Por si no bastasen los disparatados tópicos del señor Abeledo a la hora de comentar las discografías de las óperas en La Nueva España, ahora resulta que sus propuestas como alternativa a la actual directiva de la Ópera de Oviedo son ofensivas y de una majadería estratosférica. Para empezar, dice que quiere prestar más atención a la música que a la escena. ¿A qué siglo de la prehistoria quiere devolvernos este señor? ¿Es que no conoce la evolución del mundo de la ópera en estos últimos veinte años? Si al menos hablara de equilibrio entre música y escena no sonaría tan paleto y retrógrado, pero eso que dice, dicho así, es una soberana estupidez. En los últimos años, en la Ópera de Oviedo, se han conseguido puestas en escena de un altísimo nivel, sin menospreciar por ello la vertiente musical. Yo soy miembro de la Asociación de Amigos de la Ópera de Oviedo, tengo pues derecho a voto, y estoy orgulloso de haber disfrutado en mi ciudad estupendos trabajos de directores de escena de la talla de Carsen, McVicar, Palés, Tim Carroll, Sagi o Kirchner, por citar sólo algunos ejemplos cuyo prestigio el señor Abeledo parece menospreciar y desconocer: de hecho dudo que viaje regularmente a otros teatros y yo, por mi parte, abonado también a Bilbao, sólo he visto a este señor una vez por el Euskalduna, y eso hace un par de años. Y por cierto, no es de recibo que este señor vaya a todas partes con un bolso en el que esconde un magnetófono con el que graba todo cuando escucha: eso está absolutamente prohibido en todas partes y eso da cuenta del nivel de semejante candidato, indigno de presidir cualquier junta directiva. Y luego dice que quiere que Oviedo sea por lo menos como Bilbao. Tenga usted primero el nivel que se requiere en Oviedo y luego ya hablaremos. Dice, por otro lado, que quiere mejores cantantes. No voy a citar el buen nivel de los que han venido a cantar últimamente, aunque si los quiere mejores, ¿va a pagarlos usted con su dinero? Con el modesto presupuesto de que se dispone en Oviedo, ¿va a ser capaz este señor de pagar los cachés de esos "mejores cantantes" que pretende? No diga usted tonterías, señor Abeledo, y respete el buen nombre y el esfuerzo de quienes nos hacen el favor de venir a cantar a nuestro teatro. Todos queremos lo mejor. Y a veces hasta lo tenemos. También dice usted que le parece un dispendio que los cantantes tengan que estar en Oviedo tres semanas entre ensayos y representaciones. Claro: lo que usted quiere es que los cantantes lleguen el día anterior al estreno y salgan a cantar, del avión al camerino, entre los rancios telones pintados que se apolillan en los desvanes de alquiler... Total, como esos divos tan "buenos" se saben la Tosca de memoria después de cantarla 500 veces (50 de las cuales en Oviedo, por cierto), no necesitan ensayarla ante la desaparición que usted propone del director de escena. Señor Abeledo: en el día de hoy, hasta Waltraud Meier, viniendo de cantar la Isolda en la Scala dirigida nada menos que por Barenboim y Chéreau, se tuvo que pasar su semana de ensayos en Madrid, para el montaje de Pasqual. Y a los cantantes que se niegan a ello, se les rescinde el contrato inmediatamente. Véanse los casos de la Gheorghiu y la Netrebko. ¿Que usted no sabe quiénes son ni Chéreau ni Pasqual? Pues ése es su problema. El que por cierto, entre otros no menos graves de ignorancia e incompetencia, le impide hacerse cargo de las decisiones de nuestra ópera. En mi opinión, usted habla por boca de ganso sin tener ni la menor idea de lo que está diciendo, sólo por ánimo de ensuciar y destruir lo que tanto nos ha costado construir. Lo único que quiere es que la Ópera de Oviedo desande el camino que tanto le ha costado ganar estos últimos años. Interrumpiendo además sus ambiciosos proyectos de futuro. Su propuesta supone, ni más ni menos, una involución de treinta años. Es vergonzoso. Desde aquí le niego mi voto y le aseguro que va a perder, como se merece por sus ideas casposas, por estrepitosa goleada. No a la carcundia en la ópera, definitivamente.
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