TO SLEEP (Benjamin Britten)
No pretendo, después de la estupenda presentación de Siddharta, decir nada nuevo sobre Britten. Simplemente, hace unas semanas volví a oír uno de los ciclos de canciones del autor inglés, y he querido haceros partícipes de la belleza de una de estas piezas. No tienen la espectacularidad de sus óperas, pero son pequeñas joyas, perfectas en su aparente sencillez.
En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, el por entonces joven Britten (30 años) da a conocer su primer ciclo de canciones digamos con un argumento común: el mundo de la noche, los sueños. Se trata de la Serenade, op. 31, ciclo de canciones para tenor, trompa y cuerdas, que fue expresamente creado para el instrumentista Dennis Brain y para el tenor y compañero sentimental del compositor, Peter Pears.
Formada por cinco canciones, y un prólogo y un epílogo exclusivamente instrumentales, la Serenade es un repaso por un argumento musical que Britten desarrollará a lo largo de toda su carrera: el amor por la música tradicional y folclórica inglesa, y sobre todo por su gran antecesor, Purcell.
Sonnet, la que he elegido como audición para la obra del año, es la última canción del ciclo, y la única en la que la trompa no aparece. Britten pone música al precioso soneto del poeta romántico inglés John Keats titulado “To sleep”
To sleep
John Keats (1795-1821)
O soft embalmer of the still midnight,
Shutting, with careful fingers and benign,
Our gloom-pleas'd eyes, embower'd from the light,
Enshaded in forgetfulness divine:
O soothest Sleep! if it so please thee, close,
In midst of this thine hymn, my willing eyes,
Or wait the amen, ere thy poppy throws
Around my bed its lulling charities.
Then save me, or the passéd day will shine
Upon my pillow, breeding many woes;
Save me from curious conscience, that still lords
Its strength for darkness, burrowing like a mole;
Turn the key deftly in the oilèd wards,
And seal the hushèd casket of my soul.
Al sueño
Suave embalsamador de la alta noche en calma,
que cierras con benignos y cuidadosos dedos
nuestros ojos que gustan de ocultarse a la luz,
envueltos en la sombra de un celestial olvido;
oh dulcísimo sueño, si así te place, cierra,
en medio de tu canto, mis ojos deseantes,
o espera el 'Así sea', hasta que tu amapola
eche sobre mi cama los dones de tu arrullo.
Líbrame, pues, o el día que se fue volverá
a alumbrar mi almohada, engendrando aflicciones;
de la conciencia líbrame, que impone, inquisitiva,
su voluntad en lo oscuro, hurgando como un topo;
gira bien, con la llave, los cierres engrasados,
y sella así la urna callada de mi espíritu.
Toda la maestría del joven Britten se pone al servicio del poeta romántico. La canción comienza con aires acariciadores, como si invocara el poder de la noche, el poder de los sueños, incluso anticipa alguno de los pasajes del muy posterior “Sueño de una noche de verano”. Cuando el poema recuerda al cruel día y lo que éste trae consigo, la música es más vibrante, como oponiendo las escasas fuerzas del poeta a la cruel realidad, para recuperar, otra vez, al final, la calma que el sueño y la noche proporcionan.
Esta canción, como todo el ciclo, ha sido ampliamente grabado por diversos tenores, especialmente ingleses. Durante la semana escucharemos tres ejemplos. Empezaré por el que me dio a conocer la obra, Ian Bostridge, un maestro de expresividad que roza a veces el histrionismo, pero que borda su interpretación. Espero que os guste.
TO SLEEP-BOSTRIDGE