando no existía la palabra "konzept" en el mundo operístico?No sé si más felices, pero yo desde luego que me cabreaba menos.
Muchos han hablado en este foro y en este test de que la crisis de voces existe pero ¿de quién es la culpa de la crisis de voces?Los expertos dicen (y estoy de acuerdo) que no es una crisis de voces, sino de escuela, de magisterio. Y tal vez de talento. También influye la forma de vida actual: el trasiego continuo, la falta de sosiego, de reflexión, de paciencia en el estudio. Todo tiene que ser rápido, aquí y ahora. Y la Música es incompatible con el estilo MacDonalds o Burger King.
¿Debe José Cura volver a cantar en el Teatro Real o sería un insulto al público madrileñol?Yo creo que no debería volver a cantar ni en el Real ni en ningún sitio porque es un petardo vocal. Pero hay tantos petardos vocales cantando en el Real y en muchos otros sitios, que uno más no importa
.
¿Es cierto eso de que las voces dedicadas al barroco son de menor calidad y no pueden resultar bien en otros repertorios?No creo que eso deba ser así necesariamente. Lo que sí me parece es que el barroco es un territorio que, en los últimos tiempos, ha sido copado en exceso por el marketing y los “fashion-victim”, y por eso abundan ahí más los gatos que las liebres.
¿Hay ÓPERAS y óperas?Sé por dónde van los tiros, pero no estoy de acuerdo con esa clasificación que huele un poco a rancio. Para mí las óperas con mayúsuclas son aquéllas absolutamente magistrales, y las minúsculas, aquéllas que se escuchan con agrado de vez en cuando, pero al momento se olvidan. Y de las unas y de las otras hay en todas las épocas, lugares, corrientes y hasta dentro del propio catálogo de cada compositor.
Si ha contestado sí a la anterior, pues ahora dígame cinco ÓPERAS y cinco óperas¿Qué opina de la gestión y líneas programatorias de Mortier al frente del Real?Un disparate. De todas formas, Mortier no es un gestor, sino la cabeza visible de un circo ambulante (que componen él y sus amiguísimos), que va acampando allá dónde le dejan. Por eso la culpa del desastre del Real no es suya (él no engaña a nadie porque las atracciones de su circo las conoce todo el mundo), sino del inútil (o inútiles) que lo han traído aquí.
¿Quién debería estar dirigiendo el Teatro Real?A mí el director artístico que más me ha convencido ha sido Emilio Sagi.
¿Debe Mattabosch dejar sitio al siguiente en el Liceu?No controlo mucho la situación del Liceu, pero una regla no escrita y que es muy saludable en todos los órdenes de la vida, es no eternizarse en los puestos de dirección. Conviene de vez en cuando abrir ventanas y puertas, y que se airee el ambiente.