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II. La obra en su contexto: A midsummer night's dream</p>
Estrenada en
1960,
Sueño de una noche de verano es una de las óperas más conocidas de
Britten. Escrita en plena madurez del compositor (su sello es indeleble en multitud de rasgos orquestales, como las brillantes transiciones entre las escenas o el inteligente uso de la percusión), no llega sin embargo a las altas cotas de otros de sus títulos. Algo desigual y a veces de ritmo lento, la ópera tiene sin embargo momentos de sublime inspiración, como las escenas de los artesanos y la obra de Píramo y Tisbe, todo el personaje de Oberon, el original tratamiento de Puck y la infinita capacidad de Britten para lograr crear complejísimos ambientes con una orquestación tan poco densa.
Pero su rasgo más brillante, y eso nos interesa para el fragmento que he presentado, es lo original del planteamiento vocal. Se podría decir que Britten concibió la obra como
un gran juego musical en el que desplegar toda su imaginación y capacidad de sorpresa, además de como una
divertida transgresión de los modelos de la ópera tradicional: frente a los ampulosos coros de la ópera italiana del XIX,
Sueño de una noche de verano se abre con un coro de voces blancas; el protagonista y conductor de la trama, nada más y nada menos que Oberón, rey de las hadas, está escrito para un contratenor (vocalidad totalmente marginada en el siglo XIX)*; la línea vocal de Tytania está llena de trinos y casi coloraturas, al más puro estilo de los papeles ligeros de la ópera francesa; Puck, ayudante del protagonista, ni siquiera tiene música, es un papel hablado. Pero el remate de originalidad de la obra es la obra de teatro que representan los artesanos, concebida musicalmente por Britten como una ópera tradicional del XIX (el contraste de la orquestación es divertidísimo). Su protagonista femenina, Tisbe, está interpretada por un tenor (Pears en el estreno -por primera vez y única Britten no creó el papel protagonista para él-, un jovencísimo Bostridge en la grabación de Colin Davis), que se las ve y se las desea con las coloraturas y los trinos al estilo de Ophelia o de Lucia (con acompañamiento de flauta y todo).
Un tono entre lo cómico y lo mágico, perfecto para el agudo texto de Shakespeare, que adereza una obra, si no redonda, sí interesantísima. En medio de todo, el personaje cuyo número más importante he elegido,
Oberón. El aria pertenece al I Acto, y presenta el tema principal de la ópera: la flor cuyas gotas, vertidas sobre los ojos del durmiente, lo enamoran de lo primero que ve, persona o animal. El wanderer al que se refiere el texto es Puck, ese trasgo revoltoso que cumple los designios de su amo. En el aria Oberón le ordena verter las gotas sobre su esposa Titania, para que se enamore del primer monstruo que vea, a modo de venganza por tener un bello paje.
Ahora que ya está contextualizada la pieza, mañana o pasado haré un pequeño comentario musical
Mientras nos quedamos con el barbitas
Directo del Met, en 2002, con Atherton a la batuta
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David Daniels
I know a bank
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*No olvidemos que Britten también utiliza la vocalidad de contratenor para el papel de Apolo en
Muerte en Venecia, en esa brutal escena del final del I Acto.
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Próximas entregas:
III. Comentario musical de la obra
IV. The Britten-Purcell connection